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Jornada y registros en el corredor central

Ayer 19 de Abril del 2007,  por invitación que me hicieran mis amigos Federico Bruland y Virginia da Cunha tuve oportunidad por primera vez desde el agua, de reconocer el frente deltario central que hasta entonces había sólo reconocido merced a imágenes satelitales.

Emprendimos la travesía de esta luminosa jornada a las 11,15 hs con viento Norte de 10 a 15 Km /h. La marea había reconocido en Martín García un tope de 0,90 m y desde las 10,30 hs había comenzado a bajar.

La temperatura del aire estaba en los 25°C; a nuestro regreso hubo trepado a 30°C. La temperatura del agua en superficie reconoció promedio de 24,5° C.

Tomamos rumbo por el Vinculación, pasando al Urión y luego al Honda, para por la boca Norte del Paraná de las Palmas, terminar saliendo al estuario.

Dejando a babor la isla Lucha, a la que nos fue imposible por la poca profundidad acercarnos; a pesar de mi interés por ver la salida del incalificable emisario de hidrocarburos de Campana; fuimos en dirección Este alejándonos de la costa.

A poco empezaríamos a ver la sucesión de 14 pilotes que en ligera curva hacia el Norte nos llevarían a los pozos del Barca Grande.

Esta ruta está muy bien señalizada y marca con precisión la honda  y estrecha senda de los flujos del corredor central, que desde la salida del Barca Grande reconoce profundidades de 9 a 10 m casi constantes.

En la marcha fuimos advirtiendo que la mejor señal del sendero de los llamados “pozos”, (que en realidad conforman un estrecho y prolongado canal natural cargado de fuerte energía hidrodinámica), la conformaba una estela planchada en medio de salpicados y suaves rizos estuariales; que aunque el viento no había disminuido, el área descubría una particular protección de estuario muy interior.

Hicimos el trayecto hasta el último de los pilotes en una hora; con marejada de frente al comienzo, hasta entrar en la zona protegida por las primeras afloraciones de la isla Oyarvide al Este de nuestro rumbo.

Este pilote N° 14 descubre el inicio de un par de senderos. Al NE, el paso hacia el canal Buenos Aires en medio de la formación de Oyarvide. Y hacia el NO, el comienzo del canal natural de salida del Barca Grande, muy bien marcado por altos pilotes.

Aprovechando el rápido acceso que habíamos logrado, decidimos probar suerte continuando rumbo al Norte en busca de un paso hacia el Correntoso; paso que no encontramos.

Ya la carta de batimetrías anunciaba la ausencia de paso alguno. Pero estando aun la marea unos 70 cm por encima de su estimado punto más bajo, logramos con cuidado navegar en una senda de 90 cm de profundidad que nos llevó hasta el Norte del canal de salida del Correntoso.

Fue muy oportuno este trayecto pues nos permitió verificar cuánto más al Norte se había extendido la isla de Oyarvide en un proceso de muy estrecha formación sedimentaria; que descubriendo flujos en dirección Norte fueron haciendo allí sus elongados depósitos.

Corresponde señalar que una de las motivaciones para prolongar esta navegación más allá del Barca Grande, fue la observación de una lejana formación apendicular a la salida del Correntoso, que no figuraba en nuestra carta, y a la que luego asignaríamos una extensión hacia el ESE, de unos aprox. 350 m.

Dejamos al través este apéndice de salida del Correntoso y llegamos a un punto equidistante de la boca Norte del Correntoso y la estrecha formación insular al lado del canal Buenos Aires, que reconoce al Este de su borde inferior el casco hundido del Ambai.

Con 70 cm de agua tomamos la primera muestra de sedimentos que probó ser de arenillas finas;  que en el acto mismo de su extracción hicieron sentir la calidad de este suelo.

Luego nos acercamos a la misma boca del Correntoso donde fuinos descubriendo su canal natural de salida de unos 3 m de profundidad.

Tomamos fotos ligeramente afuera de la boca sin intentar entrar, pues aun nos restaba hacer un camino de regreso muy lento hacia la zona del Barca Grande, por un sendero con muy poca agua y marea en pronunciada bajante.

Sin embargo, muy satisfechos estábamos con haber alcanzado esa posición tan al Norte y haber sacado muestras que dan crédito de los clásicos depósitos sedimentarios que a esta zona siempre se han atribuído.

