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Acerco esta primera causa en defensa de los flujos de la deriva litoral y de los corredores de flujos costaneros que siguen a la anterior en las inmediaciones de nuestras riberas urbanas; siendo que ambos segmentos de flujos desde sus salidas deltarias hasta la salida del canal Santo Domingo al Sur del Dock Sud –límites donde hoy acoto mi demanda-, vienen siendo bastardeadas con invasiones de líneas de riberas que en los últimos 30 años se han visto multiplicadas. Después de tres años de mirar con imagen satelital de alta resolución las riberas estuariales urbanas y haber acopiado un rico banco de imágenes, he logrado conceptualizar sobre ellas las novedades que permiten estimar como muy erradas todos los aprecios que al respecto del plan de saneamiento del Riachuelo se han dispuesto, con las dificultades que hoy saltan a la vista sin avisorar remedio; pues de la materia flujos, nadie habla. Por este motivo que apunta a problemas bicentenarios de gran ignorancia y trascendencia, estimo la suerte de alcanzar utilidad. La demanda que instalo para articular estas materias, refiere, reitero, de dos acreencias costaneras provinciales en gestión, una al final de la calle Parná en el Municipio de Vte. López y otra a la salida del Canal Sto. Domingo en Avellaneda; de una tercera proyectada para ampliar la Terminal 6 –ex dársena F- del puerto de Buenos Aires; y en cuarto lugar, del proyecto de salida del primero de los emisarios propuestos para arrojar parte de los prometidos 4 millones de m3 diarios de efluentes sin tratamiento al sector ubicado al Norte de los tramos que siguen al encuentro de los dos canales de acceso portuario Norte y Sur. Estas situaciones son sólo la muestra más visible de un plan de acreencias y de emisarios proyectados por la ciudad de Buenos Aires y por la provincia, con alcances que tanto dicen acariciar materia sanitaria, como desarrollos inmobiliarios públicos, mixtos y privados, que en los últimos 30 años han ignorado o ninguneado la competencia de la SS de Puertos y Vías Navegables sobre estos temas relacionados con los flujos, más allá de la mirada que esta presta al canal de acceso y a la Hidrovía. A esta Subsecretaría he concurrido en numerosas oportunidades en los últimos tres años para solicitar información de batimetrías que con mucha atención me fueron alcanzadas y por ello agradezco. Pero es el caso que habiendo en los últimos 40 días solicitado aquí Pronto Despacho de varios informes respecto a los temas apuntados en las líneas anteriores, advierto la necesidad de la consideración de esta demanda. Mirar las funciones de la deriva litoral y los corredores de flujos costaneros que le siguen, advirtiendo el compromiso que estas obranzas de acreencias y emisarios en su más grave perjuicio conllevan, permitirá enfocar las herramientas que harían posible en forma natural las salidas tributarias. Sin cargar en este primer plano de consideraciones las cuestiones relacionadas con la polución y contaminación que se desprenden de inmediato como razón vital para mirar esos dos segmentos de flujos. Al primero de ellos, que se nos regala en aguas someras y jamás considerado en modelación matemática alguna, lo dicen empujado por una ola oblicua (mirada mecanicista), y le atribuyen flujos verticales (mirada que sólo la termodinámica explica); jamás le apuntaron algún tipo de efecto relacionado con las salidas tributarias; tampoco le apuntaron alguna clase de virtud. Despreciado como si fuera hijito abandonado a su suerte por Madre Natura, este corredor de flujos asistidos por convecciones naturales internas es el irreemplazable gran benefactor de todas las riberas del planeta. No sólo se ocupa de evitar las erosiones en las riberas, sino que es el único responsable de montar sobre sus espaldas las aguas tributarias de todos los cursos de agua de planicies del planeta. Semejante increíble panorama de desprecios aparece consagrado en los marcos medioevales de cerradas academias hidráulicas. Al corredor de flujos laminares costaneros, le ha alcanzado la suerte de los abandonos y embancamientos; - no hablamos de los corredores centrales, sino de los corredores de flujos costaneros. Manifestándose en medio de ambos un tercer segmento que media las transferencias entre ambos y al que atribuyen flujos transversales. También este, ninguneado por los modeladores matemáticos que hasta hoy han sido los que han guiado todas las decisiones. Y por ello, es a ellos y a sus anteojeras a quienes tenemos que considerar responsables de errar respuestas. Mirado con criterios termodinámicos, criterios que la mecánica de fluidos increiblemente ha ignorado, cada uno de estos segmentos asiste el gradiente térmico que hace posible la dinámica de sus transferencias. Asistir en conciencia ajena semejante elementalidad es tarea que quisiera descubrir cómo evitar. Porque cualquier tarea en este sentido resulta penuria extraordinaria para tantos especuladores matemáticos que han extrapolado por un lado, variables a sus modelos en límites insostenibles; basta mirar el estado famélico que para cualquiera presenta una molécula de agua varada en planicie extrema, para darse cuenta. Y por otro lado, han ninguneado variables como es el caso de aquellas que reflejan capas límites hidroquímicas; y hasta segmentos de flujo completos como es el caso de esta deriva litoral, de la que dicen: “tenemos que estudiar”, mientras siguen haciendo oídos sordos a ella; o le interponen inútiles muros en su camino provocando inmediata convección externa, que nada tiene que ver con deriva litoral. Quien consiga superar este trance, aunque permanezca un largo tiempo alelado, tiene el alma gigante de un niño. Me ha tocado experimentarlo con un Hombre de 85 años y uno de los Padres fundadores del laboratorio de mecánica de fluidos del INA. La situación terminal que han alcanzado nuestros tributarios estuariales se encuentra después de más de 200 años enfrentada a esta extraordinaria circunstancia. Por supuesto, es más fácil y mucho menos triste explicarle esta situación a un desentendido, que a un mecanicista de ola oblicua. Toda