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Algo más que mucho resta por descubrir y describir alrededor de los siempre sorprendentes cordones litorales; que por motivos variados y desvariados han quedado relegados atrás del catecismo de la ola oblicua que tanta tradición carga en mecanicistas para ver demoradas sus miradas a sutiles encuentros de campos y asi, a fenómenos termodinámicos. La propia sedimentología cayó en sus redes y también a ella le esperan miradas nuevas para reescribir unos cuantos capítulos alrededor del löss fluvial. Recitar de memoria catecismos y dejar inefables olvidos en el tintero, me permiten desconfiar tranquilamente de unos y otros. Ni aburridos escolásticos, ni sacrosantos catecismos. No he tenido que pedir permiso a catequistas para mirar y acopiar imagen satelital que ellos hasta hace unos pocos años atrás, tampoco tuvieron. Cosmovisión por ello, bajada de un catecismo prefiero bajarla del satélite. Así doy comienzo, deslizándome en la planchada hidrogeomorfología del alma de tantas criaturas que parecen estar adormecidas contando olas, mirando inevitablemente a través de insanable dogma, cuya pauperidad científica, técnica y administrativa no me canso de señalar tan instalada y reiterada en costas duras, cuyas calamidades para los ecosistemas de interfaz nunca apreciaron considerar.
Con quién se miden al salir las aguas del Paraná La interfaz agua-tierra que se descubre en la ribera estuarial y parte final de la enorme llanura pampeana con borde cuasi océanico; pues aunque figura como boca del gran estuario no recibe flujos del Paraná y es hoy reconocible en las formidables transferencias de energías hacia el Norte, fruto de sus muy bajos fondos ribereños y no tan ribereños; de sus peculiares flujos convectivos internos y de las cargas del sol a éstos; por la materia transportada y la depositada a ambos lados del canal que media entre los bancos Inglés y de Arquímides; alcanzándonos revelaciones que alimentan sospechas de sus implicancias en los posteriores enlaces con convecciones marinas y atmosféricas a gran escala, merced a imagen satelital de esas que todavía no han sido veladas. Manifestaciones que alguna vez fueron pintadas como telón de fondo en el encuentro del agua dulce y salada floculando la vanguardia que aspiraba llevar sus partículas sedimentarias al mar, hoy a ese frente halino le han alcanzado en los últimos cien años grandes novedades en materia de flujos convectivos. Que siendo responsables de los nuevos fondos de la Barra del Indio, incluso son corresponsables de modificaciones en el lugar de encuentro de las corrientes que barren el litoral atlántico con las que suben bordeando la plataforma continental desde Malvinas, con bien probable mayor influencia local meteorológica en la pampa húmeda que muchos Niños y Niñas. Ver imágenes del nuevo corredor Alflora por http://www.alestuariodelplata.com.ar/frentehalino.html http://www.alestuariodelplata.com.ar/frentehalino2.html http://www.alestuariodelplata.com.ar/frentehalino3.html http://www.alestuariodelplata.com.ar/frentehalino4.html http://www.alestuariodelplata.com.ar/frentehalino5.html http://www.alestuariodelplata.com.ar/sambo.html
Mis primeras advertencias sobre flujos convectivos naturales internos vinieron fundadas en las direcciones de salida tributarias grabadas en ambas márgenes del estuario. Las primeras consultas externas me remitieron a Fernando Coriolis; luego a los catecismos de la ola oblicua. Mi inquietud había estado orientada desde el primer momento hacia fenómenos termodinámicos, pero ni bien los expresaba me sacaban corriendo. El primero consultado era amigo de medio siglo, brillante ingeniero naval, muy serio y discreto. Insistí y unos meses más tarde, habiendo hecho acopio de mucha imagen de apropiada resolución fui a visitar a dos físicos en dinámica costera que me despacharon sin vueltas con un "Ud es un