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Y a pesar que la deriva litoral les muestra a todos su decidida hipersincronicidad mareal, estas menesterosas obranzas descubren su ignorancia fatal. Ver imagen mostrando el retorcido recoveco que sigue la deriva, oponiéndose al pene de áridos que le han querido cruzar en el camino. A esta torpeza que descubre la cosmovisión de la “ola oblicua”, debemos sumar los enormes embancamientos producidos durante 223 años a la salida del Riachuelo a partir de la rotura de la curva de arranque del cordón litoral provocada por exceso de embarcaciones fondeadas en el curso interior. Ocho (8) centímetros de profundidad por año pierde este curso y nadie lo apunta en ningún estudio. Este silencio es alarmante. Adictos a un catecismo que les cortó la lengua y la imaginación. La pérdida del cordón de salida significó la pérdida de la posibilidad de sedimentar en los prolijos bordes cuspidados que jamás significaron un problema, otro que no fuera el deseo de ahorrarse dar una vuelta para entrar. Romper un cordón litoral no sólo era muy fácil, sino que aún hoy nadie tiene en cuenta su enorme importancia vital. Entre los numerosos tributarios estuariales que fueron sumándome claridad a estos particulares criterios que asisten hidrogeomorfología histórica, se cuentan las salidas del Reconquista, del Luján, del Garín, del Escobar, del Basualdo, del Sarandí y por supuesto, esta del Riachuelo. He estudiado cada una de las salidas tributarias estuariales en la costa uruguaya que aún conservan en su mayoría estos resguardos naturales, o cuando menos, los vestigios parciales de estos cordones en los tributarios más amenazados por la intervención humana. Ninguno de ellos se aproxima al escandaloso fracaso de flujos de salida que descubren nuestros tributarios. Rescatamos por lo tanto, desde su condición virginal a aquellos que escaparon a estos manoseos y aún acercan respuesta ejemplar. De ellos aprendemos sobre las condiciones naturales que permiten corregir nuestras asfixias reológicas intelectuales varadas en mecánica de fluidos y en su pobreza particular para mirar calor, transferencia de masa sedimentaria y termodinámica. Quien imagino lograría acercar mayores y más finos criterios sobre estos temas es el Profesor Doctor Gregori Koff, titular del Laboratorio de Desastres Geológicos de la Academia de Ciencias de Moscú, que visitara nuestro país en oportunidad de presentar el proyecto del Aliviador del Salado. Desde mis sostenidas miradas y y consecuentes conceptualizaciones acerco testimonio de la imposilidad de ignorar este segmento de flujos que se manifiesta operativo en la más inmediata relación con la ribera; que reclama aguas someras para retroalimentar sus energías positivas; que reclama aguas caldas para vincularse sin diferencias con las tímidas tributarias; que reclama la maravillosa protección de la capa límite térmica en su borde externo para permitirle transferir las cargas sedimentarias del recién hospedado tributario prolijamente en el filo de ella; que de su borde cuspidado están revestidos los millonarios cordones litorales de todo el planeta; que merced a esos cordones encuentran las aguas tributarias su extraordinaria protección de salida; sin enfrentamiento de vectores de flujo, ni de intensidad de flujos; sin enfrentamientos térmicos; sumando parentescos convectivos de energía positiva que recorre los abismos del planeta sin gasto alguno; montándolos en la suavidad de sus espaldas; y aprovechando su advección y su mayor temperatura para fortalecer y prolongar su propio destino; protegiendo a estos aportes tributarios en algunos casos por decenas de kilómetros antes de dejarlos partir por medio del sistema convectivo externo, cuyos flujos transversales -de energía calificada negativa por su gran gasto-, les saca en radical curva a 180° al definitivo vuelco que los transfiere al corredor laminar paralelo a lo largo de sus 12 horas en descenso. Todo este maravilloso proceso de relación de gradientes es fundamental, ineludible e indispensable para mirar la sustentabilidad de todas las salidas tributarias que buscan dispersión. Gracias a nuestras planicies extremas sostenemos la dificultad y la suerte de aprender de ellas. Que la reconocida importancia de estos gradientes haya quedado oculta al universo de catecúmenos de mecánica de fluidos, es un misterio que no es mi tarea resolver. Sin la menor duda, la transferencia de estas materias a sus conciencias será abismal. La meteorología que hace décadas saca provecho de estos criterios que la termodinámica viene enriqueciendo, aún no acierta a tocar el agua y aplicar estos mismos criterios. Tampoco acierta a tocar el hombro de estos catecúmenos y preguntarles por el antiguo culto de la ola oblicua que les vela acceso. La deriva litoral es una realidad insoslayable. La primera en asistir todo proceso: ya sea de salida como de intercambio. Que acerca sus gradientes a un extremo y los ajusta para la entrega en el otro extremo. Un servidor termodinámico incomparable tan complejo, que todas las modelaciones matemáticas y modelizaciones físicas aplicadas por nuestros investigadores caen en desconcierto; desconcierto que es natural se nos contagie hasta el fin de la noche que los tiene inmersos. Antes de proseguir en estos amaneceres considero oportuno acercar mirada al único cuerpo legal que logrará con algún esfuerzo apreciar estas materias: el artículo 5° de la ley 25688 de presupuestos mínimos sobre el Régimen Ambiental de Aguas que por el filoso Dr. Pigretti fuera calificado como de presupuestos máximos. Frente a estos abismos, hasta el mínimo queda empequeñecido. ART. 5°.- Se entiende por utilización de las aguas a los efectos de esta ley: a) La toma y desviación de aguas superficiales; b) El estancamiento, modificación en el flujo o la profundización de las aguas superficiales; c) La toma de sustancias sólidas o en disolución de aguas superficiales, siempre que tal acción afecte el estado o calidad de las aguas o su escurrimiento; d) La colocación, introducción o vertido de sustancias en aguas superficiales, siempre que tal acción afecte el estado o calidad de las aguas o su escurrimiento; e) La colocación e introducción de sustancias en aguas costeras, siempre que tales sustancias sean colocadas o introducidas desde tierra firme, o hayan sido transportadas a aguas costeras para ser depositadas en ellas, o instalaciones que en las aguas costeras hayan sido erigidas o amarradas en forma permanente; f) La colocación e introducción de sustancias en aguas subterráneas; g) La toma de aguas subterráneas, su elevación y conducción sobre tierra, así como su desviación; h) El estancamiento, la profundización y la desviación de aguas subterráneas, mediante instalaciones destinadas a tales acciones o que se presten para ellas; i) Las acciones aptas para provocar permanentemente o en una medida significativa, alteraciones de las propiedades físicas, químicas o biológicas del agua; j) Modificar artificialmente la fase atmosférica del ciclo hidrológico. ARTICULO 6° — Para utilizar las aguas objeto de esta ley, se deberá contar con el permiso de la autoridad competente. En el caso de las cuencas interjurisdiccionales, cuando el impacto ambiental sobre alguna de las otras jurisdicciones sea significativo, será vinculante la aprobación de dicha utilización por el Comité de Cuenca correspondiente, el que estará facultado para este acto por las distintas jurisdicciones que lo componen. La autoridad jurisdiccional competente, la autoridad nacional competente y la autoridad nacional de aplicación es siempre la misma en estas demandas: la Subsecretaría de Puertos y Vías Navegables; a la que municipios, provincia y ciudad han manoseado en los últimos 30 años a más no poder. Fuera de la hidrovía, nadie respeta. ARTICULO 7° — La autoridad nacional de aplicación deberá: a) Determinar los límites máximos de contaminación aceptables para las aguas de acuerdo a los distintos usos; b) Definir las directrices para la recarga y protección de los acuíferos; c) Fijar los parámetros y estándares ambientales de calidad de las aguas; d) Elaborar y actualizar el Plan Nacional para la preservación, aprovechamiento y uso racional de las aguas, que deberá, como sus actualizaciones ser aprobado por ley del Congreso de la Nación. Dicho plan contendrá como mínimo las medidas necesarias para la coordinación de las acciones de las diferentes cuencas hídricas. Está claro que un lodazal de 100 Km2 que sólo las luces especulares de plata velan, con sus 80 cm de profundidad promedio, difícilmente aprecie que toda nuestra atención concluya en simple mención a “cuenca hídrica”, cuando de hecho, su condición es cadavérica. Nadie ha dedicado un minuto de atención a lo que allí se cocina. La misma voz “río” nos ajena a la condición de un estuario de naturaleza extrema en ancho y mínima en profundidad. La voz “estuario” apunta a lo que se quema, a lo que se calienta, a lo que se prende fuego. Así lo señala la raíz indoeuropea: *aidh, quemar. Voces emparentadas a "estuario": estiaje: caudal mínimo de un río, estero o laguna; estuante: encendido, excesivamente caliente. De aquí también: estío y estero. ¡Cómo no imaginar a la termodinámica festejando tarea en este lugar! ARTICULO 8° — La autoridad nacional podrá, a pedido de la autoridad jurisdiccional competente, declarar zona crítica de protección especial a determinadas cuencas, acuíferas, áreas o masas de agua por sus características naturales o de interés ambiental. Estos 100 Km2 piden a gritos salvación. Buenos Aires, tarde o temprano devendrá mediterránea. Y a bregar por alcanzar sustentabilidad en esa lentísima transición deben nuestras miradas apuntar. En el punto 3.3.23 de su “Balance de nutrientes” Jaime, Menéndez y Natale refieren de la importancia de valorar las relaciones ancho-profundidad de los estuarios. Es por este motivo que consideramos importante seguir la pauta trazada por Hallcrow de refular sobre el veril NE del canal, persiguiendo aprecios a esta relación anterior. La ligereza de ver perdida la draga de corte que atendía el plan que durante 30 años