invitación a mirar estos temas obliga a acercar documental digital muy específica asistiendo conceptualizaciones que aquí aparecen por vez primera. Esfuerzo inevitable, creativo y de trascendencia que ahorro justipreciar. Aprecio hacer presentación de mi condición de “hortelano” que bien permitirá franquear o negar en forma muy sencilla mi acceso formal a antesala de conciencia. No dudo habré de escuchar mil veces la necesidad de ser muy sencillo para abordar estos temas de manera de facilitar acceso a todos los que se dispusieran a considerar mi demanda; y el presentarme como simple hortelano facilitará acceso a enfoques, que sin cargar demasiada complejidad ya recibieron extendido apoyo de imagen satelital y conceptualización oportuna de tantas circunstancias que me cupo transitar en soledad. Si alcanzara frutos por ayudar a mirar estas materias, ya solicitaré con gusto visiten mi huerta. Con ello, después de sentirme útil, me sentiré muy agradecido. Está claro que no pido costas, sino atención a mirada innovadora que se apoya en materias que la termodinámica ha comenzado a acariciar hace poco más de un siglo de la mano de Henri Bénard. Esta demanda reproduce contenidos volcados a los siguientes expedientes de la Subsecretaría de Puertos y Vías Navegables, todos ellos rescatables con suma facilidad por http://www.alestuariodelplata.com.ar/jurisdiccion1.html y siguientes 2 y 3. Al EXP-S01:0388920/2008 del 15/9/08 referido a la instalación de una planta de tratamiento de basura y salida de emisarios de efluentes de AySA; y NOTA DNVN N° 1843 /2008 del 4 NOV 2008 en su respuesta señalando el carácter preliminar de las solicitudes de AySA. El de AySA acercando esos anticipos es el SO1: 0301718/08 Al Exp. SO1: 0240030/09 del 12 de Junio del 2009 referido a las acreencias proyectadas por la AGP – Aministración General de Puertos- respuesta que por licitación de la Secretaría de Transportes de la Nación espera, en la Terminal 6 –ex dársena F del Puerto de Buenos Aires; incluye asimismo esta propuesta el desplazamiento del largo muro portuario de defensa exterior para ampliar el espacio interior. Al Exp. SO1: 0240030/09 del 17 de Junio del 2009 refiriendo de las sedimentaciones esperables a las salidas de los emisarios y su daño a los flujos, cuyas visaciones por parte del Ministerio de la Producción hoy aparecen urgidas por un exp SO1: 045847/09, a pesar de no haber alcanzado al exp 0301718/08, la información técnica de esta misma obra, pedida hace 9 meses por la Subsecretaría. Al trámite original cursado por exp SO1: 0301718/08 que permanece dormido. Al gemelo posterior cursado por exp exp SO1: 045847/09 que pide urgencia. Al Exp. SO1: 0256216/2009 del 23 de Junio del 2009 refiriendo de las acreencias al final de la calle Paraná en el deslinde municipal de Vicente López y San Isidro que la firma Cartellone lleva adelante por disposición del Municipio de Vicente López. Al Exp. SO1: 0279243/2009 del 15/7/09 denunciando las incongruencias del plan de vuelcos de efluentes; de vuelcos de barros dragados en ambas márgenes del canal de acceso y de vuelcos de los dragados que de inmediato se proponen realizar en el interior del puerto. Millones de metros cúbicos de barros capaces de alterar cualquier sueño a la salida de un sector de 100 Km2 que apenas alcanza los 80 centímetros de promedio; lodazal en vista aunque la imagen especular de plata lo vista. Al Exp. SO1: 0279228/09 del 15/7/09 refiriendo de las acreencias a la salida del canal Santo Domingo en Avellaneda proyectadas por la Dirección de Proyectos de la DIPSyOH y llevadas adelante por la Municipalidad de Avellaneda. Al Exp SO1: 0280077/2009 del 15 de julio del 2009 refiriendo de velamientos de tramitaciones de la mayor trascendencia en relación al Exp. SO1: 045847/09. Aquí apuntan las urgencias del ministro De Vido para recibir la visación del primero de los emisarios; y debiendo este exp. 045847/09 estar acaballado al exp SO1: 0301718/08, no lo está. La última actividad de este último es del 13/8/09, reconociendo la solicitud del Director de Proyectos Ing Morelli para que AySA informe detalles del proyecto que aún no ha sido respondida. Para esquivar mirada a las sedimentaciones y su afectación a los flujos, vienen con este nuevo expediente a la búsqueda de visación de la Comisión de Seguimiento de la Hidrovía, nunca formalmente constituída, -ver Dec 863/93 29 de abril del 93 BO 5/5/93 N°27632- apuntando sus miembros a la “contaminación”, pero sin hacer mayor incapié en los flujos. La forma de zafar de la monumentalidad de esa propuesta de vuelco de efluentes ha sido por parte de la Comisión de Seguimiento de la SSPyVN la de pedir un estudio de campo de carga másica, que como ya hemos escuchado en reiteradas oportunidades referenciada por la ex Secretaria Piccolotti, han sido útiles para llenarse la boca y finalmente el INA terminar acreditando que su modelación matemática de la cuenca Matanzas Riachuelo no incluye ningún trabajo de campo al respecto. Como si hubieran aprendido de la primera, ahora los miembros de la Comisión de Seguimiento, siguen su ejemplo. El subsecretario Ricardo Luján frente a semejante solicitud de un estudio que quedará en el limbo pues jamás aparecerá el INA dispuesto a poner su cabeza en juego para proyectar semejantes escenarios –de hecho lo pudieron haber realizado hace mucho tiempo sin necesidad de proyectar, sino de verificar lo que estaba sucediendo con el emisario de Berasategui y no lo hicieron; dará por cierto el final del trámite y alcanzará al ministro De Vido su visto bueno. Por otra parte, más allá del hecho que Hidrovía tenga en sus cercanías el canal que cuidan, los destinos sedimentarios de las materias que apuntan los emisarios son competencia definitiva del Subsecretario de Puertos y Vías Navegables que en su área de proyectos debería encontrar, aunque muy calladita, un poquito de mayor experiencia en materia de flujos por haber escuchado alguna vez unos pocos comentarios del maestro de modeladores matemáticos Mario Gradowzyk, quien junto al Ing Vicente Petroni han realizado con sus consultoras HYTSA y EIHSA los más importantes aportes de