soberbio". Fue el más útil empujón recibido para ponerme a contextualizar sin aspirar a más preguntas a terceros. Habiendo observado en el estuario interior, "derivas litorales" que no me parecían suscitadas por oleaje oblicuo alguno, -tal el caso del espacio que media entre el Barca Grande y la isla de Oyarvide-, comencé a prestar atención a todas las derivas litorales, desde Mar Chiquita hasta el Delta Central; Todas las salidas tributarias naturales estuariales me permitían reconocer la energía y obranzas de esa deriva, ese drift, ese treiben, ese irse de costado y no salir de frente como nuestros mecánicos de fluidos con sus obranzas siguen pretendiendo; quedando las huellas de esas originales salidas siempre prolija y extensamente reflejadas en la forma de un cordón litoral. Cordón que estaba ausente en todos los casos de las salidas obradas por el hombre, o forzadas por el hombre, tal el caso del Riachuelo. Cada vez más grande mi rechazo por el catecismo de mecánica de fluidos, retomé con la mayor confianza la sospecha que había tenido aquel primer día en que advertí las conformaciones de salida de todos los tributarios estuariales, ya fueran del frente argentino, como del uruguayo y me apliqué a multiplicar mis archivos mejorando las resoluciones de imagen No me conformaba con la famosa teoría del oleaje oblicuo, ni cosa parecida. Luego me percaté de las formas que iban adquiriendo las islas del corredor central como Matón y Oyarvide. Y en particular sus extensos campos sumergidos. Y ya no me cupo duda. Tan extensos episodios, tan estables, no me hablaban de las emociones de las olas y tormentas; y mucho menos de energías oblicuas en un corredor de flujos como el de la Barca Grande. Me fui hasta la boca del Correntoso, del Miní y del Barca Grande provisto de algunos largos utensillos para tomar muestras sedimentarias; las traje; las hice catalogar por un experto en estratigrafías deltarias: no bajaban del Norte, sino que subían del Sur. Advertí cómo soplando viento suave del NE mi lancha derivaba por la ribera deltaria hacia el Norte cuando el Barca Grande hacía tres horas que marchaba con furia hacia el Sur; y ya no necesité más que buscar la explicación a estas miradas concretas, que fueron acumulando y confirmando, cada día, una tras otra, todas mis sospechas. El eureka como siempre, se manifiestó en un instante; sin embargo, alcanzar a exteriorizar medianamente una explicación, me llevó unos seis meses. Un poco más de tiempo comenzar a darlas. Siempre sentí que estaba en buen camino. Y es el que sigue. Un hijo tributario de un campo de energías enfrentadas cada día, resuelve marchar en la dirección que manda su pariente mayor -no precisamente los flujos en descenso; y esta es la advección mareal. Que se manifiesta con olas o sin ellas. Da lo mismo. Por ser un estuario de muy baja profundidad, con grandes transportes sedimentarios en tan caldas aguas y bajas riberas, era dable imaginar que estas dejarían por todos lados huellas de sus transferencias de energías. Y amén de aquella señalada de los perfiles sumergidos de Matón y Oyarvide, todos y cada uno de los cordones litorales fueron convectando internamente mi propia calentura en ellos. Su dirección siempre coincidía con la advección mareal; que ya no importaba si había olas o no las había: si eran del sudeste en la costa uruguaya o en la argentina. Poco importaba. Porque siempre eran salidas estables y perdurables a través de los milenios y a traves de las horas del día. Aquí vino en mi apoyo la "hipersincronicidad mareal" de la deriva litoral que por algún lado había llegado a mis oidos. Con emoción descubrí que los cordones litorales con sus perfiles cuspidados como si fueran bordados por un hada dueña de todos los equilibrios y la calmas chichas, resultaban determinados por una capa límite térmica que separaba la salida del tributario marchando en aguas someras y adicionalmente