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Ameghino . . index . Al nuevo puerto de Pipinas En razón de las pocas simpatías que para nombrar a un puerto aporta el de Punta Piedras y por estar relacionada a un antiguo cordón de cruce pleistocénico conformado litológicamente por conchillas y rodados de tosca, muy cementados, sobresaliente a facies estuáricas, pero aún así algo más dúctiles para obrar que las que sugiere la voz “piedras”, aprecio llamar a este anteproyecto con el nombre de Puerto de Pipinas, localidad inmediata vecina al cordón, que también suele ser éste mentado en geologías. Si bien esta zona es parte de Punta Indio, este anteproyecto apunta al área muy particular de esta paleopunta vinculada a la formación -que no parece ser propio de una falla-, del escalón de la Barra del Indio y comprometida en su inmersión por encima del Pampiano y en el eje mismo del encuentro de dos corredores de flujo, hoy nos invita a estimar los favores de obrar un canal de salida, haciendo incapié en su precisa dirección, localización, delicado corte de su perfil sumergido y temperatura de sus aguas, para lograr que alcance sustentabilidad con mantenimientos mínimos. Estimamos que será la primera vez que se estudie un puerto con compromisos termodinámicos, que para ello apreciamos involucrar grandes áreas. Mucho mayores a las que usualmente reconocen los puertos estudiados con ojo puesto en mecánica de fluidos. Así por caso, las 3.000 hectáreas previstas para el movimiento de las naves a 15 m de profundidad reclamarán no menos de 10.000 Has de áreas húmedas y de aguas someras que vayan alcanzando en forma gradual el perfil profundo, de manera de atenuar las diferencias térmicas con los corredores de flujos a la salida. De esto depende en forma definitiva la sustentabilidad de este puerto, cuya rada exterior más cercana está a no menos de 50 Kms. Estas escalas conforman el primero de los factores a considerar en la obra a realizar en tierra firme. El primero de los factores a determinar en el agua después del reconocimiento estratigráfico de los perfiles de la paleopunta sumergidos, son los suelos a dragar y el lugar apropiado para empezar a curvar el canal hacia el Este Y Noreste una vez llegados a las cercanías de los 10 m de profundidad a unos 40 Kms del inicio del trazado y punto que estimamos de ingreso a la Barra del Indio El primer esbozo propuesto en donde proponíamos dos obranzas a ambos lados del codillo, ya aparece innecesaria por el nivel de complicaciones que la del Norte tiene para alzanzar el escalón de la Barra del Indio. El hacer elección no ahorra riesgos. En particular, aquellos referidos al encuentro con el sistema de flujos que sube por Samborombón, descubierto el 15/8/2009 y bautizado corredor Alflora en agradecimiento a mi Querida Musa Alflora Montiel Vivero. Se trata de un sistema de corredores apareados que marchan por la Barra del Indio y por el Frente Marítimo con distintos grados de carga sedimentaria, salinidad y temperatura, que si bien disociados, marchan, reitero, apareados. La energía de este sistema es de vitalidad sorprendente, a tanto, que hace una década, el propio Prof. Dr. Gregori Koff, director del laboratorio de desastres geológicos de la Academia de Ciencias de Moscú, refiriendo a su fuente originaria lo calificó como “desastre geológico”. Esa fuente originaria que mereció tal descalificación fueron las salidas de las canalizaciones de larga data obradas en la bahía de Samborombón generando tan desordenada y multiplicada sedimentación en sus bocas, que por ello fueron así descalificadas. De todas maneras, el resultado así multiplicado es este formidable corredor Alflora, que atrapando todo a su paso alcanza los sedimentos del Bermejo a 5.000 Kms de sus fuentes y a 5.700 m de profundidad. Ineludible por tanto, encontrar la forma de aliarse a esta energía sin provocar reacciones que se traduzcan en un sostén inviable de la canalización, sin descartar los daños a ese ecosistema. Ya ocurrió hace unos años, cuando en oportunidad de hacer una obranza de ensayo muy discreta de dragado de cruce en estas áreas a los efectos de dar soporte de criterio al canal Magdalena, todo fue a inmediato y bien callado fracaso. De lograr encontrar el punto y radio apropiado para empezar a curvar la senda del canal e ir a la búsqueda de los 14 m ya tendríamos con alguna confianza una de los dos patas primarias de esta propuesta brevemente visualizada. Por su parte, la interfaz de salida es muy crítica y lo que allí suceda dependerá de las