consultoría en estos últimos años a esta Subsecretaría, a Aguas Argentinas y a AySA. Ni uno ni otro estudiaron jamás la deriva litoral; y si lo hicieron debieron quedar tan perplejos del movimiento caótico que descubrían sus flotadorcitos, que sólo por comentarios dejaron huellas de sus desconciertos. Por ello, en este estuario de vertidos inefables y abandonos centenarios nadie arriesga a empujar criterios claros, pues presienten que de todas formas quedarían embarrados. Y aunque en la Subsecretaría algún ingeniero con intuición elemental pudiera estar espantado, las urgencias de De Vido pesan más. Por estas urgencias descubro oportuna esta presentación; considerando asimismo el valor colateral que alcanzará mirar estas materias tan específicas de los flujos de la deriva litoral y del corredor de flujos costaneros, para sin querer, refrescar y robustecer mirada a los temas bien empantanados del Riachuelo. Reitero, mi interés en enfocar en primer grado la materia flujos y dejar para otra oportunidad las cuestiones de la contaminación; facilitando en conciencia de esta manera, gradientes de conocimiento aplicados en esta causa a una sola de estas materias. No lograríamos asistir ayuda a los problemas de la contaminación y/o polución, si antes no enriquecemos nuestras consideraciones a los flujos estuariales ribereños y a los bicentenarios problemas que cargan las salidas tributarias. La deriva litoral conforma el más importante segmento de flujos que consideraré en esta causa por ser el primero y único que acaricia todas las riberas y el único que carga o impide la salidas de las aguas tributarias. Por eso, el hecho de que nadie hable de ella me da todo el lugar para hacerlo. Su tránsito preferencial se conforma en aguas someras y costas blandas; esto es: costas naturales que no hayan sido profundizadas y alteradas con tableestacados. Es característico de estas delicadas áreas ver perder con presteza su virginidad no bien el hombre acerca sus hábitats. Tal vez por ese desprecio, sea tan pobre el sentimiento de la irreemplazable utilidad que carga. La deriva litoral en los ámbitos de nuestro estuario tiene que aceptar, en sus obligadas elecciones de rumbo, la mayor energía de las advecciones mareales y sus flujos en ascenso frente a las mucho menores de los flujos tributarios del frente deltario en descenso. Esa advección queda grabada en su memoria y en su decidida hipersincronicidad mareal así lo expresa. Esto es, que más allá de los esperables vaivenes que las tablas de marea anticipan respecto de los horarios de flujos y reflujos, en la deriva litoral los flujos en ascenso se manifiestan con holgura prolongados en su particular advección a contrapelo de los flujos en descenso. Imagino que comenzar a intuir el valor estas curiosas particularidades tal vez aliente seguir mirando cómo se relaciona este segmento de flujos con los que corren en paralelo en sentido inverso. Por cierto, entre los flujos laminares del primer corredor de flujos costaneros que le sigue aguas adentro, inevitable resulta, repito, localizar un segmento de flujos transversales que hace de mediador y resolutor de desencuentros. En las imágenes ya lo mostraremos con claridad extrema. Ya hemos expresado que a la deriva litoral le atribuyen flujos “verticales” que comenzaron a ser observados por Henri Bénard en el año 1900, Carathéodory 1908; Rayleigh en 1916, Jeffreys en 1926, 1928 y 1951; Low en 1029, Pellew y Southwell en 1949, Pearson en 1958; Nield en 1964, Berge y Dubois en 1973; Hatsopoulos y Keenan en 1965; Kestin en 1968 y 1976; Brzustowski y Golem en 1978; Ahern en 1980; Nicolis y Prigogine en 1977 y 1989; y Ozbelge en 1981 fotografiando perturbaciones superficiales. Cien años descubriendo escenarios de interés inagotable para la física; acariciando lo que por asombro unos apuntan al orden, otros al caos creador. Transferencias convectivas internas que tanto se manifiestan en espesores de 1 milímetro como en capas atmosféricas de 1 kilómetro de espesor. Este segmento tan especial de flujos reconoce dos aspectos vitales para facilitar las salidas tributarias. Tarea que recién concluye su tarea cuando en su borde externo se le regala oportuno el gradiente térmico que hace posible su decisiva intermediación. Antes de alcanzar ese gradiente que permite transformar la convección interna de energía positiva, en externa de energía negativa, uno de esos aspectos sobresalientes que carga en su borde externo esta deriva litoral es el que descubre una capa límite térmica separando a los flujos caldos de las aguas someras ribereñas de aquellos otros más fríos que siguen a estos primeros en el encuentro tributario; y precipitando en ese preciso límite que separa ambos segmentos de flujo, el delicado borde cuspidado de las sedimentaciones que dan lugar a los extraordinarios cordones litorales que durante siglos fueron por los catecismos de mecánica de fluidos atribuidos a una “ola oblicua”. Por ello, interminables generaciones de físicos en dinámica costera, sedimentólogos e ingenieros hidráulicos cargan la penuria del catecúmeno que no se anima a mirar con otras lentes a riesgo de traicionar su fe. Fe que nunca aceptó abrirse a termodinámica, siendo que tampoco sus propios laboratorios les alcanzaron oportunidad para escapar de la mirada mecanicista. Por ello, estos laboratorios hoy lucen obsoletos. Si en adición sumamos la generación de modeladores matemáticos apoyados en los modelos físicos que los anteriores vienen desarrollando, fácil es imaginar la muralla de criterios que es necesario esquivar para conceptualizar estas materias desde termodinámica y colaboración de imagen satelital. Esa capa límite térmica, bloqueando la interfaz, disociando las aguas, es entonces, reiteramos, la originadora de los cordones litorales que no sólo mantienen la salida de los tributarios a resguardo de las condiciones de flujo y temperatura externas al cordón; sino que permiten, repito, aligerar la carga sedimentaria que transportan estas aguas caldas tributarias, sin generar embancamientos como ocurre en las pretenciosas salidas diseñadas por mortales aferrados al catecismo de la ola oblicua