protegido por el siempre presente cordón litoral, paralelo a la advección mareal. Separado del agua más fría, por ese mismo perfil cuspidado que se había ocupado con su capa límite térmica, de sedimentar allí; con el mayor cuidado que ni un hada mejor haría. Luego de marchar paralelos todo el tiempo y distancia que fuera necesario, comenzaban a sentir próximo el gradiente térmico apropiado para comenzar a convectar externamente esas aguas que ya habían dejado de ser prisioneras tributarias. Ese proceso de cambio va alcanzado, cedido o transferido -como lo quieran llamar-, tanto a los reflujos mareales, como a los simples flujos en descenso. Allí el cordón comienza suavemente a curvarse, para luego desaparecer. En estas miradas, ninguna ola resulta ser la madre de esa deriva litoral; sino precisamente todo lo contrario. Si tan importantes fueran esas olas en la deriva litoral, también acusarían su importancia para impedir las convecciones externas que se regalan en la dirección precisamente contraria. Olas, derivas litorales y hasta convección atmosférica se me descubren suscitados por estas energías; que al advertir en las riberas urbanas locales totalmente desbandadas de sus anchos naturales, hube de llamar "hidrotermias". Áreas que reconocen prolongadas convecciones internas en una banda acotada por un cordón cuyo ancho de frecuencia repetida por milenios normalmente no supera los 150 a 180 mts. A tan universal y extendida transferencia de energía; a esta convección interna marchando protegida dentro del cordón para montarse sobre los hombros de la deriva litoral y así prolongar su entropía, nunca hubo necesidad de ponerle nombre. Extraña veladura para quien que se ha ocupado de bordar y cuidar todas las riberas del planeta. Así nos va con nuestras riberas, con las erosiones en las playas, con las salidas tributarias bloqueadas con tapones sedimentarios, con desprecios del valor de los meandros y de las costas blandas. Demasiada falta de reconocimiento que algún día estallará en el alma de tantos que pusieron obranzas en el agua. Nuestras casas reconocen un vestíbulo, un hall de entrada a imitación del nido de los horneros. Pero nunca estimamos que los ríos también contaban con alguna protección; que tanto oficiaba para impedir el ingreso de las mareas como de hacer posible las 24 hs del día las salidas tributarias. Por eso, para distinguirnos de Madre Natura nuestras canalizaciones salen a 90º; bien a lo compadrito, por no decir "a lo bruto" o "a lo pavo" ; reflejando nuestras desatenciones primarias milenarias. Milenaria desatención como la de aquella jarcha mozárabe del siglo X que lamentaba:"Como si fueses hijito ajeno ya no te duermes más en mi seno" Que alguien - y en adición hortelano-, exprese después de mil años esta falta universal de atenciones primarias, resultará ofensivo a muchos. Pero no veo motivos para callar mil años más. Y celebro hayan las Musas elegido a un hortelano a gusto en sombras; y muchísimo en el hogar como para querer volar demasiado alto; por ésto mismo relacionado con la tierra, antes que con el cielo. Desde el cielo los satélites gratuitos me han dado las herramientas para mirar estas áreas de aprox. 80 Km2 al NO del Dock Sud cuyos anchos de banda kilométricos andan a las perdidas sin saber para dónde rumbear. Necesité, repito, ponerle nombre; y este de "hidrotermias" fue el que entonces a ellas les di. Aunque esta expresión se ha usado hace más de un siglo en medicina y en otras ciencias, no es exclusiva y me resulta útil para apuntar a rescatar la protectora energía de la deriva litoral que normalmente reconoce sus límites en un corredor de flujos costaneros; que aquí, en este rincón de San Isidro que tiene su corredor de flujos costaneros muerto, por mostrarse tan desbordado por los bastardeos de las líneas de riberas y sedimentaciones desordenadas no les cabe su nombre original. Disociadas