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Por encima de la cota +5m se manifiesta un escalón que marca el límite de la llanura alta. Este escalón, más evidente al norte del Partido de Magdalena, constituye una costa de erosión originada en la ingresión marina del Holoceno. Aclaremos que la erosión por encima de la cota +5m que apunta Cavallotto generada en tiempos Querandinenses, no se prolongó como tal luego del retiro del mar, sino que dió lugar a que se formaran las acreencias que siguieron a esa barranca, merced a sucesivos cordones litorales, que aquí Cavallotto llama cordones de playa; en EEUU "stranded cuspate bars", impecables barras de crestas cuspidadas, que bien alejadas parecen estar de los efectos mecánicos de las famosas olas oblicuas y bien cercanas de reconocer prolijas descargas por capa límite térmica En la angosta franja en que la playa se desarrolla, el río ha generado una serie de lomas longitudinales paralelas a la línea de costa con crestas y canaletas. Los Cordones de playa mantienen esta morfología de cordones subparalelos a la línea de costa formados por los sedimentos aportados por el río o de origen marino, compuestos por arenas de color castaño claro, rodados de concreciones de conchilla (valvas de moluscos marinos en una matriz de carbonato de calcio). Sobre los cordones se han formado suelos someros y permeables, con abundante materia orgánica, de textura gruesa (arenosos y areno- gravillosos), de incipiente desarrollo, con limitaciones por la escasa profundidad del nivel freático (1 a 2 metros). Entre la costa del río de La Plata y la llanura alta, las variaciones en el nivel del mar han formado un área suavemente deprimida dispuesta a lo largo de la ribera que representa la zona intermareal durante el máximo de ingresión marina, la llanura interior de mareas. Entre esta unidad y la costa, la unidad llanura con cordones de playa es el resultado de la disposición en forma sucesiva y acompañando la línea de costa de una serie de cordones sedimentarios que le imprimen al terreno un relieve ondulado que remiten a distintas líneas de playa durante períodos de erosión y retroceso del mar. Esa serie de cordones sedimentarios que le imprimen al terreno un relieve ondulado remiten a distintos líneas de playas y retrocso del mar; pero no a períodos de erosión. Los períodos de erosión sobrevinieron después que se rompieran las curvas de salida de los cordones litorales y por desorden en las deposiciones sedimentarias se formara el albardón. Que luego dando lugar al crecimiento de todo tipo de exóticas que gustan apreciarse "nativas", terminaron de poner en crisis la eficiencia de todas las salidas tributarias y dieron lugar a la formidable erosión que desde hace unos cuantos años conocen estas riberas. Me comenta un vecino de esos pagos: Los arroyos directamente tributarios al Rio de la Plata poseen en su desembocadura, y hacia el interior en buena parte de sus márgenes, leñosas de variados tipos. Ello es fácil observarlo en los arroyos medianamente "prístinos" posteriores a Berisso y hasta poco más allá de Punta Piedras. Los arroyos se llenaron de sombras. Las salidas se resolvieron con ayuda del hombre. Las baterías convectivas aledañas redujeron sus aportes y las aguas que alcanzaban a salir al estuario, lo hacían con menor temperatura que la deriva litoral; que así fue muriendo al perder los aportes tributarios que siempre favorecieron su advección. La deriva litoral se convirtió en convexión externa para sumarse al corredor natural de flujos costaneros, que ya venía solicitado a las mayores prisas por el corredor Alflora que subía por Samborombón al doble de velocidad. Al NE de esta unidad, se ubica el albardón costero, suave lomada de sedimentos recientes que limita con la playa actual. (J. L. Cavallotto 2002) Cavallotto reitera como si tratara de convencerse, de la mecánica originadora de lo que llama la "llanura interior de mareas" y pareciera olvidar que todas las sedimentaciones que dan testimonio de los descensos del mar querandinense están allí impresos en los famosos