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Miradas mecánicas de procesos sedimentarios

Intercalo mis observaciones en itálica. Francisco Javier de Amorrortu

Los grandes ríos tienen poco gradiente y fluyen plácidamente a través de ellos. Por ejemplo, el Amazonas desciende únicamente 345 pies (105 m) desde el puerto ripario de Iquitos (Perú) hasta el oceáno. Recorre una distancia total de 2,300 millas, por lo tanto, el río desciende a una tasa de tan sólo 1.8 pulgadas por milla (2.8 cm/km).

Mucho más plácido es el vuelo de la conciencia que imagina que esa pendiente habilita energías que superan la cohesividad de los enlaces intermoleculares, alcanzando movimiento al agua que sea; aún si estuviera apoyada en una superficie pulida al diamante; que al tiempo que se complace en saborear la manzana de Newton deja sin mirar los fenómenos que despierta la formidable provisión solar, más allá de resistencias a modelizar.

Por ello nunca han estudiado en estos cursos de planicies extremas las relaciones de velocidad, de ancho de las áreas anegadas y anegables, que como baterías están comprometidas con las cargas de energías convectivas a la sangría mayor y en adición -aunque no la última, pues estos procesos en el acceso al conocimiento son de una riqueza que nunca se agota-, la dirección que llevan los cursos. No es lo mismo el Missisippi que se mueve de regiones más frías a más cálidas; que el Paraná que lo hace en sentido contrario.

El Amazonas se mueve en un sentido O-E, pero reconoce que la energía de las mareas penetra por sus enormes áreas de planicies anegadas y anegables, -lagos, varzeas o como las quieran llamar-, hasta 1000 Kms en su interior. Sin embargo, con menor pendiente -(sustancial en los términos gravitacionales con que piensan la cuestión)-, el Amazonas saca sus aguas a tres veces más velocidad que el Paraná. No olvido que incluso el programa GRACE de la NASA le descubre ligero disfavor gravitacional hacia el Atlántico. Coriolis tampoco le hace favores.

Las propiedades de cohesividad que mantienen las moléculas de agua unidas reconocen aprecio a los puentes de hidrógeno; descubriendo estos su sensibilidad al calor y a la polaridad. Las rupturas o disociaciones de estos puentes debidas a diferencias de temperatura dan lugar a referir de gradientes térmicos y de capa límite térmica. La polaridad de la molécula que se les arrime dando lugar a disociaciones mueve a referir de una capa límite hidroquímica

La importancia de los gradientes térmicos que mueven a enlaces y desenlaces en estos puentes tan sutiles, es tan valiosa como paupérrima la generalidad de la segunda ley de la termodinámica en su consideración.

No he referido a la adhesividad, tensión superficial y capa límite hidrodinámica; factores que en aguas someras caben incluso imaginar haciendo aportes a la transmisión de energías.

Los ríos tropicales más pequeños no tienen una corriente de agua, ni una composición tan uniforme como los grandes ríos, que tienden a ser de aguas blancas.

Las aguas con altas cargas sedimentarias capturan más energía solar y así alimentan sus ricos y complejos procesos convectivos. En este autor como en todos los demás, la ausencia de mirada desde termodinámica de sistemas naturales olárquicos abiertos, es en todos los casos, completa. Sólo miran desde mecanicismos y modelan cual si todo fluir fuera el mentado laminar. Sin siquiera abrir los ojos a la realidad más elemental: no hay pendiente que logre traducirse en energía gravitacional.

Sus modelos matemáticos sobrepasando con extrapolaciones extravagantes los límites naturales y experienciales que nunca parecen descubrir en su interior las cajas negras, les han permitido extender por siglos su paralizadora fantasía. Esa que nunca querrá despertar a la realidad de los millones de sarcófagos "hidráulicos" que han obrado mirando por los extremos de cajas negras, sin intimar con su sustancia; para desde esta inconciencia no cesar de destruir todos los recursos naturales que han tocado y siguen tocando.

Los planos de llanura nunca descendieron los ríos al mar. Esa tarea fue siempre solar, merced a la riqueza de interminables enlaces termodinámicos de baterías convectivas alimentadas por infinitud de atrapantes sensores; desde los sedimentos impalpables hasta las vegetaciones que asoman sobre las aguas someras en las planicies de inundación. Estos delicados procesos no dejan huellas de sangrías; pero la eficiencia que muestra la imagen no deja de sorprender. Y no es la pendiente la que traduce esa organización del tejido convectivo; y su advección, guiada por gradiente térmico, tampoco lo es por pendiente.

Si ya la escala de este micromundo se muestra tan generosa para sorprendernos, qué cohesividad tienen nuestras neuronas que nos mantienen atrapados traduciendo sólo extrapolaciones de energía gravitacional en cajas negras incontroladas en intimidad sustancial.

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Homenaje a los flujos convectivos internos naturales positivos por Blas Castagna

En el bosque lluvioso tropical existen otros dos tipos de ríos: los negros y los claros o azules.

Los ríos negros son más comunes que los blancos en los bosques lluviosos de tierras bajas. El adjetivo de negro describe la apariencia del agua de estos ríos, la cual es de un color café obscuro. Este color es el resultado del lavado de los taninos producidos por las hojas en descomposición de la vegetación adyacente. Los ríos negros también se caracterizan por la sorprendente claridad del agua; tan clara que la visibilidad puede exceder los 30 pies (9 metros). Sin embargo, después de una tormenta, los ríos negros pueden perder su claridad y color característicos con los sedimentos arrastrados desde el bosque. Las condiciones regresan a la normalidad después de unas horas o unos cuantos días.

El Río Negro de Brasil es uno de los ríos más grandes del mundo (cinco millas de desembocadura) y el río negro más famoso. En contraste con el río blanco del Amazonas (Río Solimones en este punto a 100 m/snm), que se origina en los valles montañosos de los Andes, los tributarios del Río Negro nacen en las antiguas formaciones rocosas de la cuenca de Guyana, y corren a través de los bosques lluviosos de arena blanca. Las diferencias entre las aguas del Río Negro y el Amazonas son fáciles de observar cuando ambos ríos se juntan cerca de Manaus, Brasil. Los ríos corren paralelos, y se distinguen claramente como ríos separados de agua blanca y negra, antes de que se mezclen varias millas adelante.