que tiene a la deriva litoral por molestia que no saben cómo sacarse de encima; y modeladores matemáticos usando y abusando de extrapolaciones que se dicen capaces de mover una molécula de agua en plano sin inclinación alguna; ignorando en adición, disociaciones térmicas, hidroquímicas y advectivas bien contrarias a cualquier simplificación. A su vez, el aporte de flujos de aguas caldas que el tributario hace a la deriva litoral, le permite a esta incrementar las energías que hacen valer la memoria de su firme orientación. En resumen, una y otra, aguas tributarias y deriva litoral, se benefician en su complementaridad. Las imágenes capturadas en las riberas estuariales urbanas donde la deriva litoral aún aprecia su condición natural, reconoce anchos aproximados a los 150 a 180 metros. En la zona Sur que sigue a la salida de los canales Sarandí y San Antonio he registrado innumerables salidas tributarias mostrando este comportamiento natural. Ver http://www.derivalitoral.com.ar/costadelplata.html Sin embargo, a partir de la salida del Santo Domingo, ya se advierte la mano del hombre generando torpezas sin par. Y a pesar que la deriva litoral les muestra a todos su decidida hipersincronicidad mareal, estas menesterosas obranzas descubren su ignorancia fatal. Ver imagen que sigue mostrando el retorcido recoveco que sigue la deriva, oponiéndose al pene de áridos que le han querido cruzar en el camino. A esta torpeza que descubre la cosmovisión de estos catecúmenos, debemos sumar los enormes embancamientos producidos durante 223 años a la salida del Riachuelo a partir de la rotura de la curva de arranque del cordón litoral provocada por exceso de embarcaciones fondeadas en el curso interior. Ocho (8) centímetros de profundidad por año pierde este curso y nadie lo apunta en ningún estudio. Este silencio es alarmante. Adictos a un catecismo que les cortó la lengua y la imaginación. La pérdida del cordón de salida significó la pérdida de la posibilidad de sedimentar en los prolijos bordes cuspidados que jamás significaron un problema, otro que no fuera el deseo de ahorrarse dar una vuelta para entrar. Romper un cordón litoral no sólo era muy fácil, sino que aún hoy nadie tiene en cuenta su enorme importancia vital. Entre los numerosos tributarios estuariales que fueron sumándome claridad a estos particulares criterios que asisten hidrogeomorfología histórica, se cuentan las salidas del Reconquista, del Luján, del Garín, del Escobar, del Basualdo, del Sarandí y por supuesto, esta del Riachuelo. He estudiado cada una de las salidas tributarias estuariales en la costa uruguaya que aún conservan en su mayoría estos resguardos naturales, o cuando menos, los vestigios parciales de estos cordones en los tributarios más amenazados por la intervención humana. Ninguno de ellos se aproxima al escandaloso fracaso de flujos de salida que descubren nuestros tributarios. Quien imagino lograría acercar mayores y más finos criterios sobre estos temas es el Profesor Doctor Gregori Koff, titular del Laboratorio de Desastres Geológicos de la Academia de Ciencias de Moscú, que visitara nuestro país en oportunidad de presentar el proyecto del Aliviador del Salado. Desde mis sostenidas miradas y y consecuentes conceptualizaciones acerco testimonio de la imposilidad de ignorar este segmento de flujos que se manifiesta operativo en la más inmediata relación con la ribera; que reclama aguas someras para retroalimentar sus energías positivas; que reclama aguas caldas para vincularse sin diferencias con las tímidas tributarias; que reclama la maravillosa protección de la capa límite térmica en su borde externo para permitirle transferir las cargas sedimentarias del recién hospedado tributario prolijamente en el filo de ella; que de su borde cuspidado están revestidos los millonarios cordones litorales de todo el planeta; que merced a esos cordones encuentran las aguas tributarias su extraordinaria protección de salida; sin enfrentamiento de vectores de flujo, ni de intensidad de flujos; sin enfrentamientos térmicos; sumando parentescos convectivos de energía positiva que recorre los abismos del planeta sin gasto alguno; montándolos en la suavidad de sus espaldas; aprovechando su advección y su mayor temperatura para fortalecer y prolongar su propio destino; protegiendo a estos aportes tributarios en algunos casos por decenas de kilómetros antes de dejarlos partir por medio del sistema convectivo externo, cuyos flujos transversales -de energía calificada negativa por su gran gasto-, les saca en radical curva a 180° al definitivo vuelco que los transfiere al corredor laminar paralelo a lo largo de sus 12 horas en descenso. Todo este maravilloso proceso de relación de gradientes es fundamental, ineludible e indispensable para mirar la sustentabilidad de todas las salidas tributarias que buscan dispersión. Gracias a nuestras planicies extremas sostenemos la dificultad y la suerte de aprender de ellas. Que la reconocida importancia de estos gradientes haya quedado oculta al universo de catecúmenos de mecánica de fluidos, es un misterio que no es mi tarea resolver. Sin la menor duda, la transferencia de estas materias a sus conciencias será abismal. Frente al pasado inmediato y lejano lleno de enormes esfuerzos que por piedad no quiero sopesar, merecen el primer lugar para abrirles el alma a toda consideración. La meteorología que hace décadas saca provecho de estos criterios que la termodinámica viene enriqueciendo, aún no acierta a tocar el agua y aplicar estos mismos criterios. Tampoco acierta a tocar el hombro de estos catecúmenos y preguntarles por el antiguo culto de la ola oblicua que les vela acceso. La deriva litoral es una realidad insoslayable. La primera en asistir todo proceso: ya sea de salida como de intercambio. Que acerca sus gradientes a un extremo y los ajusta para la entrega en el otro extremo. Un servidor termodinámico incomparable tan complejo, que todas las modelaciones matemáticas y modelizaciones físicas aplicadas por nuestros investigadores caen en desconcierto; desconcierto que es natural se nos contagie hasta el fin de la noche que los tiene inmersos.