cordones que no son ni más ni menos que respuestas a salidas de los tributarios estuariales de entonces. Así entonces cabría a esta llanura interior de mareas, también llamarla tributaria interdeltaria. Pues cada uno de los arroyos que siguen al SE del Riachuelo son responsables exclusivísimos de las formación de esos cordones litorales de salidas tributarias y correspondientes acreencias territoriales a medida que fueron emergiendo por descenso del mar y por ver agotada su función, dando lugar a uno nuevo. Que todos estos tributarios estuariales para fines del siglo XVIII reconocían la rotura de la curva del cordón de salida que hasta entonces evitaba el ingreso directo de los flujos mareales en las ahora bocas abiertas de estos tímidos tributarios que ningún recurso de energía gravitacional tenían para enfrentar a las mareas. Ver demanda 45090/2012 en el JCAyT de la CABA haciendo responsable a la ciudad de Buenos Aires por las roturas de las curvas de salida de estos cordones en todo el litoral bonaerense, desde el río Las Conchas hasta la Ensenada de Barragán; límites de la ciudad colonial. Rota la curva, el cordón deja de cumplir su función de sacar las cargas sedimentarias en forma ordenada al cuerpo mayor y es así que vemos crecer el llamado albardón que nos acerca la explicación de Cavallotto. Ya no son sucesivos cordones litorales, sino que ahora es un albardón. Que cierra el frente costero y deja un cuenco en su interior. El prolijo sistema de sucesivos cordones que vemos graficado, deja de expresarse como siempre termodinámicamente lo hizo, para darse a generar un mecánico albardón.
Y no sólo deja de expresarse como desde el Mioceno superior lo ha hecho, para dar lugar a la gran creación de suelos pampeanos expresando acreencias a 750 Kms del actual frente costero; sino que, a partir de ver florecer todo tipo de exóticas en esos suelos sueltos que se sumaban a los bordes cuspidados emergidos, sus sombras se ocuparon de que los arroyos vieran las temperaturas de sus aguas ligeramente más frías que las de la deriva litoral, que así cada día lucía más perdida de la ayuda que estos tributarios siempre sumaron para fortalecer su advección. Y es así que en los últimos 100 años la erosión que regalan las costas que siguen al arroyo Pescado, son noticia exclusiva en estas riberas del estuario Al sur de Magdalena, el albardón alterna con una angosta franja discontinua ubicada entre los Cordones de Playa y la Playa Actual, la llanura de fango costera. Esta unidad se extiende desde aproximadamente el balneario de la localidad de Magdalena hasta Punta Piedras. De relieve suavemente cóncavo hacia la costa, sus límites al SO están definidos por una breve barranca de hasta 1 m de alto, se inunda regularmente en las pleamares extraordinarias contribuyendo a la formación de una comunidad palustre de juncos, totoras y espadañas que asientan sobre el suelo arcilloso. Los Llanos interiores son áreas circunscritas a las planicies de inundación de los cursos que desembocan en el río de La Plata. Se caracterizan por la presencia de sedimentos recientes de tipo aluvial y vegetación asociada a ecosistemas de cañadas. En condiciones de suelos poligenéticos, profundos no salino y ácidos, predominan Melica brasileana, Diodia dacicephala y Echium plantagineum. Los suelos rendzoles más sueltos y permeables que los suelos zonales desarrollan la comunidad edáfica del talar, bosque de tala (Celtis tala Gill ex Planch) y coronillo (), relictos del espinal dentro de la ecorregión del pastizal pampeano (Cabrera, 1939; Parodi, 1940; Vervoorst, 1967). Los pastizales más próximos al litoral, se desarrollan sobre terrenos anegables que finalizan a metros del área costera en la que se desarrollan bosques naturales ribereños generados por el aporte de sedimentos y el exceso hídrico que produce la proximidad del río (Cabrera, 1976; Cabrera y Zardini; 1978; Cabrera y Willink, 1982; Dascanio et al., 1992). Cabrera (1944) considera que hasta fines del siglo XIX, debió extenderse por todo el litoral hasta la zona de transición al agua salada.