El brillo especular de esta imagen que sigue muestra al Amazonas rodeado de baterías convectivas que hacen aporte a su gran sangría.

. . . .. .

Las imágenes que siguen muestran la disociación de las aguas del Bermejo y el Paraguay y la convección externa que mueve a estas últimas a unirse a las del Bermejo bien cargadas de sedimento, y cuya mayor energía convectiva es por ello aquí fácil de estimar.

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Altísimo contraste aún en el plano superficial descubren en Paso de la Patria esos corredores tan apareados, como disociados

.

Siguen imágenes del Paraná a la altura de la ciudad de Corrientes diferenciando las identidades de las aguas de ambos cursos, que cientos de kilómetros después de su mecánica juntura siguen reconociendo disociación térmica e hidroquímica y por ende, diferencias de rendimiento convectivo.

Pasando la localidad de Esquina, Corrientes.

Sigue imagen del río Uruguay con las aguas del Negro bien disociadas, incluso en velocidad.

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Sean estos ejemplos rescatados de nuestras observaciones locales aplicables a entender las implicancias que tienen los sedimentos en las aguas para asistir la captura de las energías solares que habilitan su convectivo andar y sin abandonar la carga en el camino. Comencemos a olvidar la fabulada energía que en cajas negras imaginan energía gravitacional y dejemos de lado en planicies extremas otro arrastre de fondo que no sea el prolijo limpiafondo que aportan los flujos convectivos.

Meade reporta en 1977 en la ciudad de Obidos, a unos 800 kilómetros de la boca, el pasaje anual de 470 millones de toneladas de sedimentos, de los cuales un 75 por ciento alcanzan el Atlántico, para ver el 25 por ciento restante depositado en el tramo inferior del río.

No sólo alcanzan el Atlántico, sino que hacen camino costanero en él, para 600 Km al Norte cruzar la plataforma continental y alcanzar a sumergir sus aguas dulces con pesada carga sedimentaria, más allá del borde del profundo talud continental. Veamos de un hermano africano, antecedentes millonarios en años.

Una hipótesis científica señala la fuente del Amazonas original, 130 millones de años atrás, en el macizo del Ennedi en el noreste de la actual República de Chad; otros en el lago Tanganika, Africa; por entonces formando parte del súper continente Gondwana.

En relativa coincidencia con la boca del actual río Zaire, el 2º más importante del planeta en caudal de descarga, pero con mediana carga sedimentaria relativa, ubicaría, de haber permanecido los continentes unidos, la actual boca del Amazonas arrimándome a esa tesis.

El Zaire sale al Atlántico con tales energías: gravitacional y convectiva, que nada ni nadie le impide tallar en el fondo de la plataforma continental un surco que en 125 Km baja desde los 25 m hasta los 1872 m. Ya no se trata sólo de remontarnos a los tiempos de la gran regresión de la última glaciación máxima; sino de reflexionar sobre la forma de trazar ese surco y mantenerlo limpio a más de 1500 m de prfundidad.

Sin duda en aquellos tiempos de fuertes erosiones la carga sedimentaria sería mayúscula y nada le impediría no sólo mantenerla disociada de las aguas saladas, sino también llevar su pesada carga al fondo del océano. El agua dulce es más liviana que la salada, en tanto no consideremos su carga de sedimentos; y amén de su peso, las aptitudes para capturar energía solar y así oficiar de batería convectiva y motor solar en un amplio menú de intercambios de energía.

Hoy, el pulido perfil nos alcanza sospecha de que tal surco pudiera estar activo hospedando la energía del Zaire disociada del abrazo del mar y con suficiente carga sedimentaria como para bajar a esas profundidades con la gran energía que traduce su tarea y su caudal

¡Quién imaginaría el tallado de una sangría de 125 Km bajando 15 m x Km hasta más allá de los 1500 m de profundidad! Esto ya no es producto de una regresión marina, sino de un corredor de flujos tan especial que nunca al parecer lo hubimos de imaginar. Esta sangría tallada en el perfil del talud continental nos obliga a abrir los ojos para mirar por la identidad de esas aguas y las energías que cargan.

Hoy, las mismas aguas dulces del Zaire con sus moderadas cargas sedimentarias parecen ser suficientes no sólo para sumergirse en medio de las aguas saladas, sino también para seguir como herramienta convectiva obrando la limpieza de esa sangría en el plano profundo del talud.

Los gráficos que siguen pertenecen al libro Large Rivers, Cap VI de K.Hori and Y.Haito

El río Zaire aquí aparece mentado como río Congo

En este gráfico que sigue, sólo Hovius incluye la temperatura como variable a considerar, pero sin hacer mención a su rol como Madre de energías convectivas que alimenta todas las formas de Vida en el planeta; desde los vientos y las olas, hasta las aguas, nuestros humores y la flora.

El día que logremos modelizar la dinámica de los comportamientos de los delicados puentes de hidrógeno frente a estímulos hidroquímicos y térmicos, ya no será tan sencillo sintetizar que los sedimentos floculan en el frente halino como la explicación terminal. Los flujos convectivos de los 3 o 4 corredores apareados que discurren disociados en nuestro frente halino estuarial acaban con la sencillez de este dogma.

Ambas capas límite: térmica e hidroquímica están relacionadas con esta cuestión del respeto de las identidades de los flujos en tanto los gradientes no aproximen la reunión convectiva externa. Hoy ya sabemos que en esa capa límite se juega la libertad de la disociación y la orden de precipitación sedimentaria en la cara externa de la deriva litoral.

Ya no es el argumento mecánico de la ola y el viento que decían precipitar los sedimentos con la extrema prolijidad de los bordes cuspidados que conforman y exhiben los cordones litorales en todas las salidas tributarias, sino ese enlace y posterior desenlace de los puentes de hidrógeno que primero inhibe y luego habilita la convección externa. Los mismos que permiten a las corrientes cálidas marinas no morir disipándose en brazos del inmenso océano.

Con la debida comprensión del rol de los gradientes cabe decir que en materia de sostén de los recursos naturales, la segunda ley de la termodinámica ha estado despistando a tantos, que es hora de mirar sus mecánicas consecuencias.