había sumado refulados, desde entonces a punto de aflorar y no reponerla de inmediato para darse a una nueva estrategia volcando barros en la vereda opuesta y así sumando otra ligereza; merece en esta oportunidad de ver a la SSPyVN presionada para aprobar otro cambio de vereda para los 4 millones de m3 diarios de vertidos de efluentes, preguntar ¿qué quieren hacer con esta pobre SSPyVN? ¿Quién es el genio que revuelve esta olla? ¿qué cosmovisión tiene este genio? ¿cómo es posible que entre tantos investigadores públicos y privados nadie señale estas incoherencias? Desde este marco de palpable generalidad estructural legal y técnica, intentamos valorar un despreciado, puntual segmento de flujos cuya condición destacamos imprescindible para, desde sus reconocimientos y cuidados, favorecer las salidas tributarias y las de tantos inmundos vertederos urbanos al estuario. La muerte de los flujos en este sector de 100 Km2 es tan acentuada, que el ancho de la deriva litoral en lugar de acusar 150 a 180 mts ve desfilar corredores de flujos verticales disociados en términos hidroquímicos y de sentido inverso a los descensos, en despistes que ninguna mecánica de fluidos explicaría apuntando a sus diferencias “picnales” y que frente a San Isidro en oportunidades alcanza los 4 Kilómetros de ancho. En este desbande, la voz “deriva litoral” ha quedado desvirtuada y por ello me ha parecido oportuno a la materia que rodea estos despistes, llamarla “hidrotermias” Panorama cultural La lesión a un derecho colectivo sobre un bien difuso que carece de titular determinado, no puede presumirse renunciado por el hecho de que durante un plazo, no importa cuán prolongado, hubiera desconocido reclamo alguno. Esta situación es desoladora porque estamos descubiendo que ni siquiera la entidad de estos flujos primordiales ha sido estudiada con las herramientas apropiadas. Al menos, eso es bien visible en nuestras riberas estuariales urbanas. Esta pequeñísima porción de cosmovisión necesita ser incorporada a cultura; no sólo de modeladores matemáticos, laboratoristas, sedimentólogos e hidrogeomorfólogos que reconocen que la deriva litoral existe y que no es posible suprimirla. Y que cuando advierten inconvenientes en sus obranzas no le cargan a estas sus problemas, sino a la deriva litoral a la que dicen que tienen “que investigar”. La delicadeza de esta deriva litoral no se ha puesto a tiro de estos mecanicistas que se han pasado un siglo midiendo olas y alturas promedios de las rompientes. Sus ecuaciones nunca miraron por el cerrojo termodinámico. Incluso atribuyen a los vientos de tierra el material transportado por la deriva litoral; por ese motivo es tan frecuente escuchar hablar de löss y no de löss fluvial. Los esfuerzos realizados no han sido pocos ni flojos. Entre ellos son recordados las campañas científicas denominadas “pesquerías”; algunas de ellas aplicadas a observar las velocidades de la corriente de las Malvinas en aguas poco profundas. Esfuerzos estos hoy superados por imagen satelital y toda la gama de filtros para discernir infinidad de materias. Decíamos que no sólo a los anteriores cabe mirar estas materias, sino también descender con presteza a las almas de tantos arquitectos que sueñan con hacer ligerezas en las riberas. Un prestigioso decano como el Arq Borthagaray, viejo titular de la cátedra de Urbanismo y compilador de la voluminosa obra sobre el estuario publicada por la Fundación Ciudad con el aporte de criterio de 30 especialistas, sólo descubre en los aportes de Zuidwijk y Salvatori unas pocas decenas de líneas que tocan con algún detalle mínimo los lamentos de los flujos en forma general. El Instituto Nacional del Agua es institución con más de 730 personas empleadas y buenas publicaciones en su haber. Entre ellas rescato el Balance de nutrientes principales del río de la Plata interior, a cargo de Jaime, Menéndez y Natale. Estudio que fuera acomodado para acompañar la presentación de la modelación de calidad de aguas del Matanzas Riachuelo y de las aguas estuariales cercanas. Las capturas que asistieron el trabajo de campo incluyen las del Dr. Rolando Quirós, una década anteriores. Pero ninguna de ellas fue tomada a menos de 500 mts de la ribera. Por ello, estos estudios no hablan de deriva litoral. La mencionan como uno de los tres segmentos de flujos reconocibles en el estuario y le apuntan flujos verticales. Esa es toda la materia crítica que aportan sobre ella. Ningún trabajo de campo. No tengo noticias de que los informes de la consultora HYTSA hablen de ella, porque la solicitud de estudio que le hiciera la SSPyVN apuntaba a la búsqueda de un lugar alternativo donde volcar los barros extraidos con la draga de arrastre que reemplazaba a la perdida draga de corte de propiedad de Jan de Nul quemada en Centroamérica y nunca repuesta. Con esa draga de corte perdida, durante 30 años refularon sobre el veril NE del canal y así respetaron el Plan Hallcrow que había decidido la suerte del vuelco de los barros del plan de la hidrovía hacia ese inmediato sector. HYTSA, para cubrir el bache de ese azaroso traspiés, propuso volcarlos sobre el veril SO del canal de acceso al Puerto y desde hace aprox 6 años allí se vuelca. El año pasado allí se volcaron más de 4 millones de m3. Estos vuelcos apuntan inconcientes a liquidar el último cono sano de flujos que conservamos en cercanía urbana. A estos vuelcos de barros dragados ahora sumaremos los 4 millones de m3 diarios de efluentes sin tratamiento. Y la novedad que viene cargada de incoherencias, es la propuesta de hacerlo del lado opuesto al que hasta ahora había sugerido HYTSA. Mi opinión es que resulta mucho más coherente arrojarlos sobre el veril NE de manera de continuar con el Plan Hallcrow que nunca debió ser abandonado. Pero poco importa mi opinión en esta demanda, pues lo que planteo es la incoherencia de hacerlo sobre ambos lados. Decíamos que la deriva litoral recorre las riberas de aguas someras y es responsable de todas las salidas tributarias y de vertederos urbanos. Por ese motivo advertimos la importancia de no alterar sus caminos con acreencias de áridos en sus riberas. Para nuestros pies da lo mismo que la ribera sea recta o serruchada con gracia. Pero para la deriva litoral cuenta que sea blanda y con la menor cantidad de salientes posible. Por eso demandamos que se eviten las acreencias costaneras. Y que en todo caso busquen de aplicarlas para enderezar las riberas y obviar tableestacados. Hasta ahora no hemos dedicado una sola letra al tema contaminación. Y bienvenida sea esta posibilidad de abstracción, porque fácil es advertir que estas materias exigen por sí solas la mayor atención. Desde este breve panorama “cultural” volvemos a mirar con íntimo detalle los procesos convectivos internos que asisten la deriva litoral. A principios de siglo, el físico Henri Bénard descubrió que el calentamiento de una fina capa de líquido puede originar estructuras extrañamente ordenadas. Cuando el líquido es uniformemente calentado desde abajo se establece un flujo constante de calor que se mueve desde el fondo hacia la parte superior. El líquido en sí mismo permanece en reposo y el calor se transmite únicamente por conducción. Al igual que las células de Bénard, los seres vivos somos sistemas abiertos organizados a partir del flujo de materia y energía que circula incesantemente a través de nosotros. La vida no existe en un vacío sino que ocurre en la diferencia muy real que media entre una radiación solar de 5.800 Kelvin y las temperaturas de 2.7 Kelvin del espacio exterior. Estas ideas relacionan lo vivo con lo no vivo. Dado que los sistemas vivos describen un ciclo constante de nacimiento-desarrollo-regeneración-muerte, preservar información sobre lo que funciona y lo que no, es crucial para la continuación de la vida (Kay, 1984). Este es el papel del gen y, a mayor escala, de la biodiversidad: constituir bases de datos sobre estrategias autoorganizativas que funcionan. Esta es la conexión entre los temas del orden a partir del orden y del orden a partir del desorden de Schrödinger. La vida surge porque la termodinámica dicta la generación de orden a partir del desorden allí donde haya gradientes termodinámicos suficientes y se den las condiciones adecuadas. Pero para que la vida continúe, las mismas leyes requieren que sea capaz de regenerarse, esto es, de crear orden a partir del orden. La vida no puede existir sin ambos procesos, el orden a partir del desorden para generar vida y el orden a partir del orden para asegurar la persistencia de la vida. La vida representa un equilibrio entre los imperativos de supervivencia y degradación energética. Los sistemas organizados no vivos (como las celulas de convección, los tornados y los láseres) y los sistemas vivos (de las células a los ecosistemas) dependen de flujos de energía externa para mantener su organización y para la disipación de gradientes energéticos asociada a los procesos autoorganizativos. Esta organización se mantiene al precio de un incremento de la entropía del sistema «global» en el que está inmersa la estructura. En estos sistemas disipativos el cambio de entropía total es la suma de la producción interna de entropía (que siempre es positiva o nula) más el intercambio de entropía con el entorno, que puede ser positivo, negativo o cero. Un cambio de entropía negativa a positiva lo regala el acople del corredor de flujos en descenso de la ribera bonaerense que en el sector de Punta Piedras aparece chupado literalmente (convección externa negativa) por el corredor Alflora que acabo de descubrir, cuyas convecciones internas conservan su signo positivo bien más allá de Montevideo. Ver estos temas en 4 hipertextos que siguen a este: http://www.alestuariodelplata.com.ar/frentehalino.html Corredores de flujos termodinámicos
Estos delicados procesos son los responsables de mover la corriente cálida del Golfo a través de miles de kilómetros con un mínimo gasto, pues la capa límite térmica lo preserva en su sistema. La energía de este corredor es 100 veces más grande que toda la energía consumida por el hombre en el planeta. Y nadie se percata de ello.