En el municipio de Magdalena todos los arroyos Cajaravilla, Espinillo (Cañada de Arregui o de los Tubichaminíes), Buriñigo, Juan Blanco y Primera Estancia desaguan directamente en el río de La Plata. Sus nacientes se ubican en la llanura alta y al atravesar la llanura baja, pierden capacidad de transporte y se tornan meandrosos y anárquicos. Es indudable que al ojo mecánico un meandro lo pone ciego de furia y si fuera por él en un minuto estaba rectificando ese curso. ¡Qué engreimiento pensar que Natura es tonta y que la ingeniería de Newton está para resolver estas tonterías! Vuelvo al comentario del vecino de esos pagos: Los arroyos directamente tributarios al Rio de la Plata poseen en su desembocadura, y hacia el interior en buena parte de sus márgenes, leñosas de variados tipos. Ello es fácil observarlo en los arroyos medianamente "prístinos" posteriores a Berisso y hasta poco más allá de Punta Piedras. Esa expresión "medianamente prístinos" habla de su débil carga de sedimentos. Por cierto, este vecino nunca advirtió que los sedimentos son motores, combustibles, de esos vehículos que llamamos aguas. Al transitar a la sombra de esos talas, las aguas pierden temperatura y el proceso convectivo su capacidad para transportar sedimentos. Y éstos, capacidad para atesorar energía solar en sus entrañas. Llegados a la salida, estas aguas tributarias más frías que las de la deriva litoral que ya venía ausentándose, quedan sin recoger el impulso para sumar a su advección. La deriva litoral acaba por desaparecer. Se transforma entonces en convexión externa y de ahí a ver nacer la erosión en la riberas, media un suspiro que ningún ojo mecánico, físico en dinámica costera, estratígrafo deltario o sedimentólogo, alcanzan a explicar. El Arroyo Buriñigo posee una longitud total de 30 km, dividiéndose en dos brazos de los cuales el principal mide 22 km. Su cuenca drena las aguas al sur de la cabecera de distrito y desemboca en el río de La Plata a unos 7 km al NO de esta ciudad, en cercanías de la localidad de Atalaya. Comparte con el arroyo Juan Blanco sus características morfológicas. En cercanías de la RP11, el curso recibe los vertidos de dos establecimientos industriales de las ramas de actividad Alimentos y Bebidas y Curtiembres y luego de parte de pluviales de la planta urbana de Magdalena, determinando un deterioro de la calidad de aguas. El arroyo Cajaravilla, afluente sur de la cuenca del arroyo del Pescado en el vecino partido de La Plata, drena la zona de Bavio. Es un arroyo de llanura, de flujo permanente y sinuoso, de fondos planos y barrosos, que en varios tramos presenta planicies de inundación amplias con leves cañadones. El arroyo Espinillo tiene la particularidad de que en su tramo medio desarrolla la Cañada de Arregui, conjunto de zonas de pobre drenaje, interconectadas por zonas más deprimidas de régimen permanente y temporario. En su sector medio, forma una depresión plana, permanentemente anegada de escasa profundidad, la laguna de Arregui. Las localidades de Julio Ardite y Payró quedan comprendidas en esta cuenca. Los arroyos Juan Blanco y Primera estancia, drenan el territorio al este de la ruta provincial 20. De características similares, el Arroyo Juan Blanco con una longitud de 23 km conserva condiciones ecológicas de alta naturalidad y de calidad de aguas producto de la escasa influencia de las actividades humanas y el estatus de protección que le confiere la reserva de la Biosfera UNESCO. Es un curso de llanura de baja pendiente de tipo meandroso, característica que se acentúa hacia su desembocadura al aproximarse a su nivel de base. De fondo plano, es un curso permanente de aguas con mucho sedimento en suspensión. Leves barrancas determinan los bordes. Al parecer, este arroyo recibe más sol que los anteriores o tiene sus riberas mejor conectadas con los bañados aledaños y por ello su energía convectiva cumple el rol de