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Líneas de ribera

Ver asimismo estas materias en http://www.lineaderiberaurbana.com.ar

Al intentar poner en orden estos temas desde una perspectiva política y social, la primera ocurrencia busca de consensuar intereses, sin mayores ocultamientos; que de hecho, o bien imaginamos, o bien ya conocemos.

Así entonces, como en la cordillera, buscamos una línea virtual que enderece la de las más altas cumbres.

En estos enfoques, lo que está primariamente presente es la tierra y sus intereses. Estos enfoques jamás atendieron ni pretendieron avanzar en territorios acuosos; que para ellos, el territorio estuarial es lo que abunda.

Frente a esa minucia de reñir por unos metros de agua, ¡qué importa el territorio acuoso que ni sabemos dónde termina! Este es el enfoque con el que hay que lidiar para comenzar a nutrir esas conciencias con más ricos criterios.

La línea de ribera estuarial, hoy, en esencia, debería apuntar a proteger algo de lo que está en el agua. No en la tierra. No es el caso de los ríos o arroyos, que por sufrir crecidas, lo que importa aparece reflejado en la tierra, en sus franjas de preservación.

Si bien el estuario sufre crecidas, lo que cuenta para los intereses “comunitarios”, es avanzar sobre el agua. Los rellenos habrán de resolver los riesgos de las crecidas. Lo de “comunitario” ha sido puesto entre comillas para no engañarnos. Lamentablemente, el discurso político mercantil, viene empaquetado así.

El enfoque para este que suscribe, no es comenzar por la línea virtual entre la tierra y el agua,- línea, hoy muy comprometida con las variables que siguen-; sino comenzar por establecer lás áreas que caben establecer para los corredores de flujos costaneros, y el ancho estimable de las franjas de hidrotermias que lo separan de la costa.

Enfoques estos, que más adelante retomo con mayores precisiones; pero, que de hecho redundarán en una línea de ribera, siempre más corrida hacia el estuario.

Una vez enfocada la cuestión en estos puntos, lo demás comienza a resolverse solo; inclusive, el debido ajuste en conciencias más crecidas.

Siempre habrá lugar para la creatividad, porque la costa reconoce hoy un perfil muy bastardeado que habrá que enderezar con aquellos refulados “imprescindibles” para comenzar a devolver Vida a los corredores naturales de flujos costaneros; y acercar los delicados perfiles que necesitan los tributarios estuariales para tallar sus cordones de salida. Que un tributario no cabe imaginarlo saliendo a 90 °, como lo vienen con su silencio aceptando nuestros físicos en dinámica costera, con una mirada que no podría ser más paupérrima. Y bien aprecio este pleonasmo para sacudirles sus catecismos aun que me llamen soberbio.

Estos corredores han quedado exhaustos, en primer lugar, por los bastardeos en la salida del Luján; al que habrá que enderezar y profundizar para conectar su energía a la traza de este corredor. De los cordones, ni hablemos.

Dos son en esta etapa las fuentes de relleno a considerar: a)- las proyectables sedimentaciones naturales, que con apropiadas áreas de sostén de hidrotermias y sus bien reactivados paralelos corredores de flujos naturales costaneros, habrán de disminuir en estas riberas, estas sedimentaciones.

b) - los refulados generados en las obranzas de reactivación de estos corredores, que primariamente deberán aplicarse a enderezar los perfiles costaneros que han sido tocados por malabaristas y paisajistas expertos en vericuetos, pero no en  delicados y complejos flujos. Recordemos que entre el corredor y la costa se intercala un área de hidrotermias, fundamental para potenciar las advecciones mareales que determinan la salida de un tributario.

Los perfiles costaneros originales son dables de reconocer en antiguas cartografías mostrando ausencia de estos graciosos accidentes bien funestos para los naturales flujos, ya en ascensos, ya en descensos.

La mirada primaria con la que desarrollo estos textos está ubicada en las riberas que van desde la salida del Luján hasta el muelle de pescadores, más allá de las tomas de Palermo.