calorías que adquiera el sistema en el interior del puerto, que no obstante ello reclamará una suerte de ventury a la salida asistido por las aguas más caldas que den apoyo a las más frías que inevitablemente se mostrarán disociadas. En esos 2000 m que planteamos en la imagen como ventury termodinámico de esa salida de aguas caldas dando apoyo a la salida profunda, se juegan las primeras suertes de estas complicaciones que no hay forma de ocultar cuando se trata de poner este tipo de anteproyectos en la esfera de aprecios propia de una ecología de ecosistemas. Lo cual no implica que mirar por ella sea garantía de armonías. Solo lo es de un desafío más enriquecedor de criterios. Recordemos que la voz “ecosistema” viene referida en el glosario de la ley provincial 11723, como aplicable a sistemas termodinámicos naturales y abiertos, merced a cuyos enlaces resulta el movimiento perpetuo que cambia en forma radical el sentido de la voz entropía que luce en cajas adiabáticas cerradas. Es de estimar que en algunas porciones del trayecto del canal se generarán sedimentaciones laterales de borde cuspidado, que ya a nadie se le ocurrirá mentarlos como frutos de una ola oblicua y por ello la necesidad de comenzar a mirar por soportes termodinámicos. Todas las atenciones que se vuelquen a considerar estos temas son de trascendencia en aprendizaje inestimable. El no querer prestar atención a estas consideraciones por estimarlas muy complejas, es seguir con la política del avestruz catecuménico mirando por energías gravitacionales por completo ajenas a las energías y a los gradientes de enlaces térmico e hidroquímico entre estos ecosistemas. Este puerto no es para resolver en modelos de caja negra. Lo llenaremos de inquietudes para que luzca lo oculto en esa negritud Aquí estamos planteando 11 Kms de muelles asistidos por 5000 Has de áreas portuarias, 3000 Has de áreas cavadas a 15 m, 5000 Has de áreas mojadas y otras -no menos de-. 5000 Has de areas húmedas, que incluyen el cuidado de los aportes convectivos que logren acercar pequeños arroyos del área. El enorme volumen de movimiento de suelos es otro de los puntos a considerar, al igual que los grandes desafíos en sus destinos. Al Este del río Samborombón que en un tardío Pleistoceno sacaba sus aguas por la cara Norte de este cordón, hay unas 25.000 Has al Norte de las antiguas vías ferroviarias, que a primera vista parecen apropiadas para sumar dos metros de suelos. Otras 12.000 Has aparecen al Sur de estas vías. Dos terceras partes de estos movimientos de suelo encontrarían destino a menos de 20 Km. Por sobrados motivos, varias serán las comisiones que deberán aplicarse a estudiar las implicancias de este anteproyecto. Que por encima de todas, la primera se deberá aplicar a verificar con graduales obranzas la efectividad del trayecto proyectado y el punto de arranque y radio de curvatura que lo llevará a los 14 m con mirada puesta en sustentabilidad. Todo ésto no es a resolver con punteros políticos, sino con personas de acreditada experiencia, no necesariamente "académica" Los académicos sean bienvenidos en las tareas de modelización; que ya veremos cuál es su nivel de aplicación a mirar temas que solo han hecho seguimiento en superficie. Así por caso, el Emilio Mitre está hoy multiplicando los dolores de cabeza en materia de creciente sedimentación y de ninguno de los físicos aplicados al seguimiento de las energías del canal he alcanzado a conocer opiniones críticas en términos de desencuentros ecológicos que sin pausa se vienen agravando. Esto no es trabajo para mecanicistas, por más décadas de experiencia que tengan en dragados. El Cuerpo de Ingenieros del Ejército de los EEUU tiene experiencia algo más que centenaria. Así también sus fenomenales burradas. Si hay una herramienta dispuesta a ignorar todo criterio de ecología de ecosistemas hídricos en planicies extremas, esa es la draga. La libertad que ha tenido para hacer salvajadas, no ha conocido límites, ni nombre. Por ello, ningún otro punto del anteproyecto alcanza niveles de riesgo comparables y mucho menos, de tan elevada complejidad en términos ecológicos. Es aquí donde resultará fundamental el desarrollo de modelizaciones in situ con boyitas derivantes que operen en la parte inferior de la columna de agua, en la misma cercanía del fondo donde queda grabada la memoria de estos sistemas convectivos. Es ésta la opoertunidad de dar un enorme paso que coloque a la ecología de los ecosistemas en los más cuidadosos y sinceros ámbitos del conocimiento, de