El conjunto de todos los ríos transporta al mar anualmente una cantidad de sedimentos igual a 20.000 millones de toneladas. El río Amazonas, que drena un área de algo más de siete millones de kilómetros cuadrados aporta 1.200 millones de ton/año, lo que lo convierte en el primer contribuyente mundial. El río Paraná con una cuenca de 3,1 millones de kilómetros cuadrados aporta al río de la Plata unos 109 millones de ton/año. Indo 250. El Ganges 1060 millones de ton/año. El Nilo 120 y el Orinoco 150. El río Colorado en los Estados Unidos, el Nilo en Egipto y otros más, sobre los que se han construido represas, han visto reducida la cantidad de material transportado hasta valores casi despreciables. El río Mississippi, cuyo delta se extiende sobre el Golfo de México, vio reducido su aporte de sedimentos al mar a una tercera parte del volumen original de 400 millones de ton/año por efecto de las obras realizadas por el hombre.

Veamos estimaciones que se hacen alrededor de los recursos amazónicos.

 

La flecha celeste superior me hace sospechar que están confundiendo la corriente de la plataforma con la deriva litoral. Ver imagen que sigue de esta deriva litoral en la boca Norte.

El balance de sedimentos también aparece con importantes dudas. En especial, el que acompaña el largo trayecto oceánico que hacen las aguas del Amazonas. Ver imagen que sigue a esta refiriendo de traslados de 420 y 650 Kms hasta el talud continental, cuyas huellas no sabemos qué antigüedad tienen, pero allí están probando el camino que conocieron ambas bocas.

Todo el imaginario mecanicista luciendo a pleno.

 

Aún sin inferencias termodinámicas estas imágenes que siguen apuntan a inefables energías

 

Channel-floodplain geomorphology along the Solimões-Amazon

  1. Leal A. K. Mertes1,
  2. Thomas Dunne2 and
  3. Luiz A. Martinelli3

+ Author Affiliations

1Department of Geography and Institute for Computational Earth System Science, University of California, Santa Barbara, California93106-40602School of Environmental Science and Management and Institute for Computational Earth System Science, University of California, Santa Barbara, California 93106-5131 3Centro de Energia Nuclear na Agricultura, 13400 Piracicaba, SP, Brazil

Abstract

Across the cratonic landscape of Brazil the Solimões-Amazon River transports to its delta plain 1240 Millions of tons of suspended sediment derived from Andean erosion and reworks another 3200 Mt of floodplain sediments. Distribution of these sediments has resulted in a variable along-stream pattern of geomorphology.

The upstream reaches are characterized by sediment erosion in the main channel and deposition in floodplain channels that are an order of magnitude smaller in discharge than the main channel.

Sediment deposition in and migration of the floodplain channels erases oxbow lakes of the main channel and yields an intricate scroll-bar topography that forms the boundaries of hundreds of long, narrow lakes.

Estos llamados lagos o varzeas, cumplen la misma función de los esteros, los dinámicos meandros, las costas blandas y los bordes lábiles de los bañados, aportando a la sangría mayor la energía convectiva que todos señalan como energía gravitacional.

Cada vez que "sanean" estos suelos acaban con el recurso natural. Y estas decisiones van a cuenta de las leyes del mercado.

In contrast, downstream reaches are characterized by channels restricted by stabilizing, long-term, levee building and floodplain construction dominated by overbank deposition. Overbank deposition buries the scroll-bar topography, resulting in a flat floodplain covered by a patchwork of large, more equant, shallow lakes.

On the basis of estimated rates of recycling of floodplain sediments, the modern floodplain of the Brazilian Amazon could have been recycled in <5000 yr, and is recycled more rapidly in the upstream than the downstream reaches.

The cratonic interior is interrupted by structural arches that bound intracratonic basins. Four of these arches cross the valley of the main river system at intervals of several hundred kilometres and impart a tectonic imprint on the channel-floodplain geomorphology at this spatial scale. Structural arches appear to exert a primary influence by promoting entrenchment of the river as it passes through zones of deformation, thus restricting channel movement. For example, as the river crosses the Purús arch, the valley narrows to <20 km compared to an average of ≈45 km, the water-surface gradient decreases, sediment is deposited, and yet the rate of channel migration is negligible. Hence, the effect of the arches is to create a landscape where, on the spatial scale of hundreds of kilometres, the river is confined and entrenched in its valley, is straight, and is relatively immobile. Local valley tilting apparently unrelated to the arch structures also imprints the geomorphology. In particular, a tilted valley in the upstream reaches appears to have caused avulsions which have left behind the only large-scale, oxbow-type features on the Brazilian Amazon River floodplain.

Las especulaciones sobre los arcos estructurales, las cuencas intracratónicas y el concepto de flujos cuyos segmentos ignoran otro soporte que no sea mecánico, son las primeras observaciones que hago a estos estudios. La primera pregunta debería ser cómo deducir energías gravitacionales en estas planicies e ignorar las convectivas en un área donde cada cm2 de suelo recibe por día 885 calorías.

Es obvio que si ignoran al sol, también ignoren

eventos que así caen fuera de toda estimación

El 18 de noviembre de 1929, un terremoto sacudió la costa de Nueva Inglaterra y las provincias marítimas del Canadá rompiendo cables de comunicación oceánicos en una docena de puntos. Ese terremoto, conocido como el Gran  Terremoto de los Bancos, ocasionó un deslizamiento de una gran masa de sedimentos dentro del océano en el borde de la plataforma continental. También liberó otros sedimentos que formaron lodo suelto que se deslizó por el talud continental hacia la parte más profunda del océano Atlántico norte. Finalmente se esparció por la planicie abismal al pie del talud. Algunas partes recorrieron más de 700 km. Uno podría pensar que una masa de lodo suelto fluyendo en el océano rápidamente se mezclaría con el agua del mar y se confundiría con ella perdiendo sus características propias de unidad, pero ése no fue el caso. El lodo suelto tiene una densidad mayor que el agua de mar debido a que es una combinación de agua con muchas rocas, arena, arenilla y partículas de arcilla. Este lodo fluye debajo del agua del mar que es más liviana, algo así como el agua fluye sobre la tierra debajo del aire. Sólo hay una pequeña mezcla entre el lodo y el agua que está encima. Tal flujo subacuático de lodo es llamado corriente de turbidez, y la nueva capa de lodo depositada donde se detiene la corriente es conocida como turbidita.