Fuimos descendiendo por la boca del Correntoso buscando de acercarnos al tramo apendicular de su salida que habíamos señalado de nueva formación sedimentaria.

Y en su cara Norte, al centro del mismo, hicimos extracción de sedimentos a 50 cm de la superficie del agua, dando como resultado un limo muy fino, que ya seco, descubría escasísimas luces de conchillas reflejadas en un fondo de color barro, mucho más oscuro que las arenillas recogidas al Norte de la salida del Correntoso.

Con precaución dimos la vuelta a esta nueva formación apendicular y en la cara Sur externa tomamos nuevas muestras, que probaron ser muy parecidas a las anteriores del lado Norte de este apéndice penínsular.

Rumbeando al Sur, pero siempre intentando mantenernos cerca de la costa, a unos 350 m tomamos nueva muestra  frente a la salida del arroyo Lima. Aquí la muestra sedimentaria probó, ya seca,  ser mucho más homogénea, de limos muy finos y carentes de todo reflejo especular, otro que fuera fruto de su uniformidad matérica, analizada a simple vista.

Alcanzamos el canal del Barca Grande de 7 m de profundidad e hicimos entrada en él. Nos sorprendió su extraordinaria profundidad de 10 m que se mantenían constantes hasta casi 10 m de la ribera Norte.

Los juncos de esta ribera tenían 2 m de tronco sumergido; y a 3 m de ellos, la profundidad era de 7 m. Una sorpresa completa que mostraba en su superficie las aguas planchadas y escapando los flujos en una curva pronunciada que los llevaba hacia el Norte en dirección a esa formación apendicular del Correntoso anteriormente señalada.

Tan sorprendidos quedamos que nos propusimos seguir esa corriente algo más alejados de la costa, para terminar verificando cómo nuestro bote se desplazaba hacia el Norte, a pesar de estar soplando viento suave del Norte y estar la marea desde hacía más de 3 hs en franca bajante.

Mi felicidad aquí fue completa. Con estas advecciones que nos llevaban derivando a contrapelo de los flujos en franca bajante y viento suave del NE, había alcanzado a probar el gusto de lo que mis ojos habían advertido muchos meses antes, en la simple observación de imágenes satelitales.

De esta ribera Norte del Barca Grande tomamos muestra sedimentaria a casi 2m de profundidad que probó ser, ya seca, de limos finos aun más homogéneos que los tomados afuera, frente al arroyo Lima.

La ribera Sur del Barca Grande mostraba el desarrollo hacia el exterior de lo que era una ya cartografiada hace 40 años, larga formación apendicular peninsular; similar a la del Correntoso, pero mucho más consolidada en largo y ancho. No nos acercamos a esa orilla y por ende nada podemos decir de la dirección de flujos en esa orilla, que estimamos iría paralela a la formación apendicular, en clara dirección SE.

Volvimos a la zona del canal natural de los pozos del Barca Grande para ver de acercarnos luego a la entrada del Miní; nuestro última escala de esta hermosa jornada.

Estando al través del mismo divisamos un pilote que luego descubriría un segundo y un tercero, que con mayor cuidado nos guiaron por estrecho sendero; que de pronto pasaba de los 3 m a 1 m; y así, con algún sobresalto nos guiaron hasta entrar en el Miní. Que ya dentro descubría 7 m; y al igual que el Barca Grande mostraba la ribera Norte con el agua planchada y profunda, saliendo hacia el Norte, en la misma dirección contraria a la que cualquiera hubiera estimado, de descensos hacia el Sur.

Estos dos cursos de agua han sido entonces los responsables de los depósitos sedimentarios que formaron estos apéndices de salida del Barca Grande y del Correntoso; y que también nos hablan de las formaciones sedimentarias que las islas Oyarvide y Matón muestran hacia el Norte y hacia el Este, bien a contrapelo de los flujos en descenso.

De esta ribera Norte del Miní, en su boca sacamos muestra sedimentaria a poco más de 1 m de profundidad, que probó, ya seca, ser similar a la del Barca Grande.

A 4 hs de la partida habíamos regresado a nuestro puerto de amarre; felices de la jornada compartida y aun más felices de traer confirmación de lo que había en solitario, hospedado meses atrás nuestra mirada.

Agradezco a mis amigos Virginia da Cunha y Federico Bruland este inesperado y muy afortunado regalo.

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