cargar esos sedimentos que aquí apuntan. Esta condición parece estar amenazada por la evolución de la zona agrícola-ganadera en la cual encuentra sus nacientes. El substrato se caracteriza por el predominio de sedimentos limo-arcillosos y la abundancia de detritus de origen vegetal, que sustentan una biota diversa y abundante. La cuenca del río Samborombón abarca más de la mitad de la superficie del Partido. En el Partido de Magdalena es un curso de aproximadamente 140 km de largo, de caudal sumamente variable dependiente de las precipitaciones aunque siempre mantiene un nivel mínimo por aportes de agua subterránea. Tributario del Río de la Plata, sus nacientes están próximas a la ciudad de Brandsen y su desembocadura en la Bahía de Samborombón. La topografía de la cuenca en general es de baja pendiente (0.13 m /km) en la cual son comunes las zonas anegadizas y las planicies de inundación extensas, barrosas y salinizadas. Los aprovechamientos económicos de los cursos de agua del partido se asocian a las actividades de pesca deportiva y recreación, vuelco de efluentes y pluviales y abrevado de ganado. Hasta la década de 1970, el puerto de Atalaya tuvo alguna relevancia como pesquero, siendo el mas oriental fuera de la bahía de Samborombon dentro del sistema fluvial Paraná- Plata. Una gran variedad de especies de peces de la cuenca Parano-Platense, tienen valor comercial o deportivo. Hacia fines de la década de 1870 este curso del Atalaya o Buriñigo oficiaba de puerto del saladero de los Podestá. Ver en la imagen que sigue ese lugar.
Dentro de su planicie costera, todos los arroyos de la Pampa Ondulada desaguan desde el oeste hacia el este, en el río de la Plata y la bahía de Samborombón con flujo de tipo permanente. La zona topográfica más alta alcanza los 30 m y la pendiente regional es cercana al 0.2%. Las secciones medias y superiores de estas cuencas están compuestas por limos y arenas de edad pleistocena, conocidas como Formación Pampiano (Fidalgo y Martinez 1983, Cavallotto 2002, Cavallotto y Violante 2005, Martinez et al. 2006) sobre las que se depositan arenas eólicas (Formación La Postrera). Los procesos de infiltración predominan en áreas de pobre desarrollo de red de drenaje, mientras que en los sectores medios, la pendiente aumenta y los sistemas fluviales muestran terrazas de hasta un metro de altitud. Los limos fluviales de la Formación Luján afloran en estos valles. En los sectores cercanos a la desembocadura, la planicie costera que se desarrolla hacia el este a partir de un quiebre de pendiente en la cota de 5 m, está compuesta principalmente por limos y arcillas marinas de edad holocena conocida como Formación Las Escobas. Esta unidad comprende sedimentos finos estuáricos correspondientes a una transgresión marina holocena. También, dentro del área de estudio hay varias unidades marinas y continentales asociadas a distintos paleosuelos. Se quedan en el pasado y se ahorran señalar que al retiro del mar querandinense se deben estos suelos que hoy afloran a continuación de esa cota de los + 5 m. y que esos depósitos responden en primer lugar, a löss fluvial y no eólico, ni marino El nivel freático está a muy poca profundidad, y puede llegar aflorar durante largos períodos. Todas las cuencas estudiadas muestran un diseño en planta rectangular. Por ejemplo, la del arroyo El Pescado, de características intermedias, posee un área de 211 km2 y una longitud de 36 km, con un sector de infiltración asociado a zonas deprimidas, esta cuenca atraviesa la llanura costera sin la necesidad de la construcción de canales artificiales, como es el caso de los arroyos ubicados inmediatamente al norte. Los cursos de agua Samborombón y Salado, constituyen un caso especial ya que poseen un área de drenaje mucho más extensa que los arroyos mencionados. Salidas del Sambo y del Salado sin albardones, ni montes de talas, ni canalizaciones, ni