Desde que surgió el concepto de las turbiditas en torno de 1950, docenas de miles de capas sedimentadas granulométricamente, amontonadas unas sobre otras, que anteriormente se interpretaban como que se habían depositado con lentitud en aguas poco profundas, ahora se interpretan como el resultado de corrientes de turbidez rápidas (Walker 1973). Aun la capa que está en medio de ellas, que consiste en sedimentos encontrados "entre" algunas de las turbiditas, se interpreta a veces como el resultado de la deposición rápida de corrientes de turbidez (Rupke 1969, SEPM 1973).

En el lecho del Atlántico Sur, una serie de turbiditas con capas de restos de plantas de varios centímetros de espesor se encuentran a unos 1.450 km. de su origen en el río Amazonas, lo que indica el desplazamiento por una corriente de turbidez hasta una distancia considerable (Bader y colaboradores, 1970).

Otro inesperado más reciente

Connecticut River

Nearly a week after Hurricane Irene drenched New England with rainfall in late August 2011, the Connecticut River was spewing muddy sediment into Long Island Sound and wrecking the region's farmland just before harvest. The Thematic Mapper on the Landsat 5 satellite acquired this true-color satellite image on September 2, 2011.

With its headwaters near the Canadian border, the Connecticut River drains nearly 11,000 square miles (28,500 square kilometers) and receives water from at least 33 tributaries in Vermont, New Hampshire, Massachusetts, and Connecticut. The 410-mile river—New England's longest—enters Long Island Sound near Old Lyme, Connecticut, and is estimated to provide 70 percent of the fresh water entering the Sound.

When Irene blew through the region on August 27-28, substantial portions of the Connecticut River watershed received more than 6 to 8 inches (15-20 centimeters) of rainfall, and several locations received more than 10 inches (25 centimeters). Whole towns were cut off from overland transportation—particularly upstream in Vermont, which suffered its worst flooding in 80 years. Thousands of people saw their homes flooded, if not washed off their foundations, at a time of year when rivers are usually at their lowest.

Preliminary estimates of river flow at Thompsonville, Connecticut, (not shown in this image) reached 128,000 cubic feet per second (cfs) on August 30, nearly 64 times the usual flow (2,000 cfs) for early fall and the highest flow rate since May 1984. At the mouth of the river—where flow is tidal, and therefore not gauged—the peak water height reached 6.9 feet (2.1 meters) above sea level, almost a foot higher than at any time in the past 10 years.

According to Suzanne O'Connell, a geologist from WesleyanUniversity, the torrent of water coursing through the ConnecticutRiver basin runs over a landscape that was once submerged under Glacial Lake Hitchcock. As it runs down from the highlands and coastal plains to Long Island Sound, the river can pick up fine sediment "that is so perfect for farming or for adding suspended sediment to a river." In the wake of Irene, the turbidity (muddiness) of the water, as measured at Essex, Connecticut, was 50 times higher than before the storm.

To the east, the ThamesRiver appears to be carrying very little sediment at all on September 2. According to O'Connell, the Thames "drains glaciated terrain, so fine sediment was removed long ago." Most of the land surface in the Thames basin is "just bedrock, till, and glacial erratics." Unlike the Connecticut, areas within the Thames watershed only received 2 to 4 inches of rain in most locations.

The flooding that occurred in the aftermath of Hurricane Irene inundated farmland in Massachusetts and Connecticut just before harvest time, the Associated Press noted. Crops were drowned under inches to feet of water. The substantial amounts of soil, sediment, and water deposited on land during the flood could also pose trouble for farmers in coming seasons.

"It's notable that whole segments of river bank are just gone," said Andrew Fisk of the Connecticut River Watershed Council. "That's not just loss of sediment. That's land disappearing down river."

 

Large Rivers

El vínculo que sigue refiere del hermoso libro Large rivers: geomorphology and management Editado por Avijit Gupta y publicado por John Wiley en el 2007

Unas pocas páginas que copio al final de esta presentación del índice de la obra, nos ofrece Google para acercar aprecios. En todos los casos está ausente la energía del sol y su medular intervención en las dinámicas de estos cuerpos de agua, que para no alterar los climas académicos siguen disfrutando de mecanicismos apoyados en energía gravitacional.

http://books.google.com.ar/books?id=gXgyHLT_hwIC&pg=PA60&lpg=PA60&dq=meade,+sedimentos+del+amazonas&source=bl&ots=7Mf2cke8Hi&sig


Large Rivers: Geomorphology and Management, Edited by A. Gupta
© 2007 John Wiley & Sons, Ltd. ISBN: 978-0-470-84987-3
1 Introduction 1 by Avijit Gupta
1.1 A Book on Large Rivers 1
1.2 What is a Large River? 2
1.3 The Book and its Content 2

PART I: BACKGROUND
2 Geology of Large River Systems 7 by Sampat K. Tandon and Rajiv Sinha
2.1 Introduction 7
2.2 Tectonic Settings of Large River Systems 8
2.2.1 Rivers in Continental Collision Belts 9
2.2.2 Rivers in Rift Settings 10
2.2.3 Rivers in Cratonic Settings 10
2.3 Complexity of Drainage Types 11
2.4 Large Rivers – Climatic Settings and Climatic Variability 13
2.5 Modern Large Rivers – Hydrology and Sediment Dispersal 15
2.6 Variability in the Alluvial Architecture of Large River Systems 17
2.6.1 Longitudinal Trunk Systems 18
2.6.2 Radial Fans 20
2.6.3 Fan–Interfan Setting 20
2.6.4 Interfluves 20
2.7 Growth and Development of Large River Systems 21
2.8 Duration of Large River Systems and the Rock Record 22
2.9 Sea Level, Tectonic and Climatic Controls on the Large River Systems 22
2.10 Concluding Remarks 24

