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Deriva litoral 11
Desde Samborombón hasta el Guazucito
del barco hundido a la salida del Miní
Desde que me hube enterado por las batimetrías realizadas por unos pescadores del inoportuno embancamiento acontecido en la salida del Paraná Miní -y por la forma que describe todo hace pensar que ha sido por una nave hundida provocado-, no he cesado de imaginar el detonante que este accidente pudiera haber provocado para potenciar la deriva litoral en las riberas que siguen al Norte de esta salida.
Ninguna noticia de este hundimiento nos acerca el Servicio de Hidrografía Naval, que por el desarrollo del banco tiene que haber acontecido hace aprox 50 años o más.
Ahora que me he puesto en este trabajo de historiar la deriva litoral bonaerense, la cartografía que hube de rescatar de los archivos para nutrir esta tarea me alcanza algunas herramientas para estimar mejor esta cuestión que ahora advierto viene manifestándose mucho antes de que este supuesto naufragio aconteciera.
No obstante, muy importante es advertir el incremento que ha tomado en los últimos 40 años la deriva litoral en la región, siendo que a ella atribuyo las enormes acreencias insulares de uno y otro lado de los Pozos del Barca Grande.
Así confieso ahora advertir muchas causas adicionales alimentando estos procesos y no sólo esta del tapón del Miní. Ver:
http://www.alestuariodelplata.com.ar/deriva10.html http://www.alestuariodelplata.com.ar/deriva12.html http://www.alestuariodelplata.com.ar/deriva13.html
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La imagen cartográfica es demasiado elocuente como para olvidarla y nada de la historia pasada que registran las antiguas cartografías permite inferir este desarrollo a flor de piel en medio de la salida.
Las imágenes que siguen fueron tomadas hace aprox 3 años y muestran los paisajes que se descubren al entrar en el Miní.
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Saliendo del Miní hacia el estuario
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El curso tiene un ancho portentoso que prueba su antiguo caudal.
Las cartografías subidas a los hipertextos /archivos3.html y /archivos4.html dan testimonio de su importancia.
La carta del MOP de 1959 que sigue apunta una salida ordenada como la que aún hoy luce el Barca Grande mostrando el veril más profundo y abrupto apoyado en el lado izquierdo, de manera de acercar un gradiente más cálido a la deriva litoral; que primero enfrenta a las aguas de la otra ribera de pendiente más suave y aguas ligeramente más cálidas para así evitar o disminuir, la obligada precipitación sedimentaria por capa límite térmica.
Curiosamente el embancamiento que muestra la cartografía del inicio se descubre apoyado en la ribera más profunda
De todas maneras, ninguna huella dejan estas cartas que siguen, de accidente alguno a la salida que pudiera derivar en esa alarmante cartografía del inicio.
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La importancia de los flujos del Miní para poner límites a la deriva litoral en el frente deltario central es fundamental. Tapada su salida es imposible que cumpla su misión; que no sólo es impedir el masivo traslado de sedimentos aguas arriba, sino fortalecer las energías del final de los Pozos del Barca Grande que también se descubren por aquí perdidas; permitiendo que toda el área más allá de este antiguo canal se transforme en una gigantesca área de hidrotermias que no paran de abastecer las acreencias de Oyarbide.
El saneamiento y conservación de las energías en el corredor de los Pozos del Barca Grande es a su vez primordial para conformar el corredor de flujos costanero que bordeará el área peninsular al Este de los refulados del Emilio Mitre que ya cuentan con su propia deriva, bastante más que litoral, generada en sus aguas someras y a las que sólo este corredor de los Pozos del barca Grande lograría poner límites.
Siendo que también esta área ya aflorada es fuente de creación de hidrotermias que multiplican los transportes sedimentarios hacia el Norte, jamás imaginados, ni señalados por sedimentólogo alguno en todos estos años; cabe con creces relacionar la inusitada transformación insular en el Delta Central con el consiguiente desvío de flujos al sector oriental, para prestar atención a estas materias, que repito, nadie ha señalado pero fácil es de verificar por la calidad de sus sedimentos, que ya no son arenosos, sino limosos.
El valor de los encuentros termodinámicos entre ecosistemas aquí lucen a pleno cielo y nada avisoro de más importancia que comenzar a ponerlos de acuerdo. Nada tiene esta mirada que ver con nuestros déficits en recursos culturales; nada tiene que ver con contaminación o polución; sino con el aprecio al valor del recurso natural que nos permita prolongar un poco más la sustentabilidad asfixiada y asfixiante de la urbe.
Es en estas nuevas áreas peninsulares al Este del Emilio Mitre y cuya proyección de servicios nadie ha imaginado, donde la gran ciudad encontrará sus nuevas áreas de expansión.
Esas áreas nuevas necesitan ver funcionar todo el enlace de ecosistemas a su alrededor. Y por el momento todo luce de mal en peor. De ello tratan los hipertextos previos y los que siguen.
Cuando veo el delicado seguimiento que hacen de flujos convectivos convectivos disociados por tan sólo centésimas de grado en el Atlántico Sur y lo contrasto con estos abandonos, algo me hace sentir que no utilizamos en lo más mínimo herramientas de análisis y criterio que ya disponemos.
Es la primera vez que veo semejante sutileza para graficar gradientes y sin duda valorarlos. Las imágenes que siguen refieren de los
frentes oceánicos y temperatura superficial del mar. Gradiente horizontal de temperatura superficial (ºC/km) promedio. En azul oscuro se identifican las áreas de mayor gradiente.
Datos aportados por A. Piola (SHN-UBA-CONICET, Argentina). Síntesis del estado de conservación del Mar Patagónico y áreas de influencia (2008).
Si no fuera por los compromisos de supervivencia que desde el cuidado de la dinámica de los entornos estimo imprescindible alcanzar para sostener la Vida de la gran urbe, no acercaría esta comparación con un territorio oceánico de riqueza incomparable.
Francisco Javier de Amorrortu, 13 de Enero del 2010