sombras, impidiendo que los meandros cumplan su elemental función. Por cierto, este engendro de la canalización del Salado visible al final de la imagen, se ocupará de arruinar todo el ecosistema. Habrá desorden sedimentario a lo pavo, que sólo la energía del corredor Alflora tal vez esté salvando la cuestión. Es de advertir en el color oscuro de las aguas, la menor energía convectiva y por ende el menor transporte sedimentario. Recordemos que los sedimentos ofician de ricos combustibles y prolijos motores de las aguas. Más allá de ecología de ecosistemas En breve paréntesis que cabe posterior a esta escueta ecología de estos ecosistemas, aprecio señalar que el olvido conciente o inconciente que vienen haciendo desde hace medio siglo de las leyes 6254 y 6253, es completo. Similares olvidos cargan de los artículos 2340, inc 4º, 2577 y 2572 del Código Civil. Ya más reciente es el olvido del art 59 de la ley 8912. He visto esbozado un plan estratégico territorial Magdalena 2012, que parece desconocer todas estas leyes. Por cierto, no he tenido noticias del Proceso ambiental que cabe al desarrollo del espigón del puerto. Y mucho menos, algún comentario, siquiera misérrimo de los problemas de convexión externa que carga la región. Es única en estas riberas bonaerenses y parecieran no interesar a geólogos, ni a hidrólogos. Tal vez sea cuestión ausente en sus manuales de atención, a pesar que el hotel de Punta Indio ya regala holgada señal de preocupación. Tampoco pareciera interesarles las formidables energías que conocen las aguas del corredor natural de flujos costaneros, con formidables incrementos al llegar a Punta Piedras. Tampoco parecieran en condiciones de sospechar pará qué servirían un día esas energías que tanto escasean aguas arriba. Recordemos que esas energías son responsables de transportes sedimentarios a 2500 Kms de distancia y a 5000 m de profundidad. En tanto la CABA y la provincia luchan por recrear un nuevo recurso tipo CEAMSE en suelo continental. Finalmente un detalle sin importancia, pero algo curioso. La voz vasca buriñ, natillas, crema, del alto navarro y guipuzcoano, ve florecer tanto el apellido Buriñigo, como su metatesis Buñirigo, y todos de acuerdo, sin problemas en las búsquedas en el Google. Si la termodinámica de sistemas naturales olárquicos abiertos fuera una metatesis de la mecánica y termodinámica de cajas adiabáticas cerradas, estaríamos a salvo.
Conclusiones que expresara en el CII 2010 La deriva litoral es la suma de las advecciones mareales operadas sobre los angostos corredores ribereños de aguas caldas y someras de las salidas tributarias; que guardan memoria y de aquí su hipersincronicidad mareal. Cumple función de rescate de los tributarios que se le ofrecen en su camino, al tiempo de solicitar su ayuda; intercambiando y fecundando ambos, sus materias y energías, las 24 horas del día. Esa memoria está fundada en la calidad de los llamados flujos convectivos naturales internos positivos; también llamados por los mecanicistas: “turbulentos verticales”. Lo de internos viene a cuento de su conservación en el sistema de salida que se suele prolongar por decenas de kilómetros. Y lo de positivo, a cuento de esta perseverancia; que sólo acepta mudanza cuando es tentado por un corredor de flujos de similar temperatura y mayor inercia advectiva, que no es obligado marche en sentido encontrado. A esa mudanza la endilgan negativa, pues ese corredor a poco, merced a intercambios transversales y verticales va ocultando su identidad. Que no es pérdida, sino fecundidad. Ya en el cuerpo receptor, en la márgen externa del estrecho corredor de caldos flujos de salida, la capa límite térmica que inevitablemente descubre sus contrastes con los flujos inmediatos, provoca la sedimentación de ese delicado borde cuspidado que llamamos cordón litoral; viniendo este en adición, a proteger la memoria y características de salida.