3 Hydrology and Discharge 29 by Ellen E. Wohl
3.1 Hydrology of Large River Basins 29
3.2 Large Rivers of the Equatorial Regions 32
3.2.1 Amazon River 32
3.2.2 Congo River 35
3.2.3 Zambezi River 35
3.3 Large Rivers of the Drylands 35
3.3.1 Nile River 35
3.3.2 Indus River 36
3.3.3 Colorado River 36
3.3.4 Murray-Darling River 36
3.4 Rivers of the Mid-latitudes 37
3.4.1 Mississippi River 37
3.4.2 Danube River 37
3.5 Rivers Draining South from the Himalaya 37
3.5.1 Ganga River 38
3.5.2 Brahmaputra River 38
3.6 Rivers of East and Southeast Asia 38
3.6.1 Huanghe 38
3.6.2 Changjiang 39
3.6.3 Mekong River 39
3.7 High-latitude Rivers 39
3.7.1 Ob, Yenisey and Lena Rivers 40
3.7.2 Mackenzie and Yukon Rivers 40
3.8 Summary 40

4 Transcontinental Moving and Storage: The Orinoco and Amazon Rivers Transfer the Andes to the Atlantic 45 by Robert H. Meade
4.1 Introduction 45
4.2 Andean Sources and Alluvial Storage 45
4.3 Orinoco 47
4.4 Amazon 49
4.4.1 Setting 49
4.4.2 Storage and Remobilization of Floodplain Sediment 52
4.4.3 Sediment Storage in the Lowermost Amazon Valley 57
4.5 The Amazon Goes to Sea 57
4.6 Coda 59

5 Greatest Floods and Largest Rivers 65 by Victor R. Baker
5.1 Introduction 65
5.2 Historical Background 65
5.3 Terrestrial Glacial Megafl oods 66
5.3.1 Cordilleran Ice Sheet 66
5.3.2 Laurentide Ice Sheet 66
5.3.3 Eurasian Ice Sheets 68
5.3.4 Central Asian Mountains 70
5.4 Extraterrestrial Megafl oods and Megarivers 71
5.5 Conclusion 72

6 Classification, Architecture, and Evolution of Large-River Deltas 75
by Kazuaki Hori and Yoshiki Saito
6.1 Introduction 75
6.2 Defi nition of a Delta and Delta Components 77
6.3 Classification of Deltas 79
6.4 Morphology and Sediment 82
6.4.1 Morphology 82
6.4.2 Sediments and Sediment Facies 85
6.4.3 Sediment Accumulation Rates 86
6.5 Delta Evolution 87
6.5.1 Response to Holocene Sea-Level Change 87
6.5.2 Changes in the Course of a River Channel and of its Distributaries 88
6.5.3 Coastal Environment Change Related to Delta Progradation 90
6.6 Problems of Sediment Supply 90
6.6.1 Estimation of Past Sediment Discharge 90
6.6.2 Sediment Budgets in Deltas and Sediment Supply to the Oceans 91
6.7 Concluding Remarks 91

7 Sedimentology and Stratigraphy of Large River Deposits: Recognition in the Ancient Record, and Distinction from ‘Incised Valley Fills’ 97
by Christopher R. Fielding
7.1 Introduction 97
7.2 Sedimentology and Stratigraphy of Modern Big Rivers 100
7.3 Sedimentology and Stratigraphy of Ancient Big Rivers 103
7.4 Discussion: Ancient Big River Deposits vs ‘Incised Valley Fills’ 105
7.5 Conclusion 107

PART II: CASE STUDIES
8 Effects of Tectonism, Climate Change, and Sea-level Change on the Form and Behaviour of the Modern Amazon River and its Floodplain 115
by Leal A.K. Mertes and Thomas Dunne
8.1 Background 115
8.2 Amazon Basin Characteristics 116
8.3 Lithologic and Tectonic Infl uences on the Modern Amazon 117
8.3.1 First-Order Basin-Scale Infl uences 117
8.3.2 Second-Order Transverse Structures 121
8.3.3 Fracture Patterns 121
8.3.4 Structural Infl uences on Amazon River Geomorphology 125
8.4 Infl uence of Climate Change on the Amazon River 132
8.5 Infl uence of Sea-Level Changes on the Amazon River and Floodplain 135
8.6 Conclusion 139

9 The Mississippi River System 145 by James C. Knox
9.1 Introduction 145
9.2 Cenozoic Drainage Evolution 145
9.3 Infl uence of Quaternary Glaciations 148
9.4 Proglacial Lakes and Extreme Floods 150
9.5 Response of the Lower Mississippi Valley to Upper Valley Glaciation and Flooding 151
9.6 The Mississippi River System during the Holocene 153
9.6.1 Climate and Vegetation Changes 153
9.6.2 Holocene Alluvial Episodes 156
9.6.3 Holocene Flood Episodes in the Upper Mississippi Valley 156
9.6.4 Lower Valley Alluvial Responses to Upper Valley Holocene Environmental Change 160
9.7 Morphology of the Mississippi River 162
9.7.1 Upper Mississippi River 162
9.7.2 Lower Mississippi River 165
9.8 Modern Hydrology 167
9.8.1 Climate, Runoff, and Floods 167
9.8.2 Dams: Flow Modifi cation and Sediment Storage 171
9.9 The Mississippi River System: Summary and Outlook 174

10 The Colorado River 183 by John C. Schmidt
10.1 Introduction 183
10.2 Physiography 186
10.2.1 Description of the Green and Colorado Rivers, from Headwaters to the Sea 187
10.3 Age of the River 189
10.4 Gradient, Valley Width, and Channel Form in the Colorado Plateau 191
10.5 Hydrology: Pre-dam 193
10.6 Hydrology: Post-dam 196
10.6.1 Upper Basin 197
10.6.2 Lower Basin 198
10.7 Pre-Dam and Post-Dam Sediment Yield and Sediment Transport 200
10.8 Channel Adjustment and Change During the Twentieth Century 203
10.8.1 The Delta 204
10.8.2 The Imperial Valley and Salton Sea 206
10.8.3 The Lower River 208
10.8.4 The River System within the Colorado Plateau 209
10.9 Implications of Hydrology, Sediment Transport, Channel Change, and Temperature to the Endemic Fishery 211
10.10 Environmental Management of the Modern River 215
10.10.1 The Glen Canyon Dam Adaptive Management Program 215
10.10.2 Opportunities for Recovery of the Delta Ecosystem 217
10.11 The Future 217
10.11.1 The Delta and Lower River 217
10.11.2 The Grand Canyon Ecosystem 217
10.11.3 The Upper Basin 219
10.12 Conclusion 219