Los puntos más graves son los estrechamientos de la salida del Luján y su en extremo tocido rumbo de salida; y el estrecho paso entre las Bikini y la costa de Olivos.

Por supuesto, todo el resto está en estado catatónico, pero los mayores compromisos, obranzas y transformaciones, son las que señalo en el párrafo anterior.

La escollera de San Isidro, que reconoce unos 120 años de antigüedad y que fuera posteriormente prolongada, tendrá que hacer algunas concesiones en su largo.

Las tierras ganadas por el C.N.S.I. tendrán que hacer otro tanto, aunque veamos derramar lágrimas de cocodrilo y todo tipo de presiones.

Y esta mirada incluye también la ribera opuesta que tiene que hacer contribución al ensanche.

La ribera de la isla vieja necesita hacer contribución ya no para el ensanche, sino para corregir el tremendo desvío de rumbo conformado a la salida.

El Luján tiene que conectar al corredor natural de flujos costaneros en forma simple y armoniosa. Y para mirar ésto no se necesita tener más que un ojo abierto.

En meses recientes advertí que la salida del San Antonio ofrece aun mejores condiciones para reponer energías perdidas al antiguo corredor natural de flujos costaneros. E incluso su orientación es ideal para fortalecerlo desde su inicio en el muelle de San Isidro.

Al mismo tiempo, este fortalecimiento del San Antonio debería considerar la disminución de flujos que marchan por el Cananl de Vinculación, que hoy están afectando severamente los flujos del Luján.

Ya en la zona de las Bikini, advertimos un profundo bache en la línea de ribera, conformado por un extraño apéndice que era punta de lanza del proyecto Torcello para el nuevo puerto de Olivos. A los extremos de ese agujero se llega entrando por la calle Paraná y por la calle Borges.

Más allá de estas puntuales situaciones donde se medirán los vectores de fuerzas de los intereses en juego y los de los ambientalistas, todo el corredor natural de flujos costaneros reclama dragado; y toda la costa habrá de recibir una franja adicional de ancho variable, que necesariamente tiene que alcanzar a desarrollar altura y no sólo, superficie.

Para ello se requieren cuidados adicionales en la retención de los refulados que de lo contrario escurren generando inmensas superficies.

El esfuerzo humano para comenzar a poner orden en todos estos abandonos e irresponsables sueños de mercaderes, nadie lo hará para regalar a éstos.

Mi trabajo desinteresado  de esta década no es para mercaderes, sino para el ambiente que todos merecen.

Esta es la perspectiva urgida de sinceridad con que apunto a la cuestión de las líneas de ribera.

Por supuesto, este enfoque no ha hablado aun de la legislación de apoyo a ese eje de arranque que son los corredores naturales de flujos costaneros, antes de hablar de línea de ribera alguna; y a los no menos de 5 Kms. de prolijos y muy estudiadas riberas y suaves perfiles de fondo, que anticipen favores a la salida de un tributario como el Riachuelo Matanzas en estado catatónico.

Una conciencia mucho más crecida se tiene que instalar primero en la salud de estas áreas ribereñas húmedas. Las secas que a todos interesan vendrán después. No se puede negociar lo que no existe. Aunque haya quienes acrediten extraños títulos de propiedad bajo el agua, del otro lado de alguna línea de ribera que alguna vez fuera valedera. No se puede hacer lugar a estos atropellos de querer poner la carreta de los mercaderes adelante de los bueyes.

Esta tierra a crear no necesita de los mercaderes para entregar su fecundidad.
Y las riberas estuariales han estado esperando este momento más de un siglo.
De ello da prueba el bastardo muelle de San isidro generando la Punta Amarga, de cuyos efectos ya da cuenta el plano de Félix Doufourq de 1890.

Las declaratorias, que todos aquellos que pretendieran avanzar con obranzas tenían que presentar en la Subsecretaría de Puertos y Vías Navegables para su aprobación, ya fuera Provincia o Municipios, puso en las riberas estuariales mínimo freno a esta debacle.