Estos canales reconocen primaria y hoy torpe obranza humana. Su profundidad, ancho constante y riberas duras con tablestacados y/o rellenos, en nada favorecen procesos convectivos; los únicos capaces de poner en movimiento los flujos en los cursos sin pendiente de las grandes planicies. Si al planteo intelectual de mecánica de fluidos atado a su viejo catecismo le sumamos las formidables disociaciones moleculares que exhiben nuestras aguas deltarias y ribereñas estuariales, la parálisis es completa y más que suficiente para definir a estas cuencas como “endorreicas” que fluyen por el freático. Los meandros anteriores a las salidas y las llamadas "costas blandas" habilitando conciencia y respeto de suaves pendientes marginales, son las áreas de mayor temperatura que oficiando de acumuladores, fundan el despegue y alimentan el proceso convectivo interno; que en oportuno mayor gasto, luego de un giro de 180° devendrá externo, sumándose así al corredor laminar paralelo. La suave convección interna en los bordes evita la erosión de las riberas enriqueciendo aprecios limnológicos. Lo que cuenta en estos corredores es el sostén armonioso de los procesos de transferencia y la memoria del orden de la Vida. http://www.derivalitoral.com.ar y http://www.alestuariodelplata.com.ar acercan capítulos muy ilustrados sobre estos temas de formación de cordones; de hidrogeomorfología histórica; de grandes y prolijas acreencias territoriales debidas a sus multiplicaciones; de cordones que quedaron ilustrando los bordes de antiguos glaciares; de procesos de convección interna y externa en sus riberas opuestas; de erosión de playas debidas a obranzas que nunca imaginaron el valor de la deriva litoral para precisamente protegerlas, cuando de hecho todas las obranzas de escolleras han perseguido cercenarla sin éxito, pero con adicionales procesos erosivos acoplados; del epílogo de la teoría de la ola oblicua responsable en los catecismos de la formación de los cordones; de los restos de cordones en nuestras riberas bonaerenses; de las salidas tributarias naturales en la costa atlántica y en las riberas estuariales argentinas y uruguayas; de los bastardeos en las salidas de los tributarios estuariales; de las funestas salidas de los canales obrados por el hombre en Samborombón; de la disociación molecular en la salida del Aliviador del Reconquista al Luján; de la nueva salida propuesta para el exhausto Riachuelo bordeando Tandanor; de los tapones en el Paraná Miní; del antiguo y valioso canal de los Pozos de la Barca Grande; de las múltiples bocas del emisario de hidrocarburos de Campana; de los nuevos puertos del Paraná; de las antiguas salidas deltarias del río Las Conchas, Escobar, Garín y Luján directas al estuario; de las afloraciones del Querandinense; de los estanques hidrológicamente insustentables cavados en él; de la floculación y coalescencia sedimentaria que agrava la disociación de estas aguas; de los cuidados de las riberas estuariales urbanas; de los respetos a las líneas de riberas urbanas; de la hidrología cualitativa y cuantitativa urbana; de los recaudos legales en hidrología urbana; de las demandas judiciales y sus fallos; de los reclamos de inconstitucionalidad en la Suprema Corte Provincial; de las denuncias administrativas en más de 18.500 folios durante largos 12 años. Comunicaciones, que quien esto suscribe, a pesar de su libertad y entrega, no alcanza a generar las precisas respuestas que de los más responsables siempre espera. Estas respuestas imaginan el valor de: Dejar de manosear a la SSPyVN Reparar el corredor de flujos costaneros del sector de 100 Km2 apuntado Obligar a la inmediata reposición de la draga de corte Dejar de volcar barros sobre el veril SO del canal de acceso Consolidar los refulados previstos por el plan Hallcrow Planificar el futuro puerto de pasajeros de Buenos Aires sobre ese sector Planificar el traslado del aeroparque al Norte de estas tierras emergentes Planificar el traslado de residuos sólidos urbanos a estas emergencias Aprovechar el pozo y las tuneleras del Maldonado para sus accesos Sanear los corredores de flujos que asisten al apuntado sector de 100 Km2 Sanear los flujos del Barca Grande para barrer la emergente ribera NE Cuidar sus aguas y conformar balnearios sobre esta ribera NE Poner límites a las modalidades del esparcimiento Prohibir desarrollos urbanos en estas emergencias Estudiar el traslado sedimentario desde el Miní a Oyarbide Destapar urgente la boca del Miní y recuperar su canal natural de salida Incorporar al Guazucito y Correntoso y devolver sus canales de salida naturales Develar los beneficios de la deriva litoral y cuidarla más que a Blancanieves Derivar los contenedores y cargas generales al Paraná de las Palmas y al Guazú Liberar las 250 Has urbanas que hoy ocupa la AGP con control académico Apuntar a un plan de tratamiento de efluentes y estudiar salida por Punta Piedras Planificar allí el traslado de las petroquímicas de Campana, Dock Sud y Ensenada. Evaluar el daño de 4 décadas y clausurar el emisario de hidrocarburos de Campana Cumplimentar EIAs, audiencias públicas y evaluaciones e informar con generosidad Intento acercar ajustes en cosmovisión de una montaña de problemas que distan de tener raíces sólo políticas o económicas. Con más rica cosmovisión jamás se habría caído en tan graves abandonos. Las más específicas tareas presentadas en la causa Matanzas Riachuelo por el Instituto Nacional del Agua, no acercaron, a pesar de tantas veces mentada por Picolotti en las audiencias en S. Corte, ningún trabajo de campo de carga másica como de hecho los investigadores del INA confiesan. Y las tareas sobre calidad de aguas del estuario responden a capturas de muestras totalmente ajenas al segmento de flujos verticales –deriva litoral- que acaricia las riberas y el único responsable de la salida de los flujos tributarios al estuario, en razón de que alguna vez logró acercar el gradiente termodinámico para ello. Por lo tanto, si ni siquiera este vínculo entre Riachuelo y el estuario aparece en las modelaciones con claridad alguna, me cabe apuntar a esta encomiable tarea del INA para señalarla como responsable de unos cuantos involuntarios despistes demasiado importantes como para silenciar. Acierta en el sentido de que no existe posibilidad alguna de sacar aguas servidas y efluentes por medios naturales porque la saturación de los líquidos en la cuenca es inefable y reclama auxilio mecánico. Pero desorienta cuando calla que la condición reológica de esta cuenca alcanzó estado catatónico hace 223 años. Desorienta cuando calla que la pérdida de profundidad en el Riachuelo es de 8 centímetros anuales y semejante pérdida tiene motivos tan claros para manifestarse, que no comprendemos cómo pueden callarlo. Desorienta cuando calla que los flujos de salida del Riachelo son prácticamente inexistentes. Esos 3 m3/s que le atribuyen en condiciones normales de marea en bajante y viento suave del NE, también podrían ser incluso menores. Con lo cual, señalar que la cuenca devino endorreica sería bastante más acertado que imaginar fuera esto un curso de agua en situaciones normales. Fluye sólo en oportunidad de importantes precipitaciones. Desorienta entonces cuando calla toda mención al descalabro monumental de flujos. Y en especial, a la impotencia del Riachuelo para moderar las advecciones mareales en su interior; completamente despojado de las defensas que le ofecieron por millones de años sus sucesivos cordones litorales Calla también cuando no apunta a las gravísimas disociaciones térmicas e hidroquímica, que introduciendo capas límites que pesan mucho más que cualquier mención que pudieran haber hecho –y tampoco hicieron- respecto de diferencias picnales. Calla cuando silencia toda mención a la deriva litoral que por los fuertes embancamientos y modificaciones de la línea de ribera, sumada a la pérdida de las “costas blandas” naturales –hoy reemplazadas por murallones y tablestacados- apenas alcanza a sacar afuera unos pocos flujos. No hay curso de agua que esté más imposibilitado de entregar sus flujos al estuario, que el Riachuelo. ¿Para qué entonces, mezclar las causas? El día que descubran cuál es la relación perdida, valdrá la pena: Hoy solo aporta a multiplicar atolladeros. Calla cuando silencia la gravedad que introdujo en el ecosistema la rotura de la curva del cordón litoral de salida hace 223 años provocada por el exceso de embarcaciones fondeadas en el interior del Riachuelo. Calla cuando no reconoce haber ignorado la función irremplazable de la deriva litoral y no haberle dedicado un minuto de atención en décadas. Calla cuando no reconoce la obsolescencia de su laboratorio de mecánica de fluidos para estudiar estos procesos. Calla cuando no reconoce las debilidades de la modelación que, por el contrario, en unas pocas páginas del “Balance de nutrientes principales del Río de la Plata interior” alcanzan con brevedad a apuntar. Calla cuando no señala que los flujos apuntados en esas modelaciones nada tienen que ver con el segmento de flujos verticales que es el que intermedia cualquier salida tributaria, aquí y en el mar de la China. Calla cuando no reconoce su abismal ignorancia. Pero a todas luces calla porque aceptar en conciencia estos abismos de ignorancia equivale a una explosión nuclear interior que sólo los misterios eucarísticos acompañan. Un buen banco de imágenes acaba con estas modelaciones de un plumazo, sin necesidad de sumar, ni restar. Y alcanza con un solo ojo abierto mientras el otro recita el catecismo de mecánica de fluidos. Calla cuando esquivando el tema flujos se da a modelar propuestas de saneamiento merced a emisarios; que ni aún así alcanzan sustentabilidad a una cuenca que seguirá conservando sus flujos muertos, no importa si el agua bendita de sus orígenes brotara de un inesperado santuario. Aún así, la cuenca no alcanza sustentabilidad. Calla, cuando proponiendo sacar las bocas difusoras de esos emisarios al estuario, no aporta ningún estudio de la sustentabilidad de esas áreas de salida sometida a descomunales e inefables vertidos. (4.000.000 de m3 diarios). ¿Con qué brevedad los depósitos sedimentarios forzados por la capa límite térmica que imponen los flujos mareales, acabarán con la sustentabilidad de esa propuesta en estas áreas? Y repito, olvidemos por un momento el tema polución o contaminación. Hablemos sólo de sustentabilidad de flujos. ¿Por qué no hicieron modelación matemática de las sedimentaciones alrededor de la salida del emisario de Berasategui para al menos probar que su intuición no estaba dormida?¿Por qué no hicieron allí mismo trabajo de campo? Prestar atención a estos descomunales silencios tal vez facilite darse cuenta que el tema contaminación puede quedar 5 minutos postergado en cualquier análisis de búsqueda de solución del tema flujos, -que es bien anterior a cualquier otro problema por más feo y grave que se vea-; y vista la ignorancia o extremos silencios que rodean a estas materias apuntadas, quepa despejar todas las demás cuestiones para aplicar mirada de solución originaria a estas básicas materias. Mirando estos temas relativos a flujos ribereños, y olvidando por un momento los corredores naturales de flujos costaneros –que por cierto también están en estado catatónico desde el Dock Sud hacia el Norte-, encontraremos un universo de tarea para empezar a considerar. Pretender limpiar los intestinos de un muerto sin antes ver pulsos vitales en sus venas, es la apuesta más desorbitada que ni en una tragedia se me ocurriría descubrir En la causa del Riachuelo hemos cargado dos largos siglos sin haber alcanzado diagnóstico relativo a flujos. Por más apendicitis aguda que tenga el paciente, si no hay pulsos de nada sirve mirar la infección en el vientre del paciente. Un emisario hará de cánula para sacar al cadaver su pus, pero no le devolverá la Vida. La causa del estuario es aún mucho más compleja, diez (10) veces más acumuladora de miserias y cien (100) veces más redentora de toda clase de asfixias. También ella tiene un área dramática de 100 Km2 en extinción que dejará a toda la zona al Norte del Dock Sud en un abismo, inexplicable en tan pobre cosmovisión. Las mil problemáticas de una Buenos Aires mediterránea.
