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Deriva litoral 7
Desde Samborombón hasta el Guazucito
del Dock Sud a Núñez
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Al final de la calle Salguero vemos cómo la deriva litoral se transforma en convección externa para meter en directo las plumas hidrocarburadas que desde el Dock Sud hicieron viaje de 14,6 Km dentro de las tomas de aguas de Palermo. Esto no es modelación matemática, sino imágenes concretas.
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A esta vieja imagen anterior sigue otra más nueva del 23/1/10.
Las imágenes que siguen dan cuenta del agujero de salida del Maldonado. Vemos al Darragueira dirigirse al Norte apoyado en su salida por la deriva litoral antes de convectar externamente y sumarse a los flujos en descenso.
Ya dentro de Dársena Norte vemos la salida moribunda de su vertedero sin opción a salir sobre las espaldas de la deriva litoral.
Sigue la imagen de las dársenas A a F mostrando en todos los casos la presencia de la deriva litoral
Las dos imágenes que siguen son del 4/11/06 y muestran la alta disociación de las aguas que se enfrentan a la salida del Riachuelo
Las descargas de refrigeración de las turbinas de la central térmica son muy constitutivas de la recarga de energía de la deriva litoral.
Siguen imágenes de fecha más reciente mostrando los efectos de la deriva litoral sobre los pocos flujos que escapan hacia el N antesde pegar el vuelco por convección externa y sumarse a los flujos en descenso.
Frente de descargas del polo petroquímico directas al estuario. Todas sin excepción marchan hacia el Norte para concluir su viaje en las bocas de las tomas de agua de Palermo, 14,6 Kms aguas arriba.
Una parte de los flujos del Sarandí alcanzan a convectar externamente para sumarse a los flujos en descenso
Salida del Sarandí con viento del Sudeste demorando la convección externa de la pluma. Las mismas condiciones reinaban ese día para la salida del Sto Domingo cuya imagen sigue a continuación mostrando la inutilidad del apéndice con que pretendieron impedir la deriva litoral.
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Imágenes de hace un lustro mostrando los mismos efectos de la deriva litoral
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La deriva litoral de esta región ha quedado gravada por la interferencia de todo tipo de obranzas: puertos, canales que la atraviesan, tributarios que ignoran su única condición de salida y al no sacar sus aguas tampoco aportan al sostén de su energía que la deriva litoral toma de sus temperaturas; y finalmente, vertederos con los mismos conflictos de orientación al que le suman sus disociaciones térmicas e hidroquímicas amenazando mudanzas convectivas positivas a negativas, verticales a transversales.
A partir del Dock Sud la deriva litoral marcha mal herida para terminar en Núñez deambulando sin rumbo litoral, ni ancho acostumbrado, en pequeños corredores disociados de su entorno que buscan el gradiente térmico que les apure destino en dirección NE, allí donde escapan al SO algunos flujos del Emilio Mitre. Aguas arriba, toda la dinámica ribereña está en estado catatónico y no hay gradientes ni aportes térmicos, salvo pequeñas excepciones, para seguir conservando su condición litoral.
Las imágenes que siguen hablan de estas partidas que anticipan la calma chicha de un humedal; que si no fuera por las presiones urbanas que recibe no habría por qué lamentar.
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Merece estima advertir cómo taponarán al último cono de flujos sanos los barros volcados por la draga de arrastre en el veril Sur del canal de acceso; y cómo rematarán el área los 4.000.000 m3 diarios de efluentes que proponen volcar en el veril de enfrente, que por capa límite térmica después de su viaje de 12 Kms por emisarios, no tendrán ningún inconveniente para sedimentar en el lugar que las bocas difusoras dispongan.
Ese último cono de flujos sanos al que refiero con 1,4 nudos/h de velocidad de flujos en descenso es la rejilla del área de aprox 80 a 100 Km2 que desde el Norte ruega por ella con flujos que no superan los 0,4 nudos/h.
Esta inmensa área de profundidad promedio que no supera los 80 cm y cuya pendiente de fondo no supera los 4 milímetros por Km. es, para cualquiera que tenga un soplo de imaginación, el anticipo de un humedal nauseabundo cuyo cadáver velaremos durante 200 años sin remedio.
Nadie ha estudiado en Argentina esta cuestión de la deriva litoral. Enecerrados en su catecismo de ola oblicua los físicos en dinámica costera callan por ser para ellos materia de poca significación. Sólo Jorge Codignotto ha hecho breves referencias a ella. Ni siquiera señalan qué segmentos de flujos cargan sus aguas. Abominan imaginar hipersincronicidad mareal o memoria convectiva pues tendrían que olvidar todo lo aprendido y todo lo obrado con criterios mecánicos.
Toda la dinámica de este sector encerrado entre el Emilo Mitre y la ribera urbana merece la más original atención. Su energía es extraordinaria; sus compromisos, mayúsculos; y sus prospectivas y servicios, nulos.
La reconstrucción de una mínima dinámica al Oeste del canal es tarea para otro capítulo que ya vengo esbozando en un par de hipertextos.
Francisco Javier de Amorrortu, 15 de Enero del 2011