Antes de proseguir en estos amaneceres considero oportuno acercar mirada al único cuerpo legal que logrará con algún esfuerzo apreciar estas materias: el artículo 5° de la ley 25688 de presupuestos mínimos sobre el Régimen Ambiental de Aguas que por el filoso Dr. Pigretti fuera calificado como de presupuestos máximos. Frente a estos abismos, hasta el mínimo queda empequeñecido. ART. 5°.- Se entiende por utilización de las aguas a los efectos de esta ley: ARTICULO 6° — Para utilizar las aguas objeto de esta ley, se deberá contar con el permiso de la autoridad competente. En el caso de las cuencas interjurisdiccionales, cuando el impacto ambiental sobre alguna de las otras jurisdicciones sea significativo, será vinculante la aprobación de dicha utilización por el Comité de Cuenca correspondiente, el que estará facultado para este acto por las distintas jurisdicciones que lo componen. La autoridad jurisdiccional competente, la autoridad nacional competente y la autoridad nacional de aplicación es siempre la misma en estas demandas: la Subsecretaría de Puertos y Vías Navegables; a la que municipios, provincia y ciudad han manoseado en los últimos 30 años a más no poder. Fuera de la hidrovía, nadie respeta. ARTICULO 7° — La autoridad nacional de aplicación deberá: Está claro que un lodazal de 100 Km2 que sólo las luces especulares de plata velan, con sus 80 cm de profundidad promedio, difícilmente aprecie que toda nuestra atención concluya en simple mención a “cuenca hídrica”, cuando de hecho, su condición es cadavérica. Nadie ha dedicado un minuto de atención a lo que allí se cocina. La misma voz “río” nos ajena a la condición de un estuario de naturaleza extrema en ancho y mínima en profundidad. La voz “estuario” apunta a lo que se quema, a lo que se calienta, a lo que se prende fuego. Así lo señala la raíz indoeuropea: *aidh, quemar. Voces emparentadas a "estuario": estiaje: caudal mínimo de un río, estero o laguna; estuante: encendido, excesivamente caliente. De aquí también: estío y estero. ¡Cómo no imaginar a la termodinámica festejando tarea en este lugar! ARTICULO 8° — La autoridad nacional podrá, a pedido de la autoridad jurisdiccional competente, declarar zona crítica de protección especial a determinadas cuencas, acuíferas, áreas o masas de agua por sus características naturales o de interés ambiental. Estos 100 Km2 piden a gritos salvación. Buenos Aires, tarde o temprano devendrá mediterránea. Y a bregar por alcanzar sustentabilidad en esa lentísima transición deben nuestras miradas apuntar. En el punto 3.3.23 de su “Balance de nutrientes” Jaime, Menéndez y Natale refieren de la importancia de valorar las relaciones ancho-profundidad de los estuarios. Es por este motivo que consideramos importante seguir la pauta trazada por Hallcrow de refular sobre el veril NE del canal, persiguiendo aprecios a esta relación anterior. La ligereza de ver perdida la draga de corte que atendía el plan que durante 30 años había sumado refulados, desde entonces a punto de aflorar y no reponerla de inmediato para darse a una nueva estrategia volcando barros en la vereda opuesta y así sumando otra ligereza; merece en esta oportunidad de ver a la SSPyVN presionada para aprobar otro cambio de vereda para los 4 millones de m3 diarios de vertidos de efluentes, preguntar ¿qué quieren hacer con esta pobre SSPyVN? ¿Quién es el genio que revuelve esta olla? ¿qué cosmovisión tiene este genio? ¿cómo es posible que entre tantos investigadores públicos y privados nadie señale estas incoherencias? Si en cuestiones de escala tan importante y en medio de tanta contradicción nadie dice nada, qué habríamos de esperar que apunten de una menospreciada deriva litoral con arranque de maltrato que supera los 223 años. Dos siglos para mirar este problema del Riachuelo y todavía siguen haciendo planes para sanear un curso hediendo de flujos muertos ¡del que ni siquiera reconocen la pérdida de 8 cms anuales de profundidad! Desde este marco de palpable generalidad estructural legal y técnica, intentamos valorar un despreciado, puntual segmento de flujos cuya condición destacamos imprescindible para, desde sus reconocimientos y cuidados, favorecer las salidas tributarias y las de tantos inmundos vertederos urbanos al estuario. La muerte de los flujos en este sector de 100 Km2 es tan acentuada, que el ancho de la deriva litoral en lugar de acusar 150 a 180 mts ve desfilar corredores de flujos verticales disociados en términos hidroquímicos y de sentido inverso a los descensos, en despistes que ninguna mecánica de fluidos explicaría apuntando a sus diferencias “picnales” y que frente a San Isidro en oportunidades alcanza los 4 Kilómetros de ancho. En este desbande, la voz “deriva litoral” ha quedado desvirtuada y por ello me ha parecido oportuno a la materia que rodea estos despistes, llamarla “hidrotermias” Panorama cultural La lesión a un derecho colectivo sobre un bien difuso que carece de titular determinado, no puede presumirse renunciado por el hecho de que durante un plazo, no importa cuán prolongado, hubiera desconocido reclamo alguno. Esta situación es desoladora porque estamos descubiendo que ni siquiera la entidad de estos flujos primordiales ha sido estudiada con las herramientas apropiadas. Al menos, eso es bien visible en nuestras riberas estuariales urbanas. La delicadeza de esta deriva litoral no se ha puesto a tiro de estos mecanicistas que se han pasado un siglo midiendo olas y alturas promedios de las rompientes. Sus ecuaciones nunca miraron por el cerrojo termodinámico. Incluso atribuyen a los vientos de tierra el material transportado por la deriva litoral; por ese motivo es tan frecuente escuchar hablar de löss y no de löss fluvial. Los esfuerzos realizados no han sido pocos ni flojos. Entre ellos son recordados las campañas científicas denominadas “pesquerías”; algunas de ellas aplicadas a observar las velocidades de la corriente de las Malvinas en aguas poco profundas. Esfuerzos estos hoy superados por imagen satelital y toda la gama de filtros para discernir infinidad de materias. Decíamos que no sólo a los anteriores cabe mirar estas materias, sino también descender con presteza a las almas de tantos arquitectos que sueñan con hacer ligerezas en las riberas. Un prestigioso decano como el Arq Borthagaray, viejo titular de la cátedra de Urbanismo y compilador de la voluminosa obra sobre el estuario publicada por la Fundación Ciudad con el aporte de criterio de 30 especialistas, sólo descubre en los aportes de Zuidwijk y Salvatori unas pocas decenas de líneas que tocan con algún detalle mínimo los lamentos de los flujos en forma general. El Instituto Nacional del Agua es institución con más de 730 personas empleadas y buenas publicaciones en su haber. Entre ellas rescato el Balance de nutrientes principales del río de la Plata interior, a cargo de Jaime, Menéndez y Natale. Estudio que fuera acomodado para acompañar la presentación de la modelación de calidad de aguas del Matanzas Riachuelo y de las aguas estuariales cercanas. Las capturas que asistieron el trabajo de campo incluyen las del Dr. Rolando Quirós, una década anteriores. Pero ninguna de ellas fue tomada a menos de 500 mts de la ribera. Por ello, estos estudios no hablan de deriva litoral. La mencionan como uno de los tres segmentos de flujos reconocibles en el estuario y le apuntan flujos verticales. Esa es toda la materia crítica que aportan sobre ella. Ningún trabajo de campo. No tengo noticias de que los informes de la consultora HYTSA hablen de ella, porque la solicitud de estudio que le hiciera la SSPyVN apuntaba a la búsqueda de un lugar alternativo donde