11 The Lena River: Hydromorphodynamic Features in a Deep Permafrost Zone by François Costard and Emmanuèle Gautier
11.1 Introduction 225
11.2 Description of the Lena Drainage Basin 225
11.3 A Periglacial Environment 227
11.4 Floodplain, Delta and Periglacial Landforms 227
11.5 Fluvial Dynamics and Landforms 227
11.6 Thermal Erosion and its Impact on the Fluvial Forms 231
11.7 Impact of Climatic Change on the Hydrosystem 232
11.8 Conclusion 232

12 The Danube: Morphology, Evolution and Environmental Issues 235
by Dénes Lóczy
12.1 Introduction 235
12.2 Water and Sediment 235
12.3 Headwaters of the Danube 238
12.4 The Danube: a Description 239
12.4.1 The Upper Danube in Germany and Austria 239
12.4.2 The Middle Danube (Slovakia, Hungary and Serbia) 241
12.4.3 The Lower Danube (Romania, Bulgaria and Ukraine) 242
12.5 The Danube Delta 242
12.5.1 Delta Habitats and Environmental Problems 243
12.6 The Evolution of the Valley of the Danube 245
12.6.1 The Upper Section 245
12.6.2 The Middle Section 251
12.6.3 The Lower Section 253
12.6.4 The Delta 254
12.7 Human Impacts 254
12.7.1 A Brief History of Channelization 254
12.7.2 The Rhine–Main–Danube Canal 256
12.7.3 A Recent Example of Damming the Danube: the Gabcíkovo Barrage
in Slovakia 256
12.7.4 Pollution 256
12.7.5 How Much is the Danube Worth? 257

13 The Nile: Evolution, Quaternary River Environments and Material Fluxes by Jamie C. Woodward, Mark G. Macklin, Michael D. Krom and Martin A. J. Williams
13.1 Introduction 261
13.2 Nile Basin River Environments 263
13.3 Early Origins and the Late Miocene and Pliocene Nile 265
13.3.1 The Late Miocene Nile Canyon in Egypt 265
13.3.2 The Integrated Nile 267
13.4 The Late Pleistocene and Holocene Nile 268
13.4.1 20 000 to 12 500 14C Years BP 268
13.4.2 12 500 to 5000 14C Years BP 270
13.4.3 5000 14C Years BP to Present 272
13.5 Records of Nile River Behaviour in the Eastern Mediterranean Sea 273
13.6 The Modern Nile: Hydrology and Geomorphology 274
13.6.1 The White Nile Basin 274
13.6.2 The Blue Nile and Atbara Basins 277
13.6.3 The Confl uence Zone and the Desert Nile from Khartoum
to the Mediterranean 278
13.7 The Suspended Sediment Budget 279
13.7.1 Reservoir Sedimentation 281
13.7.2 Suspended Sediment Dynamics Downstream of the Aswan High Dam 283
13.8 The Nile Delta and the Eastern Mediterranean 284
13.8.1 The Delta and Coastal Zone 284
13.8.2 Sediment Supply to the Eastern Mediterranean Sea 284
13.9 River Basin Management and Global Change 287

14 The Congo River, Central Africa 293 by Jürgen Runge
14.1 Introduction 293
14.2 The Course of the Congo River 293
14.3 Geology and Geomorphology of the Congo Basin 299
14.3.1 The Central Congo Basin 299
14.3.2 The Asande Rise 301
14.3.3 The Atlantic Rise 301
14.3.4 The Angolan and Shaba Highland 302
14.3.5 The Western Rift Rise 302
14.4 Evolution of the Congo River 302
14.5 The Flow Regime of the Congo 303
14.6 Solid, Suspended, and Dissolved Load 303
14.7 The Congo Mouth and the Submarine Canyon 306
14.8 The Congo River and its Economic Importance 307
14.9 Conclusion 308

15 The Zambezi River 311 by Andy E. Moore, Fenton P.D. (Woody) Cotterill, Mike P.L. Main and Hugh B. Williams
15.1 Introduction 311
15.2 The Zambezi River System 313
15.3 Hydrology 317
15.4 Ecological Impact of Major Dams 320
15.5 Evolution of the Zambezi River System 321
15.6 Drainage Evolution and Speciation 328
15.7 Cultural and Economic Aspects 330
15.8 Conclusion 330

16 The Geographic, Geological and Oceanographic Setting of the Indus River by Asif Inam, Peter D. Clift, Liviu Giosan, Ali Rashid Tabrez, Muhammad Tahir,
Muhammad Moazam Rabbani and Muhammad Danish
16.1 Introduction 333
16.2 The Drainage Basin 334
16.2.1 Geology 334
16.2.2 Hydrology 334
16.3 The River 335
16.4 Evolution of the Indus River 335
16.5 The Indus Delta 336
16.6 Submarine Indus System 338
16.7 Water Management 339
16.8 The Indus Dolphins 341
16.9 Environmental Changes 342
16.10 Human-Induced Changes in the Indus Delta 342
16.11 Conclusion 344

17 The Ganga River 347 by Indra B. Singh
17.1 Introduction 347
17.2 Hydrology 347
17.3 Water Quality 353
17.4 Sediment Transfer in the Ganga 353
17.4.1 Dissolved Load 353
17.4.2 Suspended Load and Bed Load 353
17.5 Mineralogy and Geochemistry of Sediments 355
17.6 Heavy Metals and Pollutants in the Sediment 356
17.7 The Plain and the River 356
17.8 The Delta 362
17.9 A Summary of Current Geomorphic Processes 365
17.10 Quaternary Evolution of the Ganga 366
17.11 Utilization of the River and Associated Problems 367

18 Erosion and Weathering in the Brahmaputra River System 373
by Sunil K. Singh
18.1 Introduction 373
18.2 The Brahmaputra River System 373
18.3 Geology of the Basin 375
18.4 Hydrology 377
18.5 Floods in the Brahmaputra 378
18.6 Characteristics of the Brahmaputra Channel 381
18.7 Erosion and Weathering 382
18.8 Sediment Yield or Erosion Rates in the Various Zones 386
18.9 Chemical Weathering and Erosion 386
18.9.1 Water Chemistry 387
18.9.2 Silicate Weathering 388
18.10 Bed Load and Weathering Intensity 389
18.11 Control of Physical and Chemical Erosion in the Brahmaputra Basin 389