Pero el descalabro infernal en las riberas de los tributarios del frente deltario prueba que aquí no corrió esa suerte. Estas afirmaciones fueron palpables de advertir en las páginas inmediatas anteriores 27 y 28.

La ley de conservación de desagües naturales 6253/60 y su decreto reglamentario 11368/761, precisan que sus recaudos no alcanzan a la zona deltaria. Tampoco el Art. 59 de la Ley 10128/83.

El decreto 1980/77 por el que Provincia transfiere a los municipios de Tigre, San Fernando, San Isidro y Vicente López, la administración, explotación, uso y goce de las playas y riberas, sin más trámites que su escueta redacción en una mísera carilla, no pudo ser más irresponsable. Máxime, sabiendo que ninguna legislación se ocupaba del control y las demarcaciones de riberas de estas zonas, que a pesar de conformar vías navegables, hacía tiempo que estaban en manos bien anónimas.

Así entonces, darse a observar los escandalosos atropellos muy bien ilustrados en la página 51, así como en las en las anteriores, nos acercan pautas clarísimas de lo que estamos hablando. La salida del Luján al estuario y las barbaridades generadas por el C.N.S.I., no tienen otro nombre y están reflejadas en todos los capítulos de ese sitio.

A falta de legislación, no cabe otra manera de comenzar a instalarla que tomando nota de media docena de parágrafos del artículo 5° de la la Ley Nacional 25.688   28/11/02.  Ley de presupuestos mínimos sobre el REGIMEN DE GESTION AMBIENTAL DE AGUAS

ART. 5° — Se entiende por utilización de las aguas a los efectos de esta ley:
a) La toma y desviación de aguas superficiales;

b) El estancamiento, modificación en el flujo o la profundización de las aguas superficiales;

c) La toma de sustancias sólidas o en disolución de aguas superficiales, siempre que tal acción afecte el estado o calidad de las aguas o su escurrimiento;

d) La colocación, introducción o vertido de sustancias en aguas superficiales, siempre que tal acción afecte el estado o calidad de las aguas o su escurrimiento;

e) La colocación e introducción de sustancias en aguas costeras, siempre que tales sustancias sean colocadas o introducidas desde tierra firme, o hayan sido transportadas a aguas costeras para ser depositadas en ellas, o instalaciones que en las aguas costeras hayan sido erigidas o amarradas en forma permanente;

i) Las acciones aptas para provocar permanentemente o en una medida significativa, alteraciones de las propiedades físicas, químicas o biológicas del agua;

lamentable, sin embargo, que se hayan olvidado de aclarar a quién caben sus primarias competencias administrativas.

Aquí hay bastante para tallar y por aquí se debe comenzar. Si hay otro camino, me gustaría conocerlo.    Francisco Javier de Amorrortu  9/11/06

 

Referencias que apuran criterios respecto de los anchos de la banda de energías hidrotérmicas, anteriores al canal costanero

Hemos seguido en imágenes satelitales un largo recorrido tras ellas. Y en las zonas donde el corredor de flujos operaba bien activo, el ancho de la banda de hidrotermias se acercaba a los (200) doscientos metros. Esto acontecía al Sur del Dock Sud.

Estas bandas, por el contrario, dejaban de ser bandas para ocupar todo el sector estuarial que iba desde la franja de sedimentaciones al Oeste del Emilio Mitre, hasta la costa de San Isidro; en anchos que alcanzaban a superar los 4 Kms. Es así, que ya en 1987, el Dr. Rolando Quirós da cuenta de niveles de fosfatos a 1500 mts de la costa, más altos que a 500 mts.

Estas referencias hablan de la muerte anticipada de ese rincón estuarial de unos 80 Km2; que de no contar con miradas y criterios que le salven la Vida, ya tendremos un cadáver donde aprender la materia “anatomía estuarial”.

Por supuesto, es aquí donde los mercaderes de suelos ya están festejando y haciendo apuestas bien fuertes.