Nuevas miradas La experiencia que pudiéramos haber cosechado de los entornos de la boca difusora del emisario de Berasategui no se amasó. ¿Con qué criterio entonces pretender que la Comisión de seguimiento labre opinión sobre la sustentabilidad de las áreas donde imaginan activas las bocas difusoras del primero de los emisarios? ¿No les alcanza con ver imágenes de los entornos de esa boca difusora? En la salida propuesta para este primer emisario, -aunque fuera la elección correcta-, los silencios, incoherencias y pobreza de proyecciones de las consultoras que han intervenido en los últimos 35 años en los temas “flujos y sedimentaciones” alrededor de la Hidrovía, saltan a la vista; pues terminaremos aceptando que a izquierda o derecha da lo mismo. Las elecciones que ha hecho la Subsecretaría de Puertos y Vías Navegables alrededor de las guías consultoras y los ocultamientos o silenciamientos de azares que modificaron los planes originales de Hallcrow son las materias a debatir antes de seguir comprometiendo a esta Subsecretaría desdibujada, que, mal que nos pese, es la autoridad jurisdiccional competente para conducir estos temas. ¿Cómo es que HYTSA no les advirtió el sentido de continuar refulando barros sobre el veril Este del Emilio Mitre de manera de consolidar la tarea de 30 años? ¿Qué sentido tuvo abandonar ese plan para ahora volver a volcar sobre ese mismo veril? ¿Acaso el plan HYTSA se imaginó alguna vez mejor que el Hallcrow? Si así fuera, ¿qué prometía ese plan? Una cosa es decir: “vuelquen por el momento aquí”; y otra muy distinta, abandonar un plan. El plan Hallcrow tiene un sentido; y si nunca fue apuntado, es hoy muy oportuno hacerlo. Las decisiones tomadas hace 35 años dieron como resultado un angosto y extenso perfil subsuperficial a punto de aflorar corriendo paralelo al canal. Consolidar esta formación peninsular extrema ofrece al menos dos extraordinarias ventajas. Mejorar la relación ancho-profundidad de este sector estuarial en ruinas, de manera de favorecer en algo a los corredores de flujos en descenso. Y abrir un panorama de nuevas áreas que harían estallar la imaginación del más remiso a despertar. Entre esas imágenes: el traslado del puerto de Buenos Aires, el traslado del aeroparque, el depósito de basuras urbanas por 100 años, el provecho del pozo de arranque de la paralizada y bien estúpida obra del Maldonado para apuntar las tuneleras en sentido inverso 180° y comunicar esas áreas. Cuando descubran su valor no habrá con qué calmar los ánimos. Si no ven el sentido que tiene abrir el panorama de lo que el plan Hallcrow, conciente o inconciente sembró, pongan a un niño a ordenar esos refulados y verán con qué naturalidad les abre la imaginación. Toda esta mirada nace de los flujos y vuelve a mirar por ellos; de un lado y del otro de esa extensísima y muy angosta formación peninsular de muy bajo perfil. Hacer nacer esta propuesta desde el cuidado de los flujos, sin nunca olvidarse de ellos, les instalará en el alma una materia que nunca han mirado con la delicadeza extrema que cabe a ellos; y en especial, a este sector que está llamado a demorar el cierre mediterráneo de la ciudad por los enormes cuidados que con gusto aplicarán a estas áreas sumergidas de aprox 100 Km2. Las áreas por aflorar en las que debemos estudiar cómo, con qué cuidado y con qué destinos desarrollar, superan inicialmente una proyección de 40 Km2 y no deberían superar los 2 Kms de ancho consolidado, sin contar los perfiles blandos subsuperficiales en al menos uno de sus lados. Mirar y valorar las marchas y contramarchas de los tres segmentos de flujos en estas aguas someras abre un horizonte inmediato de perspectivas para hospedar infinidad de problemas que ya pesan con gravedad extrema en estas riberas urbanas, en las salidas tributarias y repito, en el lodazal inmediato que nadie quiere cifrar. Vuelvo a repetir: estudiar flujos disociados en aguas someras reclama consideraciones a gradientes que nunca la mecánica de fluidos logró acariciar. Sin cultivar estos temas con criterios termodinámicos es imposible acercarse a proyectar y evaluar sustentabilidad.
http://www.alestuariodelplata.com.ar/emisarios.html y siguientes En toda la Evaluación del estudio de impacto ambiental, tanto en el Capítulo 7, Descripción del Proyecto, como en el Capítulo 8, Análisis de alternativas del proyecto, aparece un único comentario referido a los flujos Refiriendo de sus dificultades para evaluar la “carga másica”, dicen: “No resulta racional establecer limitaciones de vertido para efluentes sobre la base de concentraciones genéricas de los parámetros contemplados, si dichos límites no están fundamentados en el efecto que produce el vertido de la sustancia contemplada, sobre el uso potencial y la calidad de las aguas del cuerpo receptor”. Bien alejados asertos de los principios de precaución y prevención. Como correlato al final del punto 7.3.2 señalan: Como ejemplo de aplicación de esta base de datos SIG se ha efectuado un ranking de las industrias y se ha estimado en forma preliminar, a verificar con controles específicos de cada establecimiento industrial, que unas 50 industrias entre las identificadas en la cuenca Matanza–Riachuelo, contribuyen con un 95 % de la carga orgánica (DBO5) total generada por todas las industrias que vierten sus efluentes a la misma. “… a título ilustrativo, ya que falta verificar las estimaciones efectuadas por medio de inspecciones de campo con controles de caudal” En el Capítulo 8, Análisis de Alternativas del Proyecto, punto 8.5.3.3.- vuelven a repetir esta misma confesión que acabo de señalar
8.5.3.1.- La presente alternativa corresponde al planteo originario de readecuación del sistema cloacal del anterior concesionario, en el cual se preveía la ejecución de una única planta de tratamiento primario y la readecuación de un emisario único en ubicación similar al actualmente existente en Berazategui. La reformulación de esta alternativa para el escenario de servicio a futuro (horizonte temporal de largo plazo al año 2030), genera un volumen de efluentes que produce un caudal de 63 m3/s (suma de los caudales máximos de diseño de los emisarios con factor de pico incluído). Este caudal representa uno de los factores adversos para su selección, en razón de que las consecuencias sobre la calidad de las aguas del cuerpo receptor se verán afectadas en un área significativamente mayor, toda vez que la longitud eficiente de emisario se deberá prologar significativamente para evitar generar restricciones de uso en las tomas de agua. Si bien desde el punto de vista económico la ejecución de una única planta y emisario podría resultar levemente más económico, la concentración del proceso de tratamiento y disposición ¿o deposición? en un único sitio reduce sensiblemente la flexibilidad operativa del sistema. Del mismo modo, ante la necesidad de afrontar y dar respuesta a potenciales contingencias, el sistema único genera consecuencias ambientales mucho más severas y dificultosas de resolver.
En este sentido resulta de gran utilidad la experiencia que la Organización Mundial de la Salud ha desarrollado en relación a eficiencia de niveles de tratamiento y diseño de emisarios respecto al riesgo sobre la salud humana [WHO (2003): Guidelines for Safe Recreational Water Environments. Volume 12, Coastal and Fresh Waters, World Health Organization, Geneva, Switzerland, p. 80]. Si bien esta experiencia hace referencia al vuelco en el mar, se considera que estos resultados son aplicables a cuerpos receptores de gran magnitud y elevado poder de autodepuración como el Río de la Plata. Esta fantasía no se sostiene con palabras.
para cumplir con los criterios sanitaristas que impone el cumplimiento del Artículo 4° del Marco Regulatorio de AySA y que como fuera dicho resulta insuficiente por sí solo, y los objetivos de recuperación ambiental del Plan de Saneamiento Integral de la Cuenca Matanza– Riachuelo (PISA), planteados con un criterio ecosistémico de intervención basado en la Gestión Integrada de los Recursos Hídricos. ¿Cómo hablar de criterio ecosistémico si aún no han recalado en cómo se integran un tributario y el cuerpo de agua mayor que lo hospeda?
Dudo que alguno de estos evaluadores haya leído con detenimiento ese informe pues la presencia más cercana de estos investigadores a la costa nunca fue menor a los 500 mts. Nunca hicieron consideración alguna a los flujos de los corredores de flujos ribereños y siempre se refirieron a los del corredor del Paraná de las Palmas sin hacer diferencias para referir en particular de los primeros. Mucho menos consideraron en estudio alguno los flujos de la deriva litoral, ni advirtieron en sus extendidos anchos los descalabros que mostraban las plumas de vertidos en el sector de aprox. 80 Kms 2 que quedó encerrado entre el Emilio Mitre y la costa urbana. Pero en su honestidad probaron, que muchos criterios que Fischer y otros habían resumido para contribuir a sus modelaciones matemáticas, no funcionaban en áreas de grandes vertidos donde la capa límite hidroquímica hacía estragos con los modelos. Al igual que descubrieron que algunas relaciones ancho-profundidad de los estuarios también sacaban de caja estos modelos. Nunca advirtieron la necesidad de consideraciones termodinámicas porque en general sus estudios se aplicaban a grandes corredores de flujo donde los modelos venían, a sus criterios, sosteniendo eficiencia. No es el caso de las riberas de aguas someras donde la deriva litoral campea; ni las salidas de los tributarios de planicies extremas. Por eso han fracasado en ofrecer soluciones creativas a los problemas de flujos de salida del Riachuelo y a las disociaciones entre el Aliviador del Reconquista y el Luján. Por eso me sorprende una referencia que aparece consignada por la Dirección General de Gestión de la Ribera, señalando que el INA les había dado visto bueno al desarrollo de un área de rellenos en las zonas linderas a la izquierda del canal Sarandí. Me gustaría alcanzar a ver no sólo la confirmación, sino también los estudios que la avalan.