19 The Brahmaputra-Jamuna River, Bangladesh 395
by James L. Best, Philip J. Ashworth, Maminul H. Sarker and Julie E. Roden
19.1 Background 395
19.1.1 The River 395
19.1.2 Basinal Setting and Controls on Sedimentation 397
19.1.3 Hydrology, Sediment Yield and Channel Size 398
19.2 Channel Scale Morphology and Historical Changes in the Course of the
Brahmaputra-Jamuna River 399
19.3 Bedform Types and Dynamics 405
19.3.1 Small-Scale Bedforms (ripples, dunes and upper-stage plane beds) 405
19.3.2 Large-Scale Bedforms (bars and bar complexes) 407
19.4 Bifurcations, Offtakes and Confl uences 413
19.5 Floodplain Sedimentation 414
19.6 Sedimentology of the Jamuna River 418
19.7 Applied Geomorphology and Engineering in the Jamuna River 423
19.8 Summary 427

20 The Mekong River: Morphology, Evolution, Management 435
by Avijit Gupta
20.1 Introduction 435
20.2 The Mekong Basin 437
20.2.1 Geology 437
20.2.2 Relief 437
20.2.3 Hydrology 439
20.2.4 Land Use 440
20.3 The River 443
20.4 The Mekong Over Time: The Geomorphic History 449
20.5 Erosion and Sediment Transfer 450
20.6 The Mekong and its Basin: Resource and Management 451
20.7 Conclusion 453

21 Dynamic Hydrology and Geomorphology of the Yangtze River 457
by Zhongyuan Chen, Kaiqin Xu and Masataka Watanabe
21.1 Basin Geology and Landforms 457
21.2 River Morphology 460
21.3 Storage and Transfer of Water and Sediment 460
21.3.1 Discharge and Flood Patterns 460
21.3.2 Sediment Flux in the Yangtze: A Decreasing Trend over the Last 40 Years 462
21.3.3 Three Gorges Area: A New Sediment Provenance and a Depleted Valley 463
21.3.4 Middle Yangtze: Sediment Sources and Sinks 463
21.3.5 The Lower Yangtze: Transfer of Sediment 466
21.3.6 The Yangtze Estuary: A Major Sediment Sink 466
21.4 Large-scale River Management – Three Gorges Dam and the Planned Water Transfer

PART III: MEASUREMENT AND MANAGEMENT
22 The Nile River: Geology, Hydrology, Hydraulic Society 471
by M. Gordon Wolman and Robert F. Giegengack
22.1 Introduction 471
22.2 Physiography 471
22.2.1 The Lake District 472
22.2.2 The Lowlands of Southern Sudan 472
22.2.3 The Ethiopian Tableland 472
22.2.4 The Cataract Reach 474
22.2.5 The Alluvial Nile 475
22.3 Geologic History 475
22.3.1 White Nile: Uganda, Kenya, Sudan 475
22.3.2 Egypt 476
22.3.3 The Blue Nile and the Atbara: Ethiopia 477
22.4 Climate and Climate Change 477
22.4.1 Introduction 477
22.4.2 The Region 479
22.5 Hydrology 481
22.5.1 Introduction 481
22.5.2 The White Nile 482
22.5.3 The Blue Nile 483
22.5.4 The Nile below Khartoum 483
22.5.5 The Nile Flows in Egypt 484
22.6 A Unique Record 484
22.7 The Nile and Hydraulic Civilizations 485

23 Patterns and Controls on Historical Channel Change in the Willamette River, Oregon, USA 491 by Jennifer Rose Wallick, Gordon E. Grant, Stephen T. Lancaster, John P. Bolte and Roger P. Denlinger
23.1 Introduction 491
23.2 An Approach for Interpreting Multiple Impacts on Large Rivers 493
23.3 Geologic Setting, Human and Flood History of the Willamette 495
23.3.1 Watershed Physiography and Climate 495
23.3.2 Geological Setting of the Willamette in Relation to Channel Stability 495
23.3.3 Study Length Delineation 497
23.3.4 Timeline and Consequences of Euro-American Interaction with Willamette River 498
23.3.5 Flood History of the Willamette River 500
23.4 Data and Methods for Measuring Historical Channel Change 501
23.4.1 Historical Channel Maps 501
23.4.2 Measuring Rates and Styles of Channel Change 502
23.4.3 Development of a Two-Dimensional Flood Model for Willamette River 503
23.5 Results: Patterns and Controls on Historical Channel Changes 503
23.5.1 McKenzie Reach, 1850–1995 503
23.5.2 Long Tom Reach, 1850–1995 506
23.5.3 Santiam Reach, 1850–1995 506
23.5.4 Summary of Willamette River Channel Change, 1850–1995 506
23.5.5 Flood Model Results 507
23.6 Discussion, Narrative of Historical Channel Change 507
23.6.1 Interpreting Historical Channel Change, 1850–1995 508
23.6.2 Extending Lessons learned on the Willamette to Other Large Rivers 511
23.7 Conclusion 513

24 Rivers And Humans – Unintended Consequences 517
by Stanley A. Schumm
24.1 Introduction 517
24.2 Armour 517
24.2.1 Missouri River 517
24.2.2 River Nile 518
24.2.3 Mississippi River 521
24.3 Hydrology 524
24.3.1 Platte River 524
24.3.2 Niobrara River 530
24.3.3 Middle Mississippi River 530
24.4 Conclusion 532

25 Large Rivers from Space 535
by Leal A.K. Mertes and T. Tamuka Magadzire
25.1 Introduction 535
25.2 Basin Characteristics 536
25.3 Valley Confi guration 537
25.4 Geomorphology 539
25.5 Water-Surface Elevation, Gradient and Discharge 542
25.6 Water Extent and Inundation Mapping 542
25.7 Mapping Sediment Concentration 542
25.8 Zambezi River – Water Type Mapping on Floodplains 546
25.9 Thermal Properties 546
25.10 Change Detection 548
25.10.1 Mesopotamian Marshlands 548