y Observaciones que allí mismo le siguieron Observando las dificultades que carga el plan de saneamiento MR aprecio diferenciar: a) la cuestión cultural relacionada con los vertidos y b1) la natural relacionada con la dinámica del cuerpo receptor tributario y b2) la dinámica del cuerpo receptor estuarial ribereño que se hace cargo del anterior. Ambos trascurren en aguas someras y en planicies extremas. En estas condiciones sólo fluyen aquellos cursos tributarios que hayan conservado sus costas blandas y meandros, recursos tan ordinarios como irremplazables para alimentar los procesos convectivos naturales internos positivos, únicos responsables de la dinámica de estos cuerpos de aguas; que a su salida aprovechan el soporte de los flujos de la deriva litoral, para sumarse a ella; al tiempo que extienden su entropía. Provechos compartidos que apuntan a detalles que nunca han sido señalados a pesar de su importancia irremplazable fundante de radical efectividad. Primera observación entonces: en planicies extremas la dinámica tributaria sólo se asiste en condiciones normales, merced a flujos convectivos naturales internos positivos, cuyas energías se enriquecen en los meandros, en las aguas someras y en las costas “blandas”. La mecánica de fluidos ha soslayado siempre estas precisiones pues, ni sus laboratorios tienen aptitud para su modelización, ni las deducciones que asisten fenomenología termodinámica resultan por el momento modelizables. Segunda observación: los flujos convectivos naturales internos positivos de la deriva litoral y su hipersincronicidad mareal sonfundamentales en la concreción de las salidas tributarias, albrindar a sus aguas el gradiente térmico apropiado para capturar su atención y determinar las 24 horas del día su asistencia y también su advección. Tercera observación: la mayor temperatura de las caldas aguas tributarias retroalimenta la entropía de la deriva litoral, que debe recuperar gradiente para sostener advección. Cuarta observación: la carga sedimentaria transportada por las caldas aguas tributarias descarga sobre la margen externa en virtud de la capa límite térmica que encuentra en la interfaz de salida hacia el NO, dando como resultado la formación del cordón litoral de borde cuspidado que durante siglos los “mecanicistas” atribuyeron a la ola oblicua. Quinta observación: la salud de la deriva litoral depende de la delicadeza de respetosa los perfiles naturales ribereños; tanto de borde, como de perfiles sumergidos. Sexta observación: este es el motivo por el que hablamos de presión de bordes urbanos en el ecosistema; que incluyen costas duras en galas de arquitectura, muelles portuarios y de pescadores y canales que la atraviesan sin consideraciones a su gestión. Séptima observación: ninguna atención se presta a las salidas de vertederos urbanos: ni de respeto a la dirección de salida para facilitar su acople a la deriva litoral, ni a la necesidad de mirar los problemas de capa límite hidroquímica; y térmica toda vez que las aguas provengan de conductos subterráneos y asi evitar frenos y sedimentación. Octava observación: esta falta de cosmovisión ecosistémica en la interfaz tributaria y estuarial ribereña, es universal. Por ello cabe aclarar, que el meollo de los problemas en los ecosistemas estuariales y salidas tributarias en planicies extremas bajo presión que acusa nuestra ciudad en materia de aguas tributarias y estuariales, es eminentemente científico; tocando una enorme cantidad de problemas muy sensibles al propio núcleo concepcional tradicional de la ciencia. La necesidad de separar, de escindir, la necesidad de excitantes cajitas felices para modelar, consubstanciales a la misma recordada esencia presente en la voz "ciencia"; consubstancial a las separaciones de cuerpo y alma; consubstancial al antropocentrismo, de certeza fácilmente transmisible, de marcos concepcionales estructurales -incluyendo la segunda ley-, justificando industrias y toda clase de rápidas movilizadoras herramientas y así dando soporte al presente, que se complica cuando intentamos alcanzar una simple y más directa percepción de Natura; o füsis, como flujo y encuentro de materia y energía; y cómo esperamos o imaginamos expresar nuestra relación en ellas. La