La única forma de salvar este rincón comienza como ya hemos expresado, reorientando la salida del Luján; ensanchándola en adición a la corrección de rumbo; y favoreciendo las fluencias interiores y de salida de los tributarios Urión, San Antonio y del Este que aportarían adicionales energías al rincón en cuestión, que ha quedado aislado de las energías del Paraná de las Palmas que alguna vez le alcanzaron su asistencia.

A menos que intervenga el San Antonio en ayuda, las bandas de hidrotermias en este rincón estuarial de la costa de San isidro inevitablemente serán mucho más anchas. La curva de salida que podría alcanzarse a corregir para el Luján, así lo indica.

Todo ese espacio entre la curva y la costa persistirá como área de hidrotermias; que desencadenarán en ese rincón al Sur del muelle de San Isidro, inevitables convecciones, sosteniendo internamente advecciones bien a contrapelo de los flujos en descenso; pero sin cumplir una función clara de favorecer salida a tributario alguno. Por el contrario, bloqueando todo. Para frenar estos efectos sería necesario apuntar enriquecidos y directos flujos del San Antonio y vigilar con mucho cuidado los perfiles de fondo que median entre el canal y la costa.

Todas estas obranzas generarán suficientes refulados, que si bien endicados, enriquecerán las fluencias ribereñas con una costa saneada donde comenzar a replantear el dichoso tema de las líneas de ribera, que hoy nadie sabe por donde empezar a mirar.

Reiteramos la necesidad de abrir la energía del Urión-San Antonio, para luego de pasar al lado de la isla de Santa Mónica, dirigirla al lado mismo de la escollera del Puerto de San Isidro. Así volveríamos a reactivar la energía del canal natural costanero, hoy moribundo y de cuya eficiencia depende la dispersión de contaminantes de toda la costa urbana.

También reiteramos que no sólo se trata de potenciar los flujos del Urión-San Antonio, sino que sería muy oportuno disminuir la transferencia de energías que salen por el Cananl de Vinculación; pues en su encuentro está hoy frenando los flujos del Luján.

 

Nuevos territorios de recreación en las lonjas sedimentadas al Oeste del canal Emilio Mitre; y en las refuladas al Este, comenzar a vislumbrar un nuevo Puerto de Buenos Aires para grandes naves

Estos territorios aun a consolidar cuando sea repuesta la draga de corte perdida hace cuatro años en Centroamérica, ya representan desde el punto de vista de los flujos estuariales, algo concreto e inevitable.

Barreras refuladas al Este y sedimentadas al Oeste, que originadas por decisiones tomadas hace 33 años, ya no cabe sino asumirlas y realzarlas de manera de que alcancen a cumplir función adicional

Estas estrechas lonjas paralelas a los flujos, acompañan al Emilio Mitre en una longitud aproximada a los 15 Kms y anchos estimados hoy en 1 Km.; permitirán en pocos años, transferir a estas áreas, los embarcaderos que hoy se amontonan en el curso del Luján.

Las del Este deberán resolver los accesos para la infraestructura vial y ferroviaria que aseguren viabilidad a los deseos de liberar Puerto Madero, tanto para los insaciables apetitos que todos conocemos, como para limpiar los innecesarios contrastes que genera en este preciso lugar, este desgastado puerto.

Río Santiago también es a todas luces un lugar que tiene que ser regenerado en términos de criterios de salida originarios y por ello naturales, y multiplicados sus destinos útiles.

La propuesta de generar sobre el mismo puerto de Buenos Aires un cinturón ampliatorio, es bruto inconciente del daño irreparable que provoca en los flujos. Una vez más, nadie piensa en los flujos del estuario; ni aun en una zona donde el cadáver ya luce incomparable. Flujos de 0,3 nudos p/h que poco más adelante alcanzan 1,5 nudo.

La costa del actual puerto están comprometidas aunque resulte inaceptable, con la devolución de salida del Riachuelo. Esto es lo primero que necesita mirada de criterio elemental, si quieren resolver el problema de sus flujos.