volcar los barros extraidos con la draga de arrastre que reemplazaba a la perdida draga de corte de propiedad de Jan de Nul quemada en Centroamérica y nunca repuesta. Con esa draga de corte perdida, durante 30 años refularon sobre el veril NE del canal y así respetaron el Plan Hallcrow que había decidido la suerte del vuelco de los barros del plan de la hidrovía hacia ese inmediato sector. HYTSA, para cubrir el bache de ese azaroso traspiés, propuso volcarlos sobre el veril SO del canal de acceso al Puerto y desde hace aprox 6 años allí se vuelca. El año pasado allí se volcaron más de 4 millones de m3. Estos vuelcos apuntan inconcientes a liquidar el último cono sano de flujos que conservamos en cercanía urbana. A estos vuelcos de barros dragados ahora sumaremos los 4 millones de m3 diarios de efluentes sin tratamiento. Y la novedad que viene cargada de incoherencias, es la propuesta de hacerlo del lado opuesto al que hasta ahora había sugerido HYTSA. Mi opinión es que resulta mucho más coherente arrojarlos sobre el veril NE de manera de continuar con el Plan Hallcrow que nunca debió ser abandonado. Pero poco importa mi opinión en esta demanda, pues lo que planteo es la incoherencia de hacerlo sobre ambos lados. Decíamos que la deriva litoral recorre las riberas de aguas someras y es responsable de todas las salidas tributarias y de vertederos urbanos. Por ese motivo advertimos la importancia de no alterar sus caminos con acreencias de áridos en sus riberas. Para nuestros pies da lo mismo que la ribera sea recta o serruchada con gracia. Pero para la deriva litoral cuenta que sea blanda y con la menor cantidad de salientes posible. Por eso demandamos que se eviten las acreencias costaneras. Y que en todo caso busquen de aplicarlas para enderezar las riberas y obviar tableestacados. Hasta ahora no hemos dedicado una sola letra al tema contaminación. Y bienvenida sea esta posibilidad de abstracción, porque fácil es advertir que estas materias exigen por sí solas la mayor atención. Desde este breve panorama “cultural” volvemos a mirar con íntimo detalle los procesos convectivos internos que asisten la deriva litoral. A principios de siglo, el físico Henri Bénard descubrió que el calentamiento de una fina capa de líquido puede originar estructuras extrañamente ordenadas. Cuando el líquido es uniformemente calentado desde abajo se establece un flujo constante de calor que se mueve desde el fondo hacia la parte superior. El líquido en sí mismo permanece en reposo y el calor se transmite únicamente por conducción. Al igual que las células de Bénard, los seres vivos somos sistemas abiertos organizados a partir del flujo de materia y energía que circula incesantemente a través de nosotros. La vida no existe en un vacío sino que ocurre en la diferencia muy real que media entre una radiación solar de 5.800 Kelvin y las temperaturas de 2.7 Kelvin del espacio exterior. Estas ideas relacionan lo vivo con lo no vivo. Dado que los sistemas vivos describen un ciclo constante de nacimiento-desarrollo-regeneración-muerte, preservar información sobre lo que funciona y lo que no, es crucial para la continuación de la vida (Kay, 1984). Este es el papel del gen y, a mayor escala, de la biodiversidad: constituir bases de datos sobre estrategias autoorganizativas que funcionan. Esta es la conexión entre los temas del orden a partir del orden y del orden a partir del desorden de Schrödinger. La vida surge porque la termodinámica dicta la generación de orden a partir del desorden allí donde haya gradientes termodinámicos suficientes y se den las condiciones adecuadas. Pero para que la vida continúe, las mismas leyes requieren que sea capaz de regenerarse, esto es, de crear orden a partir del orden. La vida no puede existir sin ambos procesos, el orden a partir del desorden para generar vida y el orden a partir del orden para asegurar la persistencia de la vida. La vida representa un equilibrio entre los imperativos de supervivencia y degradación energética.
La termodinámica se aplica a todos los sistemas de trabajo y energía, incluyendo los sistemas de temperatura-volumen-presión clásicos, los sistemas cinéticos químicos y los sistemas electromagnéticos y cuánticos. Puede considerarse que la termodinámica aborda el comportamiento de los sistemas en tres situaciones distintas: (1) equilibrio (termodinámica clásica) como, por ejemplo, la acción de números grandes de moléculas en un sistema cerrado; (2) sistemas que están a cierta distancia del equilibrio y tienden a volver a él, como dos frascos conectados por una llave de paso, uno de los cuales contiene más moléculas de gas que el otro; al abrir la llave de paso el sistema se sitúa en su estado de equilibrio con igual número de moléculas en ambos frascos, y (3) sistemas que se mantienen a cierta distancia del equilibrio por causa de algún gradiente, como es el caso de dos frascos conectados con un gradiente de presión que obliga a que haya más moléculas en un frasco que en el otro. El concepto de exergía es capital para nuestra discusión del orden a partir del desorden. La calidad de la energía, o su capacidad para producir trabajo útil, varía. Durante cualquier proceso químico o físico la capacidad de la energía para producir trabajo se pierde irremisiblemente. La exergía es una medida de la capacidad máxima de un sistema energético para producir trabajo útil a medida que procede a equilibrarse con su entorno (Brzustowski y Golem, 1978; Ahern, 1980). La primera ley de la termodinámica surgió de los esfuerzos para comprender la relación entre calor y trabajo. La primera ley dice que la energía no se crea ni se destruye, y que la energía total dentro de un sistema aislado permanece invariable. Sin embargo, la calidad de la energía (es decir, el contenido de exergía) puede variar. La segunda ley de la termodinámica establece que, si en el sistema tiene lugar cualquier tipo de proceso, la calidad de la energía (la exergía) dentro del sistema tiene que degradarse. La segunda ley puede formularse también en términos de entropía, la medida cuantitativa de la irreversibilidad, cuyo incremento es siempre mayor que cero en cualquier proceso real. La segunda ley también puede enunciarse así: cualquier proceso real sólo puede proceder en una dirección que conduce a un incremento de entropía. En 1908 la termodinámica avanzó un paso más gracias a la obra de Carathéodory (Kestin, 1976), quien demostró que la ley del «incremento de entropía» no era el enunciado más general de la segunda ley. El enunciado de Carathéodory reza así: «En la vecindad de cualquier estado de cualquier sistema cerrado existen estados inaccesibles a través de cualquier trayectoria adiabática reversible o irreversible». A diferencia de los enunciados anteriores, éste no depende de la naturaleza del sistema, ni de los conceptos de entropía o temperatura. Más recientemente, Hatsopoulos y Keenan (1965) y Kestin (1968) han subsumido las leyes cero, primera y segunda en un Principio Unificado de la Termodinámica: «Cuando en un sistema aislado tiene lugar un proceso tras la eliminación de una serie de restricciones internas, el sistema alcanzará un estado único de equilibrio: este estado de equilibrio es independiente del orden en que se eliminan las restricciones». Este enunciado describe el comportamiento de la segunda clase de sistemas: los que están a cierta distancia del equilibrio pero no obligados a permanecer en un estado de no equilibrio. Su importancia es que dicta una dirección y un estado final para todo proceso real. Este enunciado nos dice que el sistema alcanzará el equilibrio que permitan las restricciones.