hidrodinámica, térmica y muchas veces hidroquímicamente de las advecciones mareales; pero determinada su direccionalidad por ellas; se caracterizan estas drivas litorales por su mayor temperatura y por sus oportunas y delicadas capturas y transferencias de energías; Primero dentro del cordón de salida del tributario, y luego fuera de él, cumpliendo como mínimo un par de valiosos roles: 1°), sacar, drenar sin atropellos; derivando, yéndose de costado; a los tributarios al estuario; 2°), proteger las costas: de las olas -a las que acerca oblicuas-; y de las inmediatas convecciones externas que arrancarían la arena de las playas como ocurre en las imágenes de la costa de Mar del Plata y de Necochea; situación que ocurre cuando estas derivas son bastardeadas en la prolijidad de los perfiles ribereños; impidiendo la formación de los cordones que reclaman mucha armonía para gestarse. Ver http://www.derivalitoral.com.ar/mardelplata.html Las convecciones internas vienen cargadas de memoria y si alguien las intenta detener, mudan a su versión negativa externa que acaba con todas las riberas. El proceso natural del cambio entre campos o "sistemas" marcha por su parte sin prisa y sin pausa, para ir alcanzando tras largo recorrido el gradiente comunicacional que al fin enciende el despegue convectivo externo para cederse transversalmente. Pero el proceso de dispersión tan fundamental para el devenir de los nutrientes no comienza como algunos señalan en las convecciones externas. El primer paso, el más importante, es el de las convecciones naturales internas. Allí se cocina a fuego circular. También aquí los modeladores regalan desprecios sin par. Reitero, si no hubiera áreas tan extendidas en sus anchos de banda, ninguna necesidad tendría de hablar de ellas como "hidrotermias". Y hablo de ellas, porque son ellas que me denuncian cuando muestran esos anchos de banda desmedidos, que allí hay problemas. El hablar de ellas también me permite comparar y así advertir cuando son magras -lo cual no quiere decir que sean débiles-, qué valiosas resultan sus presencias. Por estas variadas riquezas repito: el viejo catecismo no es de mis apetencias. Que por ello tampoco, de los que han pasado la Vida siguiendo sus obligadas guias, esperaría complacencias. No obstante estos desencuentros de opiniones, ya tenemos "dos" opiniones. Y de estas diferencias, al menos "mi alma ya tiene con qué entretenerse". Francisco Javier de Amorrortu . 6/8/07
Rescatando 40 años de estudios de tenaces investigadores: Urien, Toman, Ottman, Parker, Marcolini, Paterlini, Violante, Cavallotto. . . Respecto de las variaciones relativas al nivel del mar, señalan que en los ascensos que siguieron al final de la última glaciación máxima, el nivel del mar pasó por un nivel semejante al actual a los 7.000 años AP y alcanzó el máximo transgresivo a los 6.000 años AP. El evento regresivo fue discontínuo y se puede sintetizar en varias etapas. Un primer descenso hasta los +5m en 1000 años. Luego un período de estabilidad entre los 5.000 y 3.500 años y un nuevo descenso hasta los 2,5m en los siguientes 600 años (5,8 mm por año). A partir de muestras de sedimentos de la región y de otras subcuencas del Paraná en territotio paranaense, Stevaux (1994) propone la hipótesis de variaciones climáticas con alternancia de períodos seco/húmedos desde fines del pleistoceno hasta el presente, estableciendo los siguientes estadios: 1) Primer período seco(>40.000-8.000 a.AP); 2) Primer período húmedo (8.000-3.500 a.AP); 3) Segundo período seco (3.500-1.500 a.AP) y 4) Segundo período húmedo, desde los 1500 años hasta el presente. Toda esta millonaria ría de ensueños, quedó bien definida a nuestros días, como territorio estuarial completamente saturado de sedimentos, de abusos del hombre en las franjas urbanas y de hidrotermias en ella; que así merecen a diferencia de otras épocas, ajustados respetos antes de verla muerta.