Las lonjas refuladas al Este del Emilio Mitre necesitan contar con un corredor natural de flujos costaneros que se desprenderá de la apropiada orientación de flujos del paso del Barca Grande, hoy en estado de arreglárselas como pueda.

Los mayores criterios de cuidados, repito, son los que reclama el rincón ONO del estuario. Y por ello, las atenciones al recupero del canal natural costanero; los respetos a las hidrotermias; y los ajustes en los caudales y direcciones de salida que aportan los tributarios de este frente deltario, son fundamentales.

Este es el panorama global para comenzar a descubrir el sendero de compromisos que acerquen las posibilidades de atender con mayor responsabilidad, las nuevas y nunca definitivas demarcaciones de líneas de ribera en las riberas estuariales de San Isidro y Vicente López.


Más allas de su realidad, ¿qué utilidad aportan las hidrotermias?

Uno de los roles de las hidrotermias es ralentar la sedimentación en áreas ribereñas, donde el calor acumulado en las bajas profundidades, alimentando el movimiento vertical de la convección interna potencia las advecciones en el cordón litoral; en cuyo margen externo la capa límite hidrotérmica determina delicados aportes sedimentarios. Ese delgado corredor tan particular de flujos contrapuestos es protector sutil de la ribera.

Siendo el más importante de sus roles la asistencia de salida de los tributarios en todos los horarios; y no sólo cuando descienden las mareas estuariales.

Otro de los roles es evitar la erosión de la costa. Si el canal costanero estuviera muy pegado a la costa, la erosión sería importantísima. Donde no advertimos áreas de hidrotermias, como en el caso de Punta Indio, allí advertimos fuertes erosiones costaneras. Por ello, las consideraciones a los flujos en las riberas estuariales pueden difieren en mucho, de los flujos en los cursos de sus tributarios.

Desde limnología muchas han de ser las advertencias que se pueden hacer, pero no he de tallar en ellas, porque no he cultivado estas materias.

Aun así , sólo por ésto, ya cabe acreditar a estas energías una ajutada área de respetos para su prolija manifestación.

Área que se encuentra lado a lado con los corredores naturales de flujos costaneros; que allí sí, luego de recorrer un largo trecho hasta alcanzar a disminuir el gradiente térmico, reinvierte dirección y ve encendida la convección externa asistiendo la más fuerte dispersión.

Estas consideraciones tienen que comenzar a plasmarse en mucho más ajustada legislación; y jurisprudencia que ya puede comenzar a advertir la necesidad de estas precisiones.

Un estuario con áreas de hidrotermias demasiado extendidas, es anticipo de cadáver en gestación. Eso es lo que se advierte en el rincón ONO, en San Isidro. Y por ello, por sus particulares gravedades y urgencias de atención, hemos desarrollado estas consideraciones, imaginándonos ubicados en esas regiones.

Ver estos comentarios del Dr. José Luis Cavallotto al final de su trabajo: Evolución y cambios ambientales de la llanura costera de la cabecera del río de la Plata. Revista de Asociación Geológica Argentina N° 60 (2005).

"Acompañando el descenso del nivel del mar, los valles de los arroyos Arrecifes, Areco, de la Cruz y del río Luján comenzaron a rellenarse, los depósitos aquí desarrollados contienen restos de Erodona macroides y Tagelus plebeius.

La presencia predominante de Erodona macroides en la composición de los cordones que conforman la llanura con cordones de playa y en los despósitos que rellenan los paleovalles antes mencionados, revela que durante la sedimentación de los mismos las aguas fueron cálidas, lo cual indica que las temperaturas de las aguas estaban por encima de los valores actuales.

Si a los valores actuales estas hidrotermias y sus despegues convectivos son bien visibles en nuestras imágenes satelitales, qué formidable energía habrán transferido en aquellos tiempos dejando grabados por milenios en los suelos estos cordones que hoy con mecánica de fluidos todavía insisten en atribuir a la "deriva litoral" y al oleaje oblicuo.

Francisco Javier de Amorrortu 12/11/06

Ver también estas materias en mi página www.lineaderiberaurbana.com.ar

 

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