“La ecuación de balance de masa” que asiste el modelo WASP5 para las sustancias disueltas en un cuerpo de agua considerando toda la materia entrante y saliente a través de cargas directas o distribuidas, los transportes advectivos y difusivos y las transformaciones físicas, químicas y biológicas... imaginando útil a ello, una descripción introductoria a la geometría de los segmentos de flujo, que deberá considerar en primer lugar sinceramientos básicos y suficientemente claros para ayudar a una legión de desorientados en todos los órdenes; desde académicos, hasta judiciales. Por ello, cuando vemos se refieren a "dispersión debida al gradiente vertical", completamos que estos flujos responden a los movimientos ascendentes descendentes propios de los procesos naturales de convección interna; y cuya permanente presencia en las franjas en donde hace acto de presencia la "deriva litoral", es en todos los estuarios, inocultable e invalorable para sostener memoria de salida a todos los tributarios en las márgenes estuariales. Esa memoria convectiva natural interna, es también responsable de la hipersincronicidad con respecto a los reflujos mareales que cargan las derivas litorales estuariales. Por ambos motivos: por ser madre de todas las salidas tributarias y asistente de hipersincronicidad mareal, no lograría ser ninguneada apuntándole la sóla misión de ser agente dispersor vertical. En cualquier estuario, y en el nuestro en particular, es mucho más que eso. La convección natural externa, refiriendo del despegue del sistema positivo interior para acoplarse a los flujos en descenso tras dar un amplio giro en 180°, es aquella que los autores relacionan con el segmento de flujos que atiende la dispersión lateral, cuyo nombre cabe acreditar como "convección natural negativa exterior". Ambos comportamientos son observables a simple vista en imágenes satelitales; y no tan simples de mensurar con nuestros pocos y pobres correntómetros. De hecho, el INA nunca ha publicado, ni parece haber realizado estudios sobre la deriva litoral en nuestras riberas estuariales urbanas. Ni siquiera en el viejo abandonado corredor de flujos costaneros urbanos, cuyos flujos longitudinales son más simples de considerar. Si no han hecho estudios de la deriva litoral, ni de su vecino corredor de flujos costaneros urbanos, cabe adelantar que están haciendo estudios en otro planeta; pues la miseria que nos preocupa está concentrada en áreas de la deriva litoral y en el bloqueo de salida de los tributarios que apuntamos: Riachuelo y Aliviador. En adición de dificultades, este par de segmentos de flujo resultan en ambos casos, imposibles de ser incluídos en los procesos de un laboratorio de mecánica de fluidos como el del INA en Ezeiza, porque estos flujos, respondiendo a comportamientos descriptos por la termodinámica, no están habilitados a su modelación en él. Por ello, conforma un acto de elemental sinceridad apuntar estas limitaciones de nuestros técnicos para modelar con ellas. Sólo se han limitado a reconocer muy finalmente, que los coeficientes de participación en la ecuación de balance de masa dista de considerarlos con la importancia que ellos merecen. Esta confesión, repito, es tardía, incompleta, veladora de muchos procesos y muy insuficiente para la honestidad con que deberíamos asistir a la causa del Riachuelo, de las riberas estuariales y del Aliviador del Reconquista. Hasta que la palabra "termodinámica" no esté instalada en el centro de estos estudios, seguiremos actuando como las avestruces.
Verán que esas deposiciones que la imagen satelital refleja responden a sus concentrados y allí la biodegradación pudiera ser algo más compleja y bastante demorada. ¿Cómo llega la luz a esas concentraciones y acumulaciones? ¿Qué responsabilidad tienen ellos de no controlar esas emisiones y no advertirnos de las calamidades que los reflujos y sudestadas provocan en las capturas de agua a potabilizar en Bernal? ¿Qué sentido tiene dejar de mirar esta cuestión tan especial y bien a la vista de cualquiera? Estudiarla y comunicar sus opiniones permitirá a la comisión de seguimiento de la causa del Riachuelo encerrada en ceguera comenzar a advertir la importancia de mirar los flujos de todos los sectores. Con difusores o sin ellos el resultado deposicional será el mismo. Sólo demorarán la evidencia de su concentración por un tiempo brevísimo. La masa transferida es infernal en cantidad y calidad. Los 0,6 mm de las partículas y las capas límite hidroquímica y térmica que las disocian del resto de las aguas, enfrentadas a los reflujos dará como resultado una fiesta que nadie quiere imaginar. En lugar de un frente halino tendremos un frente que nadie querrá bautizar. Y si esto lo ha estudiado el INA que diga entonces ese estudio dónde está. Tampoco han mostrado su rostro para dar su apoyo a estas urgencias las consultoras de Mario H. Gradowczyk o Vicente Petroni; y si lo mostraran, resultará muy necesario dar conocer sus opiniones escritas y firmadas alcanzando a todos los que cultivamos mirada a estas cuestiones.
Si las condiciones de borde impuestas sobre contornos matemáticos (abiertos) afectan los resultados en la región de interés, no quiero pensar cuántos beneficios tiene cerrar los ojos frente a las disociaciones moleculares que cargan los flujos estuariales y tributarios entre sí y dentro de ellos mismos. Por ello el modelo CMR y los datos medidos que acreditan las áreas CRR, CAU, CAS y RPP, también cargan con el silencio que ellos imponen a situaciones que los volverían locos si las pretendieran modelar. Por ello se han dado a muestreos en áreas nunca más cercanas a los 500 mts., siendo que ya acusan grandes alteraciones con respecto a las más alejadas. La deriva litoral, cuando el corredor natural de flujos costaneros está vivo, no supera los 150 a 180 mts de ancho. Por ella empieza la historia. Ella es la que saca las aguas tributarias afuera y también la primera en recibir sus miserias. Y no es la mecánica de fluídos la herramienta para tratar con ella. Y la más alta resolución de información de los correntómetros aplicados a su seguimiento, tampoco parecen disponibles. Apuntar a estos temas es disponerse a trabajar en soledad; enriqueciendo conceptos y acopiando imágenes que un día les adviertan.
De una forma general los emisarios submarinos son concebidos dentro de la filosofia de "esconder la mugre bajo el tapete", apostando en una hidrodinamica de alta energia en el mar, para la dispersion de los poluentes, asi como en una supuesta alta capacidad de tamponamiento del ecosistema marino, que a todo aguanta. “Gran engaño”, que se palpa, repito, en la falta de monitoreo del destino de esos vertidos. Ni una sola palabra al respecto en estas modelaciones. Al Río de la Plata fluyen 2.3000.000 de metros cubicos de aguas negras del lado argentino sin tratar –por día, a ellas, se suman 1.900.000 metros cúbicos de descarga industriales del Área Metropolitana de Buenos Aires.
Se dispuso de mediciones de corriente en las ubicaciones de las tomas de agua de Palermo y Bernal de AySA para el período 10/Mar a 20/Abr de 2004. Nunca se consideraron en ellas las convecciones externas que se desprenden de las convecciones naturales internas y que habiendo viajado hasta Palermo desde el Dock Sur, se meten desde el Oeste adentro de ellas. Ver imagen sin modelación matemática.
Estas validaciones son en extremo pueriles y este pudiera ser el motivo de las nulas precisiones a las que refieren esos flujos. Los gráficos sólo dicen que lo medido y lo estimado coinciden. ¿Por qué no dicen concretamente qué midieron? Las variables que interesan son más de una. ¿Por qué no nos hablan de la deriva litoral que es la madre del borrego? ¿Por qué no aclaran el panorama actual alrededor del emisario de Berazategui?; sus originales previsiones y sus resultados. Y así nos prueban la concreta calidad de sus predicciones. “Las desviaciones principales ocurren en presencia de vientos intensos. De hecho, el acuerdo es altamente satisfactorio para los períodos de tiempo con vientos medios a bajos, tal como se ilustra en las Figura 4.6.3 para una parte del intervalo de tiempo de medición con esas características”. Las desviaciones principales en materia de flujos ribereños estuariales urbanos siempre se establece a partir de los taponamientos provocados por las pésimas direcciones de salidas de sus vertederos; que a su vez responden a la ignorancia completa de la deriva litoral; de sus orígenes, servicios y consecuencias por nigunearla.
Aquí, la referencia a una capa límite hidrodinámica condicionada por un suave viento de 15 Km/h del SO pareciera estar sugiriendo las precisiones de este trabajo; cuando de hecho se comen crudas todas las capas límite hidroquímica y térmica que harían estragos en cualquier trabajo de investigación y por ello ni las mencionan. En el gráfico 4.6.7 el ángulo de deriva de la boya muestra una diferencia de aprox 15°; desplazados por el viento los registros superiores respecto de los flujos a 3 m de profundidad que marchan bien paralelos a la línea de ribera. La única graficación de flujos, repito, que responde a trabajo de campo con inclusión de alguna variable, es esta que muestra los 6,5 Kms recorridos en tan sólo 3,5 horas y en dirección de aprox 53° respecto del Norte en los flujos profundos que mejor cuentan la acción de los reflujos. Si esa marea en creciente se manifiesta importante con viento suave de tierra en áreas de poca profundidad, imaginemos entonces lo que sería ésta con un sudeste. ¿Por qué entonces no nos hablan de estas perspectivas cuando esos emisarios entren en acción? ¿Por qué no se dan a modelar las cabalgaduras que en las extendidas derivas litorales alimentadas por permanentes pérdidas de profundidad, encontrarán esas miserias vertidas para viajar hasta el corazón de las riberas urbanas? Sin necesidad de sumar ni restar, he seguido y capturado imágenes secuenciadas de las plumas de estos vertidos mostrando cómo, después de viajar 14,6 Km por convección interna, terminan convectando externamente precisamente frente a las tomas de agua de Palermo para meterse dentro de ellas. Ver, repito, estas imágenes. 1, 2, 3, 4 La reiterada imagen superior muestra las convecciones externas frente a las tomas de agua de Palermo con viento suave del NE y marea en bajante. Sin embargo...esto nunca apareció modelado por consultor alguno. El satélite no miente y lo que muestra lo entiende con mínima ayuda un analfabeto. El contraste resultante de esta mentada "excelencia" es la pobreza de la tarea realizada frente a las pretensiones de las tareas que vienen a recomendar y las urgidas consideraciones a deposiciones que cabe con mucho mayor seriedad comenzar a estimar.