aquellas cuestiones que entran por los sentidos antes de hacerlo por la razón, las leyes y los catecismos. De hecho, merced a estas exigencias denunciamos la invalidez de la 2ª ley de la termodinámica para forjar ecologías de estos ecosistemas. Las guías de los trazadores radioactivos aportadas por el proyecto de Halcrow para estimar la traza del Emilio Mitre, jamás contemplaron flujos convectivos. Y jamás dejaron lección alguna de cómo tratar los perfiles transversales de estas canalizaciones profundas en aguas someras, que así quedan tan disociadas las aguas en términos de enlaces térmicos, y por ello las sedimentaciones en el canal en los últimos años tras ir por mayos calado, son interminables y aún con 4 dragas no dan abasto en tarea que antes resolvían con solo una. Ha pasado casi medio siglo y bien poco al parecer han aprendido de estas materias y los límites de escala y no solo de perfiles transversales que presenta la Hidrovía. El desastre que han generado los vuelcos de dragados durante más de una década tras perder Jan de Nul la draga de corte en Centroamérica, es parte de una historia que pone las tintas bien negras en cualquier mirada que apunte a prospectivar el devenir mediterráneo de Buenos Aires. Ahora volverán a traer un super poderosa draga de corte. ¿Sabrán qué hacer con ella amén de hacer tajos en el fondo? ¿Sabrán a dónde apuntar su trascendencia? Si consideramos que la zona portuaria afecta en la CABA a unas 220 Has., relacionarlo con el de este anteproyecto resultará un disparate si no se toman en cuenta los recaudos del caso, que hace 100 años no estaban en escala de conocimientos, ni de recursos, ni de necesidades, ni de fracasos confesados y no confesados Cada una de las áreas del anteproyecto demandará mucho aprecio de las elecciones. En particular, repito, el de acertar con la traza y vuelcos de refulados en el lugar correcto. Lo mismo sucede con el destino de los movimientos de suelo que se estiman por encima de los 1100 millones de m3. 600 millones de las 3000 Has de las áreas cavadas a 15 m y otros 500 millones de las áreas mojadas y húmedas. El nivel de los muelles se propone en la cota de 8 m considerando que en la inmediata vecindad y a lo largo de no menos de 30 Kms los suelos del cordón pleistocénico alcanzan alturas que van de los 10 a los 16 m. La estrechez del muelle paralelo a la entrada atiende la estimable estrechez de la punta del cordón allí bordado, que estimamos litoral y holocénico. Las verificaciones de suelo serán determinantes de estos aspectos de la traza del anteproyecto. Consideramos entre las economías la mucho menor inversión en obra dura. El valor de las famosas “costas blandas” que los holandeses vienen predicando en la última década, en este anteproyecto que aspira a guías de ecologías de ecosistemas, encuentra claro sentido. El paso a dar en materia de reconocimiento de energías convectivas ya descubre un abismo que la ciencia hace un siglo viene eludiendo. Pero proyectar un puerto sin el reconocimiento de estas exclusivas energías es seguir apostando a fracasos grotescos. Muchos los obstáculos a superar. Sin duda, el newtoniano, el más espeso. Hacía 6 años que miraba este destino portuario en Punta Piedras sostenido en esas advertencias del valor estratégico que ofrecían las convecciones externas. Pero ahora, en menos de 6 días este puerto ha comenzado a tallar inquietudes en mis sueños. No es el único trabajo que ocupa ese espacio del amanecer. Pero todos esos sueños miran por el destino del estuario y el devenir mediterráneo de Buenos Aires que nadie prospectiva; siendo el caso que todos sus tributarios urbanos están muertos y no hay un solo plan de remediación que merezca mínimo aprecio. Forrar con oro las riberas es lo único que veo propuesto en el Riachuelo y en el Aliviador. El Luján ya reclama en su ribera insular remediaciones de las 3/4 partes de sus anchos robados que nadie querría imaginar. Si en cuestiones tan elementles estamos tan varados, ya no en política, sino en especial, en conocimiento, qué es de esperar le ocurra a este plan del nuevo puerto. Con las debidas Gracias a quienes sustentan a diario mis ánimos, inspiración y expresión desde los sueños: Alflora Montiel Vivero y Estela Livingston, Francisco Javier de Amorrortu, 1º de Mayo del 2016
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Superposición de imágenes mostrando el plano de cota de los 10 m, indicador de áreas para depositar movimientos de suelos cota 8 m cota 6 m
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