Los principios antes reseñados se aplican a sistemas aislados. Hay, sin embargo, una tercera clase de fenómenos propios de los sistemas abiertos a flujos de energía y/o materia, los cuales residen en estados cuasiestables a cierta distancia del equilibrio (Nicolis y Prigogine, 1977, 1989). Los sistemas organizados no vivos (como las celulas de convección, los tornados y los láseres) y los sistemas vivos (de las células a los ecosistemas) dependen de flujos de energía externa para mantener su organización y para la disipación de gradientes energéticos asociada a los procesos autoorganizativos. Esta organización se mantiene al precio de un incremento de la entropía del sistema «global» en el que está inmersa la estructura. En estos sistemas disipativos el cambio de entropía total es la suma de la producción interna de entropía (que siempre es positiva o nula) más el intercambio de entropía con el entorno, que puede ser positivo, negativo o cero.
Las breves introducciones a lingüística histórica que siguen, están motivadas por el no siempre consistente trabajo que al lenguaje cargan los científicos, en la necesidad de poner nombre a todo tipo de situaciones. Imaginamos, sin embargo, que el lenguaje es fuente de interminables providencias y por ello apreciamos extender el espinel connotativo que permita fortalecer raíces e ir a poco enriqueciendo día a día, precisiones. Las palabras deriva, convección, advección, por dar un ejemplo, son de uso científico corriente. Sin embargo, los territorios a los que apuntan no están agotados en ningún sentido; otro que no sea, nutrir de certeza, catecismos. Las voces “deriva, derivar, drenar, drag, dregg, drift” tienen origen común en la raíz indoeuropea *dreug.- Secar (raíz germánica); dreahnian (inglés antiguo) aclarar, drenar; drainer (francés) drenar; drainage (inglés) drenaje, Treiben (alemán) drenar. También se la deriva de la raíz indoeuropea *rei.- fluir, correr. Con preposición de-, derivar, ser llevado por una corriente, desviar una corriente. Drift, (al) corriente. Dicen académicos y catecúmenos, que la corriente de deriva litoral se produce cuando las olas llegan oblicuas a una costa rectilínea, generalmente en ángulo inferior a 10º (el ángulo nunca puede ser mayor debido a la refracción), esto da nacimiento a una corriente paralela al litoral, entre la zona de rompiente y la orilla. La velocidad de la deriva es mínima fuera de la zona de rompiente, lo que demuestra claramente, -dicen ellos-, que es inducida por el oleaje y no cabe, por lo tanto, referirla a corrientes oceánicas o de marea. Sin embargo, también podríamos decir "claramente", que las aguas de un tributario salen protegidas en el corredor interior del cordón litoral por convección natural interna; que por ello tiene bien grabada la memoria de su dirección de salida que la advección mareal de una vez y para siempre determinó (con olas o sin ellas). Siendo luego, la transferencia de energía que se descubre en las orillas, sumado al gradiente térmico que el tributario aportó, la que se ocupa de llevar adelante esa salida sin intervención de ola alguna. De hecho, esa dirección de flujo, esa mezcla interna y esa transferencia, se dan igual en calma chicha. También es posible decir muy "claramente", que la oblicuidad de las olas y su resultante deriva, son "derivados" y no precisamente "primogénitos". Que el oleaje oblicuo y la deriva litoral que se pudiera descubrir en esas áreas, responden a advección mareal; a estas transferencias de energías presentes y vitales en la deriva litoral y a una particular convección atmosférica que se les regala. Por dar un ejemplo, en las noches de verano con buen tiempo a los navegantes que van y vienen de Colonia a Montevideo, bien al través el viento Norte les alcanza su gracia en una franja hasta unas dos millas de la costa. Transferencias de energías sobre la tierra que comienza a perder temperatura y así convecta internamente en dirección al estuario, por donde escapa a su sistema y a poco se agota. Aguas tributarias, repito, diferenciadas en su temperatura; que a su salida convectan internamente en las aguas caldas de las riberas, recorriendo el cordón litoral que durante siglos ellas mismas se ocuparon de bordar merced al cuidado natural de su capa límite térmica cuspidando su descarga; hasta alcanzar, sin prisa y sin pausa, ese gradiente comunicacional que al fin enciende el despegue convectivo externo, para cederse transversalmente. Muestra de esa búsqueda del gradiente térmico, es la curva del cordón. Esto está dicho con la misma claridad de las virtudes primogénitas que le atribuyen a la ola oblicua; apuntando esta claridad a sacarle esa extraña primogenitura a la famosa ola. Sin incorporar la sigla FHMT, fluid mechanics, heat, mass transfer and thermodynamics, los mecánicos de fluidos han sobrevivido a sus torpezas una temporada extrañamente larga. Trataré de ilustrar sus torpezas con el mayor detalle fotográfico posible a mis recursos. Un ejemplo: la salida al océano de la laguna de Mar Chiquita ayuda a a ver esas torpezas. Ver http://www.derivalitoral.com.ar/fondo3d.html Por fortuna, Natura todavía provee muestras de estos cordones litorales en estado casi virgen, regalando créditos a transportes sedimentarios de tributarios y a corrientes marinas de una prolijidad que no habla precisamente de los humores cambiantes de los vientos y las olas; sino de la fenomenal y al parecer, muy estables transferencias de energías convectando en las aguas, los vientos y las olas. Estos comportamientos son observables a simple vista en imágenes satelitales; y no tan simples de mensurar con nuestros pocos y pobres olímetros y correntómetros. De hecho, el INA nunca ha publicado, ni parece haber realizado estudios sobre la deriva litoral en nuestras riberas estuariales urbanas. Ni siquiera se ha ocupado de advertir los abandonos del viejo corredor de flujos costaneros urbanos, cuyos flujos longitudinales son mucho más simples de considerar. En adición de dificultades, el primero de estos segmentos de flujo resulta imposible de estudiar en un laboratorio de mecánica de fluidos como el del INA en Ezeiza, porque respondiendo a termodinámica, no están habilitados a su modelación en él. Hasta que la palabra "termodinámica" no esté instalada en el centro de estos estudios seguiremos actuando como las avestruces. Ver sinceramientos regalados en el “Balance de nutrientes principales del río de la Plata interior” de Jaime, Menéndez y Natale del INA, por http://www.derivalitoral/fondo3b.html
La técnica ha aplicado por siglos los más torpes provechos de los procesos convectivos externos. Sin embargo en materia de convecciones internas todavía tiene mucho que aprender de la Naturaleza. Estos delicados procesos son los responsables de mover la corriente cálida del Golfo a través de miles de kilómetros con un mínimo gasto, pues la capa límite térmica lo preserva en su sistema. La energía de este corredor es 100 veces más grande que toda la energía consumida por el hombre en el planeta. Y nadie se percata de ello.