¿Qué tiene de misterioso que el viento de tierra desplace en 15° el trayecto en superficie! ¿Con ésto a qué apuntan? Por más que el modelo coincida con lo medido lo que cuenta es que empiecen de una vez a atender lo que tienen que medir y cómo medir, para evaluar transferencias, direcciones y deposiciones. Sin olvidar derivas litorales; y convecciones internas y externas. Y esto que apunto es lo primero que habla de la Vida y Muerte en las riberas urbanas; y no aparece en vuestro estudio matemático, en ningún lado señores. En 5 años, repito, de volcar Hidrovía S.A. sus dragados al Sur del Km 26 nunca fueron los consultores ni la empresa sinceros en la búsqueda del destino de esos vuelcos. Las batimetrías en el lugar de los vertidos no dice nada. ¿Con estos comportamientos por parte de nuestros grandes empresarios y sus superdotados consultores, ¿a dónde vamos?!!! ¿Quién le quita libertad al INA para alcanzar sustancia con mayor responsabilidad?
o Desde CRR, CAU, CMR y CAS hay una descarga neta de agua con un grado de contaminación relativamente alto hacia FC1. (De todos modos, en las desembocaduras de estas cuencas se desarrolla una zona de transición, donde va perdiendo importancia la descarga fluvial y ganando significación la acción de la onda de marea). La pérdida de significación no está dada por una zona de transición, sino por falta de todo tránsito, provocado por el embancamiento a la salida del tributario al que nunca intentaron acercar remedio por la ignorancia completa de cómo funcionan estas salidas tributarias de grandes planicies. El cordón litoral era la zona de transición y se cortó. Este mismo problema referido a las salidas de las canalizaciones obradas por el hombre en Samborombón se los apuntó el Prof. Dr. Gregori Koff a cargo del Laboratorio de Desastres Geológicos de la Academia de Ciencias de Moscú, en términos de "desastre geológico". Aferrados a un catecismo de mecánica de fluídos quedaron sin entender nada. Ni las más crudas imágenes los despabilan. ¿Para qué regala Nación 40 millones de dólares anuales en dragar el Salado si luego ellos mismos taponan la salida? Ese dinero de la Nación es infinitamente más urgente en la recuperación del sistema que alimenta el corredor de flujos costaneros de la zona Norte del Gran Buenos Aires en estado catatónico. El Riachuelo no fluye, y por tanto CRR, CAU, CMR y CAS quedan encerradas, sin transición alguna. El área FC1 está mal referenciada. Antes de FC1 está la "deriva litoral" que nunca ha sido considerada por el INA, ni por los consultores de Aysa o Aguas Argentinas. Y si reconocen que la descarga fluvial "va perdiendo importancia", ¿por qué no explican sus razones? ¿Acaso no es crucial esta pregunta? ¿Por qué no mencionan ni una sola vez en toda la publicación de esta modelación que el Riachuelo pierde 8 cms de profundidad por año? El hecho que esta modelación apunte a la calidad del agua nunca lograría esquivar el tema de la calidad de flujos. El Riachuelo dejó de fluir en Abril de 1786 el día que se abrió la nueva boca de salida rompiendo la curva del cordón litoral. Tampoco hacen referencia alguna a esta pérdida, siendo que de ella se desprenden todas las calamidades relativas a flujos.
Desde FC1 sólo ingresan los fríos reflujos por debajo de los caldos. Y por capa límite térmica provocan la bruta deposición sedimentaria antes mencionada, en el lugar menos deseado. De qué sirve entonces decir que hay buenos correlatos entre los trabajos medidos y los estimados cuando refieren a flujos estuariales, si esquivan la imprescindible sustancia a la que cabe aplicar mirada. Que no refiero a variables dentro de un segmento de flujo, sino a todo un segmento que aparece ninguneado; tal el caso de la deriva litoral; o a las capas límite térmica e hidroquímica que regalan disociaciones de flujos y precipitaciones sedimentarias que acaban con cualquiera de las simplificaciones que persiguen estos modelos. Ver fondo3b.html
El "hacia" resaltado en el párrafo anterior no quiere decir que tenga mayor significación. Ellos mismos han señalado más adelante que va perdiendo importancia la descarga fluvial. La modelación que han hecho no ofrece soportes en trabajo de campo para referir de la salida e ingreso de reflujos. Y mucho menos discierne en flujos superficiales y profundos; ni en sus temperaturas; ni en sus capas límites hidroquímica y térmica. Si las condiciones de borde impuestas sobre contornos matemáticos (abiertos) afectan los resultados en la región de interés, no quiero pensar cuántos beneficios tiene cerrar los ojos frente a las disociaciones moleculares que cargan los flujos estuariales y tributarios entre sí y dentro de ellos mismos. Por ello el modelo CMR y los datos medidos que acreditan las áreas CRR, CAU, CAS y RPP, también cargan con el silencio que ellos imponen a situaciones que los volverían locos si las pretendieran modelar. Por ello se han dado a muestreos en áreas nunca más cercanas a los 500 mts., siendo que ya acusan grandes alteraciones con respecto a las más alejadas La deriva litoral, cuando el corredor natural de flujos costaneros está vivo, no supera los 150 a 180 mts de ancho. Por ella empieza la historia. Ella es la que saca las aguas tributarias afuera y también la primera en recibir sus miserias. Y no es la mecánica de fluídos la herramienta para tratar con ella. Y la más alta resolución de información de los correntómetros aplicados a su seguimiento, tampoco parecen disponibles. Apuntar a estos temas implica hoy disponerse a trabajar en soledad; enriqueciendo conceptos y acopiando imágenes que un día les adviertan.
Dada la ausencia de estadísticas hidrológicas confiables y la escasez de datos hidrométricos, en esta primera fase de los estudios no se modeló la dinámica hidrológica de los cursos de agua, sino que se consideraron una serie de condiciones representativas. En cambio, sí se tuvo en cuenta la dinámica de las mareas, capaz de provocar dilución en una extensa zona sobre el tramo inferior del Matanza-Riachuelo ¡¿Dilución o precipitación?! vean la Vuelta de Rocha en http://www.alestuariodelplata.com.ar/sinsustento.html
3.2.1 Estadística de caudales Para caracterizar el estado hidrológico del río se utilizó una base de datos de 11 años de caudales diarios del Matanza en la sección de la Autopista Ricchieri para el período 1962-1972, con algunos baches, informada en el PGA3. En esa zona los efectos de la marea eran despreciables para el período de medición (la penetración de los efectos de la marea se hizo mayor luego de la construcción de la rectificación). Es obvio que al enderezar comiéndose crudos losmeandros, restaron capacidad térmca para el proceso convectivo interno que sacaba las aguas afuera. Como nunca entendieron estos flujos desde el punto de vista termodinámico, no son culpables en conciencia del error; pero... En la Figura 3.2.1 se muestra la serie completa de registros. Por su parte, la Figura 3.2.2 presenta los caudales medios mensuales sobre todo el período; se observa que los valores máximos se producen entre agosto y octubre, mientras que los mínimos se dan entre noviembre y marzo, con la excepción de diciembre. El caudal medio que surge de las mediciones es de 4,5 m3/s. La Figura 3.2.3 muestra la frecuencia de ocurrencia acumulada de caudales diarios en la Autopista Ricchieri, de acuerdo a los registros. Se observa que el caudal es menor a 0,8 m3/s el 50% del tiempo, a 4,1 m3/s el 80%, y a 12,3 m3/s el 90%. Ahora bien, es plausible suponer que en el período de medición la zona de aporte hídrico a la sección del río en la Autopista Ricchieri era básicamente rural. En consecuencia, para estimar la curva de frecuencia acumulada actual en la Autopista Ricchieri, a este caudal ‘hidrológico’ ó ‘de lavado’ se le ha sumado, como un caudal de base, el aporte actual de origen antrópico del Tramo Superior, de 1,2 m3/s (ver más abajo). De esta manera surge la distribución mostrada en la Figura 3.2.4. Con esta actualización, el caudal es menor a 2 m3/s el 50% del tiempo, a 5,3 m3/s el 80%, y a 13,5 m3/s el 90%. Para obtener una curva similar (para el caudal medio diario, es decir, sin el efecto de la marea) en la desembocadura del Riachuelo, se tuvo en cuenta que el caudal hidrológico se incrementa en un 30% desde el final del Tramo Superior al final del Inferior (ver próxima sección), mientras que el aporte antrópico pasa de 1,2 a 6,2 m3/s (ver más abajo). En función de la estadística construida, se definieron las siguientes condiciones de referencia: o Caudal Alto: 25 m3/s; se ve superada aproximadamente el 10% del tiempo. o Caudal Medio: 8,0 m3/s; se ve superada aproximadamente el 50% del tiempo. o Caudal Mínimo: 6,2 m3/s; se ve superada aproximadamente el 90% del tiempo; sólo transporta el caudal de origen antrópico (ver más abajo). Entre los tres caudales se representa el rango de situaciones estadísticamente más significativas. Recordemos que es todo estimado, sin el efecto de las mareas y sin modelar la dinámica hidrológica de los cursos de agua, sino que "se consideraron una serie de condiciones representativas". Por esto es elemental reiterar que desde la mirada "a los flujos y a las deposiciones", este es el trabajo más pobre que nadie podría imaginar en tan luminosos horizontes de ilusión colectiva.