evaluación de la palabra ecosistema, al igual que la de ecología, me acercan apropiadas dudas de lo que actualmente estamos en condiciones de expresar con estas palabras; mirando cómo intentan cruzar la Vida a través de abismos abiertos por etos, ciencia tradicional, lógica sometida y herramientas experienciales. Estos son los hechos que me gustaría contrastar con la más vieja voz griega , entendida como vivencia, no como experiencia y su soporte"empeiria" empírico, sino como transporte interior; no precisamente lo que apuntamos como realidad, al mentar ex-periencia. Este transporte interior que necesita décadas antes de alcanzar vías de comunicación exterior, es en su mismo largo tránsito, nutriente a fenomenología. Tan íntimo como los caminos de encuentro que la termodinámica está buscando para inspirar comprensión del florecer, de la fecundidad, de la trascendencia tanto como de la inmanencia, materias de consubstancialidad vital. Encuentros en fenomenología termodinámica que a mi Querida Musa Alflora Montiel Vivero siempre agradeceré. Francisco Javier de Amorrortu, Del Viso, 28 de Junio del 2010 En las imágenes que siguen invito a no perder de vista los pequeños dientes de serrucho que lucen todas estas riberas: tanto las al NO del Atalaya, como las que siguen al SE. Inocultable señal de fuerte convexión externa y consecuente erosión de riberas; que antes de la formación del señalado "albardón" jamás conocieron robo de riberas, sino por el contrario, interminables acreencias costaneras. |
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Al NO del Atalaya. Aquí los dientes del serrucho lucen a ojos ciegos Siguen los dientes del serrucho luciendo a ojos ciegos Siguen los dientes del serrucho luciendo a ojos aún más ciegos Siguen los dientes del serrucho luciendo a ojos aún más y más ciegos Que en estas bellezas del suelo poco advertiremos
En el Destino, al SE del Atalaya vuelven a lucir los dientes del serrucho
La convexión externa se roba hasta los dientes Para mostrar la continuidad de esta convexión externa giramos el Norte 90º Resumen de los enlaces rotos en esta trama de ecosistemas de salida Esto es fruto en primer lugar: de la rotura de la curva de los cordones litorales de salidas tributarias estuariales. En segundo lugar: de la desordenada sedimentación del löss fluvial que termina conformando un albardón. Tercero, del löss eólico que se suma al albardón para favorecer el nacimiento de exóticas que nunca estas riberas conocieron en tanto los cordones litorales cumplían su función. Cuarto: de la interrupción por esas barreras regresivas de albardones y forestaciones, del desarrollo de meandros que siempre asistieron todas las salidas tributarias en planicies extremas en este estuario y en todos los estuarios del planeta. Meandros descalificados por el ojo mecánico como infernales. Quinto: sombras en los bañados, sombras en los arroyos, congelamiento de la dinámica de los meandros por fijación de suelos, enfriamiento del agua respecto de la deriva litoral e incapacidad para transportar sedimentos. Muerte del ecosistema hídrico litoral que así queda estancado en esa concavidad que llaman llanura interior de mareas y de cuyas consecuencias, cualquier plan territorial tendrá que tomar debida cuenta. La ley 6254 les regala claros anticipos de lo que cabe hacer. Y el art 101 del Dec 1549/83 terminará de marcar los límites a los apetitos mercaderes, que ya encontrarán el meandro para violar la ley. Si no entendieran estos breves cuerpos legales o los quisieran soslayar; sugiero entonces miren con los debidos soportes de hidrología, los arts 2340, inc4º, 2577 y 2572 del Código Civil, Recuerdar que la reglamentación del Código de Aguas ley 12257, por dec 3511 y res 705/07 del MINFRA, están impugnadas en SCJPBA por causas I 69518, 69519 y 69520 desde el 2007. Si imaginan que un Plan Estratégico territorial se resuelve con un informe de sedimentólogos que pocos entienden, pues entonces aprovechen estos alimentos del sol y del espíritu, de no menor complejidad y no menor sinceridad. Con renovados agradecimientos a mis Queridas Musas Alflora Montiel Vivero y Estela Livingston, Francisco Javier de Amorrortu, 21 de marzo del 2014
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