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El epílogo de las creencias sobre la ola oblicua como factor determinante de la deriva litoral
Trece nuevos hipertextos han sido dedicados al tema de la deriva litoral en Enero del 2011, intentando historiar sus transformaciones en las riberas bonaerenses. Ver por /deriva.html y 12 html siguientes.
Un viaje al mar Báltico nos ayudará a enriquecer nuestro imaginario.
Nos acercaremos al lugar adonde apuntan esas flechas.
Veamos primero a gran escala las formaciones de la izquierda.
Vayamos ahora a las inmediatas al Norte de esas largas coronaciones costaneras.
Y agrandemos la escala de mirada.
Y aun un poco más, dividiendo para ello la imagen en dos sectores.
Este extraordinario lugar reconoce aprox. 10.000 años de antigüedad. Se fue generando merced a los flujos que encontraban lugar y límite, entre la tierra firme y la pared del antiguo glaciar que durante 25.000años se fue consolidando, en esos tiempos que llamamos de la "última glaciación máxima".
Al Norte del Báltico los glaciares alcanzaron los 2.500 metros de altura. Y en esta región inferior sólo los 500 metros. Pero aun así, diez veces más altos que los de Calafate.
La desglaciación que comenzara hace unos 10.000 años, alcanzó en los 8.000 y hasta los 6.000, tal magnitud de anegamientos, que en el Mar Negro imaginan elevaciones de 15 cm diarios hasta alcanzar los 190 metros. Allí entonces localizan algunos al diluvio universal.
Hace un par de meses, circuló la noticia de que el Canal de la Mancha fuera fruto del estallido de un dique natural, que con una estimación de 5 millones de metros cúbicos por segundo erosionara los 60 metros de profundidad del curso que separa las islas Británicas del continente.
En el caso de estas lagunas bálticas no advierto esas violencias. Pero sí, el lento flujo convectivo interno de los más caldos tributarios hacia el Norte, buscando su equlibrio térmico.
No así en su apoyo contra la pared del glaciar que entonces anteponía su capa límite térmica, para obligar a decantar los sedimentos transportados por esos tributarios que alguna vez le rozaron sus muros.
Hoy está a la vista, que esas convecciones siguen haciendo su ordenado aporte, tanto en la margen territorial, como el borde externo de la corona.
La dificultad aparece en el borde interno de esta, probablemente provocado por la convección atmosférica generando vientos que aprovechan el calor de la tierra firme para ser invitados a dirigirse a ella.
Esto suscita la convección externa que hoy tiene preocupados a los expertos de la región, que ya no saben cómo impedir la erosión de esas hermosas playas interiores al Oeste de la gigantesca laguna.
La utilidad de estas imágenes se desprende de la contrastada situación de un mismo espejo de agua, donde la deriva litoral actua protectora merced a la convección interna que la alimenta en la ribera más caliente de la tierra firme; y en la otra del borde interior de la corona, donde, para calificar con gran contraste, no alcanza a demorar el despegue convectivo externo con las consecuencias que saltan a la vista.
Esta precisa situación es la que mostramos en las imágenes que siguen de las playas de Mar del Plata y Necochea donde las escolleras han hecho estragos en la deriva litoral.
Espero que las gocen; y que comiencen a ver con claridad lo que allí ocurre; para no seguir haciendo escolleras y para olvidarse del catecismo de la ola oblicua.
Con claridad se entiende por qué a la convección interna se la califica como "positiva" por no abandonar sus sistema. Y a la convección externa: "negativa, por los robos que acarrea.
Si con estas imágenes no empieza a quedar un poco más claro a qué apuntan mis miradas y conceptos, tendrán que tener un poco más de paciencia a que siga sumando desconciertos.
Iremos a dar un paseo por otro rincón del planeta, para ver cómo convección interna y externa a veces parecen concurrir para hacer caminos, prácticamente, en la misma dirección. Una mirada micro y otra macro descubriría las diferencias. Pero para el caso, también nos ilustra que no todos los estuarios están sometidos a las mismas energías.
Francisco Javier de Eitzaga Amorrortu, 7 de Noviembre del 2007
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