Como en el caso de las fuentes domésticas, se generan pérdidas y atenuaciones de los caudales y cargas másicas producidos en el camino hacia los cursos de agua !!!. Y una vez en el curso que no cursa, todo al freático. De todos modos, luego de un análisis que incluyó una visita a la zona, se ha considerado que el 90% de todo lo vertido !!! queda retenido en la Laguna de Rocha (donde infiltra y evapora) y no llega al curso del Río Matanza, es decir, el caudal efectivamente aportado al Matanza es de sólo 10 l/s. No se tuvo en cuenta como fuente puntual el espiche de la Segunda Cloaca Máxima, ya que, de acuerdo a información suministrada por AySA, descargaría sólo luego de eventos de lluvias intensas !!!. Los sedimentos de fondo cercanos a la desembocadura del Riachuelo, donde ha tenido lugar la deposición, presentan un relativamente!!! alto grado de contaminación. En la actualidad se los puede considerar en una situación de relativo equilibrio !!! con el cuerpo de agua, también altamente contaminado, es decir, no constituye ?!?! una fuente activa de significación. De todos modos, permanecen como una fuente potencial de aporte a activarse al implementarse medidas de saneamiento que disminuyan la carga contaminante en la columna de agua. Se trataría, entonces, de un fenómeno transitorio ?!?!, cuya intensidad y duración sería posible eventualmente estimar. La deposición en la Boca de 8 cms anuales transitorio?!?! Por qué no dicen "eterno", si no aciertan a descubrir el problema de las deposiciones.
¡¡¡sin modelar la dinámica hidrológica de los cursos de agua!!! Para validar el modelo hidrodinámico sólo se dispuso de registros de niveles hidrométricos en tres estaciones. En particular, se contó con datos para el año 1967 en las estaciones Candelaria (Aº Morales) y Máximo Paz (río Matanza) y para el año 1986 en la estación Ezeiza (Matanza)9. La ubicación de estas estaciones se indica en la Figura 3.8.1
La tendencia de los valores medidos a caer algo por debajo de los calculados puede explicarse teniendo en cuenta que la simulación corresponde a una situación relativamente reciente, en la que existe un caudal de base como fruto de la mayor importación de agua hacia el sistema en relación a la década del 60. Se observa que, bajo la situación de carga actual, el río se encuentra en estado de anoxia en la mayor parte de su recorrido para las situaciones normales de caudal. Hace 137 años ya se sabía. Acercamos este capítulo sólo por el gráfico de profundidades que ilustra eltaponamiento de salida del Riachuelo y para dejar abierta la posibilidad de hacer una breve reflexión sobre la paupérrima capacidad de hospedaje de embarcaciones en este pequeño curso de agua, si fuéramos a la búsqueda de su salida natural. Los canales de navegación del Río de la Plata (Emilio Mitre, de Acceso al Puerto de Buenos Aires, Norte y Sur), cuya profundidad es de alrededor de 32 pies (aproximadamente 10 metros) al Plano de Referencia, fueron introducidos en el modelo asignando esa profundidad a los nodos de la grilla que caen dentro del ancho del canal, pero sólo en las zonas de textura cuya paso de malla es del orden de ese ancho (texturas D y E). En la Figura 4.4.1 se muestra cómo queda incorporado el canal de navegación en el modelo digital del fondo basado en la grilla de discretización. No hacen referencia alguna a los volúmenes de barros dragados y volcados anualmente al Sur del Km 26 de acceso al Puerto de Buenos Aires en áreas bien cercanas adonde pretenden ahora enviar las salidas de los emisarios. Y por el otro, hacia el SE de la Boca, las aún menores profundidades debidas a los transportes hacia el NO por deriva litoral de todos los vertidos que se hacen desde el borde estuarial del Dock Sur que allí se depositan, floculando todo tipo de cargas sedimentarias y generando formidables coalescencias que quedan amuradas a las riberas. Un lugar ideal para darse un baño con los responsables de las empresas que allí juegan con los destinos de estas riberas. Es desde esta zona que se inauguran las "hidrotermias". Así he bautizado a las derivas litorales excedidas de "peso" que hacen su viaje al Noroeste sosteniendo hipersincronicidad mareal. Lo curioso es que nadie las menciona. ¡El INA se acuerda de considerar las condiciones de borde impuestas sobre contornos matemáticos (abiertos) que afectan los resultados en la región de interés!: ¿por qué no se acordará de estas derivas?; tendrán miedo, repito, de volverse locos? Ya veremos en el punto 4.6 intentando validar la modelación con la única tarea de campo referida a flujos que incluye alguna modesta variable y que viene publicada en este trabajo graficando flujos mareales en cercanías de la toma de agua de Bernal. Allí, la referencia a una capa límite hidrodinámica condicionada por un suave viento de 15 Km/h del SO pareciera estar sugiriendo el nivel de precisiones de este trabajo; cuando de hecho se comen crudas todas las capas límite hidroquímica y térmica que harían estragos en cualquier trabajo de investigación y por ello ni las mencionan. En el gráfico 4.6.7 el ángulo de deriva de la boya muestra una diferencia de aprox 15° desplazados por el viento de tierra los registros superiores respecto de los flujos a 3 m de profundidad que marchan bien paralelos a la línea de ribera. Una constatación tan elemental que sorprende no se apliquen a mirar cuestiones bastante más importantes y mucho más trascendentes y complejas. La única graficación de flujos, repito, que responde a trabajo de campo con acople de una pequeña variable es esta que muestra los 6,5 Kms recorridos en tan sólo 3,5 horas y en dirección de aprox 53° respecto del Norte en los flujos profundos que mejor cuentan la acción de los reflujos. Si esa marea en creciente se manifiesta importante con viento de tierra en áreas de poca profundidad, imaginemos entonces lo que sería ésta con un sudeste. ¿Por qué entonces no nos hablan de estas perspectivas cuando esos emisarios entren en acción? ¿Por qué no se dan a modelar las cabalgaduras que en las extendidas derivas litorales alimentadas por permanentes pérdidas de profundidad, encontrarán esas miserias vertidas para viajar hasta el corazón de las riberas urbanas? Estas son las cuestiones sustanciales, que junto con el estudio de las concretas deposiciones, reinan por ausencia total. En cinco años de volcar dragados al Sur del Km 26, ni Hidrovía S.A, ni sus superconsultores sinceraron con trabajos de batimetría apropiados a localizar los lugares donde esos vuelcos se depositarían. Estas actitudes algo más que preanuncian los agujeros negros en el alma de esta modelación. Sin necesidad de sumar ni restar, he seguido y capturado imágenes secuenciadas de las plumas de estos vertidos mostrando cómo, después de viajar 14,6 Km por convección interna, terminan convectando externamente precisamente frente a las tomas de agua de Palermo para meterse dentro de ellas. Ver estas imágenes. 1, 2, 3, 4 . Para ello todavía tienen que descubrir que con mecánica de fluídos no se alcanza a entender el funcionamiento de las salidas tributarias; que sin verlo se puede seguir ignorando el sistema que acompaña a la deriva litoral; tanto en protección de flujos de salida, como de orden en las deposiciones sedimentarias. "La distribución de concentración de equilibrio establecida perpendicular- mente al flujo es tal que las desviaciones respecto del valor medio en la sección son pequeñas comparadas con ese valor medio”. "Los efectos dispersivos del gradiente transversal de velocidades y de la difusión turbulenta transversal, se contrabalancean”. La primera hipótesis se invalida en zonas donde se producen grandes gradientes de concentración (efluentes flotantes, estuarios fuertemente estratificados, etc.). Por su parte, la segunda hipótesis se invalida si el tiempo es insuficiente para que se establezca el equilibrio después de la inyección del contaminante. La ecuación de balance de masa no es aplicable a una nube de contaminante que se está dispersando inmediatamente después de la introducción del mismo. Existe un período inicial durante el cual el movimiento de la nube de contaminantes es controlado primariamente por la distribución de las velocidades convectivas dentro de la sección transversal de flujo.
“Fisher (1967b) observó que, en canales naturales y estuarios, el efecto del gradiente horizontal es dominante, a tal punto que en muchos casos la dispersión debida al gradiente vertical puede despreciarse”. ¡¿Cómo va este señor a despreciar el gradiente vertical, si es precisamente el que saca todos los tributarios estuariales del planeta por convección interna dentro de los cordones?! FJA Veamos cómo sigue esta confesión: El uso de la ecuación (3.3.23) en estuarios puede ser cuestionable ya que ha sido verificada sólo para flujo estacionario con una relación ancho/profundidad máxima de 60; y en estuarios esta relación puede ser del orden de 600. Y en nuestro estuario puede serlo de 1 en 30.000. Sin embargo, a falta de otra información se la usa para estimar los efectos de la distribución transversal de velocidades en estuarios. Se observa que el efecto de la marea reduce significativamente la intensidad de la dispersión por gradiente transversal de velocidades (el parámetro Tl’ toma valores muy inferiores a 0,1), por lo que resulta dominante la dispersión por el gradiente vertical de velocidades. Al menos son sinceros, y así, ¡por fin dieron vuelta la tortilla! Recordemos que los "segmentos de flujos" a que hacen mención: verticales, transversales y longitudinales, corresponden a flujos convectivos internos los primeros; a flujos convectivos externos los segundos y a flujos de los grandes corredores los terceros. Los primeros reclaman para su estudio herramientas que para el caso, las del laboratorio de mecánica de fluidos del INA en Ezeiza, resultan obsoletas. Por eso miran para otro lado y aunque siguen modelando con piloto automático, agradecemos su sinceridad en las confesiones que dan mayor valor a este trabajo y a sus enormes dificultades para trabajar con la mayor honestidad.
Ninguno de estos aportes estimados refiere de deposición alguna. Todo el proyecto se sostiene en la virtualidad de que todo fluye y nunca el fondo se degrada. ¿Será por eso que ya aceptamos que los 8 cms de profundidad que pierde el Riachuelo por año sean ninguneados? Sin acceso al reconocimiento de las capas límite térmicas e hidroquímicas y a las complicaciones que cargan estas deposiciones a la deriva litoral, todo este verso seguirá igual. La sustentabilidad de estas estimaciones es soslayada por completo.
Hoy, desde Sarandí al Sur, los flujos son todavía normales, a pesar de saturados de pestes en sus riberas. Las derivas litorales allí todavía se comportan estrechas y sin obesidades. Matando el corredor de flujos costanero Sur como aparece inevitable por los frentes sumados de dos emisarios y un área de vuelco de dragados, el golpe mortal a los flujos ribereños quedará consumado. La crítica delicadeza de los flujos de las aguas someras ribereñas que ellos engloban en lo que llaman "primera franja costera" no aparece estudiada en ningún lado. Al igual que las crecientes deposiciones resultantes de los vertidos que en áreas linderas seguirán haciendo; tal el caso de los canales Sto Domingo y Sarandí. Estos son los dos puntos en especial donde toda la modelación esquiva la sustancia primordial.