"Evolución y cambios ambientales de la llanura costera de la cabecera del río de la Plata", por José Luis Cavallotto Ver pdf La llanura costera y ámbitos vecinos ubicados en las cabeceras del río de la Plata. del sur de la provincia de Entre Ríos y el delta del Paraná, representan los ambientes más interiores afectados por la transgresión postglacial ocurrida durante el Pleistoceno superior-Holoceno que ingresó a través del río. Como tal, su evolución estuvo vinculada al contexto de todo el río de la Plata y fue el resultado del efecto combinado del ascenso y descenso relativo del nivel del mar, la dinámica costera en esos primitivos ambientes litorales. los cambios climáticos y las características morfológicas del sustrato. El registro sedimentario está constituido por una secuencia formada por depósitos de carácter estuárico resultantes de la migración de un depocentro fangoso que acompañó al evento transgresivo. sobre el que se superponen depósitos de llanuras con cordones de playas y dunas, playas de baja energía y de las evolucionados durante la regresión que llevó el nivel del mar a su posición actual. Los sedimentos, que confoman un cortejo transgresivo y uno de mar alto, foman parte de las secuencias que se extienden a lo largo de todo el río de la Plata. La evolución de la región se sintetiza en tres momentos: El primero se corresponde con la transición del máximo transgresivo a la subsiguiente regresión durante un período de temperaturas y humedad mayores a las actuales, cuando el depocentro fangoso alcanzó su posición más alta y se desarrollaron deltas menores en la desembocadura de ríos y arroyos, así como los primeros cordones de playas. El segundo ocurrió durante el predominio de condiciones más secas, cuando se interrumpió la progradación de los deltas mencionados, progradaron las playas estuáricas por deriva litoral y se desarrollaron médanos. El último momento transcurrió a partir del cambio hacia condiciones más húmedas semejante a las actuales, cuando por un incremento en los aportes fluviales del río Paraná se instaló el delta del Paraná aislando a los primitivos ambientes estuáricos interiores. Los estudios regionales apoyados en fechados radiocarbónicos revelan un sincronismo entre los eventos ocurridos entre la zona de estudio y las llanuras costeras del margen sur del río de la Plata. Los mecanismos dinámicos que controlaron los procesos de gradación ocurridos en el río a través de su historia como referidos al clima, la energía de la ola, el caudal de las corrientes de derrame y la posición de la interfase agua dulce-agua salada, pertenecen al mismo catecismo aplicado por los físicos de dinámica costera, sin mirada a consideraciones termodinámicas. Conservo, sin la menor duda, respeto a la bondad personal de sus maestros que él hereda; y mucho aprecio a la gentileza personal del Dr. Cavallotto.
Deslizando imagen hacia una elemental introducción a Hidrogeomorfología histórica del alma deltaria, estuarial y su gran boca atlántica que algún día alcanzará, después de más de un tropiezo en muchos encuentros de tan vasto vecindario, más preciso su objetivo. Más allá de pequeños regalos de creatividad en la mirada, buena parte de mi tarea ha sido machacar en el mismo clavo -los flujos que marchan a contrapelo-, y por ello no he logrado ahorrarme de repetir expresiones. Transgresiones marinas . Dibujo según Peter Faupl 2000 Este dibujo del geólogo austríaco Peter Faupl nos muestra, en etapa del mioceno (12 millones de años), una fosa de varios miles de kilómetros, con ingreso por el cratón Río de la Plata. La superficie planteada dobla la del Mar Negro. Una de las más recientes transgresiones marinas fue la reflejada por el llamado "Mar Querandí". Abarcó el período que va de los 7500 años a los 3000 años, inundando hasta una cota cercana a los 8 m buena parte de la Provicia de Buenos Aires y llegando hasta la altura de la ciudad de Diamante, Entre Ríos. De los descensos de esas aguas advertimos las salidas