Canal artificial hidrodinámico Estos canales reconocen primaria y hoy torpe obranza humana. Su profundidad, ancho constante y riberas duras con tablestacados y/o rellenos, en nada favorecen procesos convectivos; los únicos capaces de poner en movimiento los flujos en los cursos sin pendiente de las grandes planicies. Si al planteo intelectual de mecánica de fluidos atado a su viejo catecismo le sumamos las formidables disociaciones moleculares que exhiben nuestras aguas deltarias y ribereñas estuariales, la parálisis es completa y más que suficiente para definir a estas cuencas como “endorreicas” que fluyen por el freático.
Los meandros anteriores a las salidas y las llamadas "costas blandas" habilitando conciencia y respeto de suaves pendientes marginales, son las áreas de mayor temperatura que oficiando de acumuladores, fundan el despegue y alimentan el proceso convectivo interno; que en oportuno mayor gasto, luego de un giro de 180° devendrá externo, sumándose así al corredor laminar paralelo. La suave convección interna en los bordes evita la erosión de las riberas enriqueciendo aprecios limnológicos. Lo que cuenta en estos corredores es el sostén armonioso de los procesos de transferencia y la memoria del orden de la Vida. Las diversas páginas de http://www.derivalitoral.com.ar acercan capítulos muy ilustrados sobre estos temas de formación de cordones; de hidrogeomorfología histórica; de grandes y prolijas acreencias territoriales debidas a sus multiplicaciones; de cordones que quedaron ilustrando los bordes de antiguos glaciares; de procesos de convección interna y externa en sus riberas opuestas; de erosión de playas debidas a obranzas que nunca imaginaron el valor de la deriva litoral para precisamente protegerlas, cuando de hecho todas las obranzas de escolleras han perseguido cercenarla sin éxito, pero con adicionales procesos erosivos acoplados; del epílogo de la teoría de la ola oblicua responsable en los catecismos de la formación de los cordones; de los restos de cordones en nuestras riberas bonaerenses; de las salidas tributarias naturales en la costa atlántica y en las riberas estuariales argentinas y uruguayas; de los bastardeos en las salidas de los tributarios estuariales; de las funestas salidas de los canales obrados por el hombre en Samborombón; de la disociación molecular en la salida del Aliviador del Reconquista al Luján; de la nueva salida propuesta para el exhausto Riachuelo bordeando Tandanor; de los tapones en el Paraná Miní; del antiguo y valioso canal de los Pozos de la Barca Grande; de las múltiples bocas del emisario de hidrocarburos de Campana; de los nuevos puertos del Paraná; de las antiguas salidas deltarias del río Las Conchas, Escobar, Garín y Luján directas al profundo estuario; de las afloraciones del Querandinense; de los estanques hidrológicamente insustentables cavados en él; de la floculación y coalescencia sedimentaria que agrava la disociación de estas aguas; de los cuidados de las riberas estuariales urbanas; de los respetos a las líneas de riberas urbanas; de la hidrología cualitativa y cuantitativa urbana; de los recaudos legales en hidrología urbana; de las demandas judiciales; de sus fallos; de los reclamos de inconstitucionalidad en la Suprema Corte Provincial; de su acordado interés legímo; de las denuncias administrativas en más de 18.500 folios durante largos 12 años. Comunicaciones, que quien esto suscribe, a pesar de su libertad y entrega, no alcanza a generar las precisas respuestas que de los más responsables siempre espera. Estas respuestas imaginan el valor de: Dejar de manosear a la SSPyVN Prohibir toda acreencia costanera otra que no sea para enderezar perfiles Reparar el corredor de flujos costaneros del sector de 100 Km2 apuntado Obligar a la inmediata reposición de la draga de corte Dejar de volcar barros sobre el veril SO del canal de acceso Consolidar los refulados previstos por el plan Hallcrow Planificar el futuro puerto de pasajeros de Buenos Aires sobre ese sector Planificar el traslado del aeroparque al Norte de estas tierras emergentes Estudiar los enlaces vehiculares Planificar el traslado de residuos sólidos urbanos a estas emergencias Aprovechar el pozo y las tuneleras del Maldonado para sus accesos Sanear los corredores de flujos que asisten al apuntado sector de 100 Km2 Sanear los flujos del Barca Grande para barrer la emergente ribera NE Cuidar sus aguas y conformar balnearios sobre esta ribera NE Poner límites a las modalidades del esparcimiento Prohibir desarrollos urbanos en estas emergencias Estudiar el traslado sedimentario desde el Miní a Oyarbide Destapar urgente la boca del Miní y recuperar su canal natural de salida Incorporar al Guazucito y Correntoso y devolver sus canales de salida naturales Develar los beneficios de la deriva litoral y cuidarla más que a Blancanieves Derivar los contenedores y cargas generales al Paraná de las Palmas y al Guazú Liberar las 250 Has urbanas que hoy ocupa la AGP con control académico Apuntar a un plan de tratamiento de efluentes y estudiar salida por Punta Piedras Planificar allí el traslado de las petroquímicas de Campana, Dock Sud y Ensenada. Evaluar el daño de 4 décadas y clausurar el emisario de hidrocarburos de Campana Cumplimentar EIAs, audiencias públicas y evaluaciones Informar con generosidad Agradezco la atención a una demanda que busca acercar ajustes en cosmovisión de una montaña de problemas que distan de tener raíces sólo políticas o económicas. Con más rica cosmovisión jamás se habría caído en tan graves abandonos. A mi Musa Alflora, a quien toda mi creatividad y animosidad debo. Se disponga la prohibición de avanzar con las acreencias costaneras en la calle Parána en el deslinde los municipios de Vicente López y San Isidro y a la salida del canal Santo Domingo en Avellaneda; al igual que con los de la Terminal 6. Se ordene la prohibición de vuelcos de barros de dragados al Sur del canal de acceso. Se disponga el reemplazo de la draga de corte perdida por Hidrovía S.A. para proseguir con el Plan Hallcrow sin más demoras Francisco Javier de Amorrortu, 29 de Julio del 2009
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