Está claro que si el corredor natural de flujos costaneros muere, las tomas de agua mueren con él. La de Bernal ya está sentenciada.
Semejante encadenado y virtual alineamiento de áreas de deposiciones conllevará enormes engordes de la deriva litoral, que ni aquí ni en ningún lado aparece considerada en toda la modelación matemática; simplemente porque nunca la consideraron en ningún sentido. Han estudiado todo por separado y ha quedado soslayada la condición ideal que encontrará la deriva litoral para estragos superpotenciados. Todas estas graficaciones ningunean las inevitables deposiciones, los mayores contrastes obrantes de la capa límite térmica en los reflujos y los engordes de la deriva litoral; que en adición de veladuras a las extravagantes floculaciones en áreas con flujos disociados por severa capa límite hidroquímica que terminarán asociados a ella viajando en sentido bien inverso al de las ilusiones proyectadas, les permitirán tardíamente descubrir: la diferencia entre las voces "estuario" y "lodazal". Buenos Aires ya no sólo habrá confirmado que siempre dió su espalda al mentado "río", sino que se ocupó de apurar su condición mediterránea. Entonces ya no tendrán ninguna oportunidad de esquivar la cuestión de dónde imaginar el lugar más apropiado para sacar los vertidos urbanos; mirada que si hoy aplicaran, asistirían la primordial sustentabilidad de los flujos ribereños urbanos y de aquí, la Vida de toda la ciudad.
a pesar de tantos loables esfuerzos, la sustentabilidad del ecosistema del Matanzas-Riachuelo será fragilísima si no devuelven al curso de agua su salida original. Para ello todavía tienen que descubrir que con mecánica de fluídos no se alcanza a entender el funcionamiento de las salidas tributarias; que sin verlo se puede seguir ignorando el sistema que acompaña a la deriva litoral; tanto en protección de flujos de salida, como de orden en las deposiciones sedimentarias. Ninguna de estas ilusiones tendrá lugar, pues todas estas graficaciones y modelaciones matemáticas ningunean las inevitables deposiciones; y a menor profundidad sus consecuencias en los mayores contrastes de la capa límite térmica en los reflujos y de aquí los engordes de la deriva litoral; que sumando a las extravagantes floculaciones en áreas con flujos disociados por severa capa límite hidroquímica que terminarán asociados a ella y viajando en sentido bien inverso al de las ilusiones proyectadas, nos descubrirán la diferencia entre las voces "estuario" y "lodazal". Buenos Aires no sólo habrá confirmado que siempre hubo de dar su espalda al mentado "río", sino que hoy, después de ver al Riachuelo 223 años en problemas, se ocupa de apurar su condición mediterránea. Entonces no tendrán más oportunidad para esquivar la cuestión de dónde ubicar el lugar más apropiado para sacar los vertidos urbanos. A cualquier costo tendrán que ir allí; a menos que antes logren la fórmula para evaporar los detritus intestinales e industriales. De la basura, mejor por hoy aquí no hablar. El transporte, dispersión y transformación de las cargas contaminantes en el río Matanza-Riachuelo es perfectamente nulo; tan nulo como sus carencias de flujos. Hacer modelación matemática para determinar que todo tiene que ser sacado de aquí por otros medios es la tarea que jamás se me habría ocurrido encarar. Ya hace 137 años la Legislatura PROHIBIA el funcionamiento de los saladeros, reconociendo que el curso del Riachuelo se había transformado en reino de bacterias anaerobias y con ello dando por sentado que ya entonces estaba muerto. Un curso de aguas muerto hace 223 años es algo bastante más grave que un inodoro tapado. Un inodoro tapado no es un inodoro. Deja de serlo. Un avión sin alas no es un avión. Un río sin flujos no es un río, ni su curso un curso. Fluir por el freático no es cursar su curso. Quilmes tiene 800 bombas (600 descompuestas) para deprimir napas que se retroalimentan en circuito cerrado. Más ciegos, imposible. Un funcionario solicitando modelación matemática de este reino de muerte, o desconoce la antigüedad y sus motivos, o presa de estupor y sin saber qué hacer, trata de ganar tiempo mientras la muerte sigue paso a paso tejiendo con silencio cruel el entretenimiento de los modeladores matemáticos mostrando la imbatible aptitud de sus metodologías. Por ello son hoy objeto de mi atención. Si los modeladores matemáticos ensayan sus modelos en un laboratorio obsoleto para mirar convecciones naturales internas y capas límite térmicas e hidroquímicas, - donde se plantean situaciones elementales de traslación, precipitación sedimentaria y disociación molecular-, es inútil pedirles que firmen el acta de defunción de un curso muerto hace 223 años. Seguirán extrapolando analogías para hacernos creer que aplicar matemáticas a un muerto cambia en algo la cuestión. En el mejor de los casos será un certificado de defunción que nadie termina de creer. Porque aplicar semejante tarea a un muerto no parece conducente a materias yenergías vitales. Si bien no lo han dicho con todas las letras; sus conclusiones sobre la incapacidad del Riachuelo para cargar NADA en él, es simple y directa. Eso ya se sabía hace 137 años. Y con un poco de visión se podría haber pronosticado hace dos siglos. Sospecho que Ameghino hace un siglo ya tenía este sentimiento bastante bien instalado. Aún así nadie habla hoy después de 223 años del tapón a sus flujos y de las brutas pérdidas de profundidad en él. Nadie tiene actitudes serias con respecto a estas materias. Ni con matemáticas, ni sin ellas. Ni en el INA, ni en las Universidades, ni en las consultoras nacionales, ni en las internacionales. Pero el tapón está y las pérdidas de profundidad avanzan al galope. Y todo esto permanece en silencio. Tal vez sea propio este silencio como el que rodea a cualquier otro muerto. Sin embargo, hace tiempo que sostengo que los muertos somos nosotros por la flaqueza con que dejamos pasar cuestiones tremebundas como esta. El impacto ambiental en un inodoro tapado no permite su uso por nadie; y si las palabras "impacto ambiental" están ligadas a las matemáticas, cabe que usen cualquier otra que atienda las urgencias elementales con criterio elemental. El único criterio que impera en estos dos temas: flujos y pérdida de profundidad, es el silencio. Con modelación matemática un físico en dinámica costera no va a abandonar la página de su catecismo que lo remite a la "ola oblicua". Y el día que descubra su ceguera puede pertenecer a un tiempo que no es el de las urgencias por poner sobre la mesa estas cuestiones vitales: flujos y pérdida de profundidad. Sin importar el cansancio, lo reitero: vital es ayudarlo a recuperar flujos y a entender el por qué de las desmesuradas pérdidas de profundidad. Mortal es hacer el listado de los vertidos criminales. Con la primera el muerto podría resucitar. Con la segunda sólo le hacen la autopsia a nivel intestinal, sin referir a su sistema circulatorio. Por esto repito, si antes de hacer promesas no logran devolver un mínimo soplo de Vida a este difunto, el concurso de cegueras seguirá compitiendo con el centenario reinado de las bacterias anaerobias. Entre los 7 centenares de personas que trabajan en el INA no hay una sola imaginando cómo salían sus aguas al estuario hace 223 años, e intuya la posibilidad de aprender algo sutil de Natura, que por razones religiosas permanece velado. Repito: la mecánica de fluidos extrapola analogías de un catecismo montado sobre una ola. Y tan encerrados han quedado en esa miopía que no atisban a considerar ni el orden de los factores vitales, ni la antigüedad de sus calamidades en términos de flujos y pérdidas de profundidad. Nadie ha tocado el tema de la antigüedad del embancamiento a la salida, siendo muy fácil comprobar que su antigüedad no tiene más de dos siglos. Cómo es entonces que no hacen un diagnóstico de lo acontecido y de aquí miran cómo recomponer el destino de estas aguas, como río. Hoy no lo es, porque sin "reos" no hay río. No hay motivos para andar con elegancias cuando todo apunta a seguir de mal en peor. Hablar de "eco-sistema" aquí y hoy, es lo mismo que hablar de un ecosistema en el infierno. La voz Eco, Oico, memora al Hogar. Y esto no lo es. Y aunque logren evitar todos los vertidos que se puedan imaginar dañinos para sus aguas, la fragilidad del cadáver y el desconcierto que provocará su fragilidad serán patéticos. Tan patético como me resulta advertir que se proponen sanear a un "muerto". Repito: inútil limpiar intestinos de un cadáver. Antes, o al tiempo de molestarse en ello, de los flujos virtuales del muerto alguien se tiene que preocupar. Las dos cirugías pueden ir juntas; pero una no puede ser la segunda. Inútil en adición, modelar sobre lo que no se ve. Hay que descubrir la energía que mueve las salidas de los tributarios de las grandes planicies estuariales de cualquier rincón del planeta, para advertir que han estado vuestros maestros de dinámica costera y sedimentología, ciegos, bien ciegos durante cientos de años. Por supuesto, nadie es responsable de ser ciego. Merecen la mayor de las compasiones. Pero no es este el momento de repartir compasiones, sino señalar que estos proyectos de saneamiento están en manos de encantadores ciegos. Si alguien imaginara una forma más elegante de estimularlos, con su autorización a los cuatro vientos lo anunciaré. Si este capítulo resultara agotador sugiero ventilar el alma en http://www.alestuariodelplata.com.ar/epiola6.html Francisco Javier de Amorrortu, 27/10/08 Ref. al 25/8/09 : SO1: 0343949/09; TRI-SO1:0049996/09; SO1: 0339257/09; SO1: 0339264/09, Notas 19037 y 19240-US-SAyDS; SO1: 328765/2009; Exp: SO1: 0316207/09; SO1: 0307790/09; S01: 45847/09; SO1: 0301718/08; SO1: 0279243 del 15/7/09; S01:0388920 del 15/9/08 y NOTA DNVN N° 1843/08
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