de los flujos de la gran llanura pampeana entonces ligeramente sumergida, conformando una formidable hidrotermia estuarial, que en parte también en área océanica se manifestaba con su propia convección interna como transferencia natural que permitía sacar prolijamente al océano estas excedidas cuencas; que mediante el sistema de cordones litorales evitaban enfrentar a las energías de las mareas; a las que de tantas formas, ya entonces acompañaban. Ver mareas.html Estas energías han dejado huellas en la extraordinaria suma de más de 100 Kms de ancho de acreencias costaneras merced al löss fluvial transportado y delicadamente precipitado por capa límite térmica en perfectos bordes cuspidados. Estas acreencias incluyen las impecables conformaciones que afloran en el territorio: tal el caso de la Punta Rasa, al Norte de Punta Médanos. Este apéndice del territorio bonaerense tiene su origen en energía fluvial retroalimentando la marina; pues por un lado recibía las caricias de la cuenca que tiene salida por Mar Chiquita y por el otro las que sumaban de la expandida cuenca del Salado. Y ambas, relacionadas con la gran deriva litoral del Sur. Los sedimentos de ambas cuencas tributarias, prolijamente depositados en los sucesivos cordones litorales a medida que el mar fue descendiendo en esos 4500 años, se ocuparon de dejar tallado los compromisos de flujos entre esas dos cuencas reflejado en ese perfecto apéndice de Punta Rasa, calcando de esos flujos, en ambas faces sus propios bien diferenciados caminos. . .. . . . . . . . . . . . . .
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Panoramas en el antiguo frente estuarial Cada uno de los tributarios deltarios que hoy nos traen sus problemas, eran hace algo más de tres mil años, tributarios estuariales: Santa Fé, San Nicolás de los Arroyos, Areco. Y hace aprox. mil años, los más cercanos Luján, Escobar, Garín y Reconquista. Ver areco2.html La planicie donde estos operaban sus salidas reconoce altimetrías de 0,80 m en Otamendi y 1,4 m donde Costantini, EIDICO, Urruti, EIRSA y otros intentan fundar nuevas ciudades. El espesor de estas sedimentaciones ha crecido en el último período a razón de 1 m aprox. cada 500 años. Ver http://www.delriolujan.com.ar/incorte.html Por tanto, estimar que Mendoza pudiera haber visto el estuario llegando casi hasta Campana, como nosotros vemos hoy el rincón de San Isidro con 0,80 m de profundidad promedio, no resulta arriesgado.
La cuenca del Paraná Información de la estructura interna de la cuenca ver por Reconquista5.html A partir de muestras de sedimentos de la región y de otras subcuencas del Paraná en territotio paranaense, Stevaux (1994) propone la hipótesis de variaciones climáticas con alternancia de períodos seco/húmedos desde fines del pleistoceno hasta el presente, estableciendo los siguientes estadios: 1) Primer período seco(>40.000-8.000 a.AP); 2) Primer período húmedo (8.000-3.500 a.AP); 3) Segundo período seco (3.500-1.500 a.AP) y 4) Segundo período húmedo, desde los 1500 años hasta el presente. Toda esta millonaria ría de ensueños, quedó bien definida a nuestros días, como territorio estuarial completamente saturado de sedimentos, de abusos del hombre en las franjas urbanas y de hidrotermias en ella; que así merecen a diferencia de otras épocas, ajustados respetos antes de verla muerta. Finalmente, alcanzamos vínculo a un listado de documentos pdf sobre cronogeomorfología, intentando alcanzar mayor seriedad a estos enfoques primarios. Las imágenes que siguen muestran el tesoro que la hidrología tendrá para entretener sus días. Sean estas imágenes inspiradoras de mucho mayor consideración a tan extraordinario bordado de ecosistemas en planicies extremas.
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Acompaño estas ya publicadas en /bermejo2.html mostrando las aguas del Paraná fugando al Paraguay
Área de Paso de la Patria de donde han sido rescatadas las imágenes anteriores
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