26 Channel Geometry Analysis Technique for the Lower Mississippi River by
Philip J. Soar, Colin R. Thorne, Oliver P. Harmar, David S. Biedenharn and C. Fred Pinkard
26.1 Introduction 553
26.2 Context 554
26.2.1 Lower Mississippi River Channel Geometry 554
26.3 Data Acquisition and Pre-Processing 556
26.3.1 Pilot Study Reach 556
26.3.2 Low Water Reference Plane 556
26.3.3 Separation of Bends and Crossings 557
26.3.4 Divided Channels 557
26.3.5 Pre-Processing Procedure for Hydrographic Survey Files 558
26.3.6 Data Projection 559
26.3.7 Cross-Section Screening 559
26.4 Analytical Approach and Methodology 560
26.4.1 Channel Geometry Analysis 560
26.4.2 Probability Analysis 561
26.4.3 Spatial Analysis 561
26.4.4 Temporal Analysis 563
26.5 Results 563
26.5.1 At-a-station Channel Geometry 563
26.5.2 Spatial Variability and Adjustments 563
26.5.3 Temporal Variability and Adjustments 563
26.6 Interpretation and Commentary 563
26.6.1 Channel Geometry Analysis 563
26.6.2 Spatial Analysis 568
26.6.3 Temporal Analysis 568
26.7 Conclusion 569

27 The Management of Large Rivers: Technical and Political Challenges 571
by Ian C. Campbell
27.1 Introduction 571
27.2 The Challenges of River Management 574
27.2.1 Technical Challenges 574
27.2.2 Political Challenges 576
27.2.3 Resources 579
27.2.4 Commitment and Political Infl uence 580
27.3 Management of Rivers in Developing Countries 581
27.3.1 Capacity 581
27.3.2 Need for Rapid Development 582
27.3.3 Lack of Inclusivity in Governance 582
27.3.4 Subsistence Use 582
27.4 Conclusion 583

28 The Physical Diversity and Assessment of a Large River System: The Murray-Darling Basin, Australia 587
by Martin C. Thoms, Scott C. Rayburg and Melissa R. Neave
28.1 Introduction 587
28.2 The Murray-Darling Basin 588
28.3 The Science Challenge for Assessing Rivers in the Murray-Darling Basin 591
28.3.1 The Theory 591
28.3.2 Application 593
28.4 Assessing the Physical Condition of Rivers at the Catchment Scale 596
28.5 The Physical Condition of Rivers in the Murray-Darling Basin 598
28.5.1 Functional Process Zones 600
28.6 The Geography of Disturbance 603
28.7 Conclusion 604

29 Climatic and Anthropogenic Impacts on Water and Sediment Discharges from the Yangtze River (Changjiang), 1950–2005 609
by Kehui Xu, John D. Milliman, Zuosheng Yang and Hui Xu
29.1 Introduction 609
29.2 Physical Setting 610
29.3 Data and Methods 611
29.4 Spatial Variations of Water and Sediment 611
29.5 Temporal Variations of Water and Sediment 613
29.5.1 Annual Variations 613
29.5.2 Monthly Variations 615
29.6 Discussion – Climatic and Anthropogenic Impacts 616
29.6.1 Climatic Impacts 616
29.6.2 Anthropogenic Impacts 619
29.7 Future Change and Coastal Responses 621
29.7.1 Water Discharge 621
29.7.2 Sediment Discharge 621
29.7.3 Coastal Responses 621
29.8 Climatic and Anthropogenic Impacts on Other Global Rivers – The Mississippi Example
29.9 Conclusion 622

30 Large River Systems and Climate Change 627 by Michael D. Blum
30.1 Introduction 627
30.2 A Brief History of Ideas 627
30.3 Fluvial Response to Climate Change: Some General Concepts 631
30.3.1 Continental Interiors: Uplift, Subsidence, and Climate Change 634
30.3.2 Continental Margins: Importance of Relative Sea-Level Change 637
30.4 Fluvial Response to Past Climate Change: Contrasting Examples 638
30.4.1 The Colorado River in Grand Canyon, Western USA 638
30.4.2 The Ganga-Brahmaputra System, India and Bangladesh 643
30.4.3 The Lower Mississippi River, South-central USA 646
30.5 Epilogue: Large Rivers and Climate Change, Past to Future 649

Readings on

Classification, architecture and evolution of large river deltas by Kazuaki Hori and Yoshiki Haito

 

Esta imagen que sigue es del más puro imaginario mecanicista. Ninguna de ellas acerca sol. Estas simpáticas adicciones a facilismos geométricos deductivos congelan el valor y complejidad de los enlaces termodinámicos entre sistemas naturales olárquicos abiertos.

 

La descripción y temporalidad de los procesos de sedimentación y transporte no lograría ser + difusa

Los autores reconocen transporte por deriva litoral, pero desconocen los aportes que las energías convectivas del Amazonas hacen a esta. Toda la cosmovisión es mecánica.

 

Sedimentology and stratigraphy of large river deposits: Recognition in the ancient record, and distinction from incised valley fills by Christopher R. Fielding

New insights into the relationships between fluvial valley and the channels contained within them are coming through thermodynamic fenomenology. ver /convec2.html

 

Effects of Tectonism, Climate Change, and Sea-level Change on the Form and Behaviour of the Modern Amazon River and its Floodplain 115
by Leal A.K. Mertes and Thomas Dunne

Of course, LGM have induced many paths; but the main source of comprehension comes from understanding sun relations on convective streams. The extraordinary low gradients could some day help to change the image of gravitational dreams.

The main deformation of an entire river system depends on human perturbation and trogloditic extrapolations of gravitational fields.

Being Amazon river free from recognizable anthropogenic influences, stills offer us the virginal view of an extraordinary natural resource where to learn some lessons.

Tidal influence extends nearly 1000 Kms upstream into the estuary, due to the low river gradient, but this doesn't impede to express its extraordinaries outflows records. The main reason comes from the 885 Cal by cm2 that enters in convective batteries at Manaos.

 

Far from 100 Km out to the sea, 650 kms to the NW are more atractive to improve surprise.

 

The dramatical declinements of downstreams at Obidos does not appreciate how spatial density of lakes on the floodplain surface could be translated into convective energy, acting these shallow waters as sensitive batteries. The drama is for mechaniccal cosmovision. But natural resorces of Amazon river are stil free of human dogmas.

Just look the paths and the huge amounts of sediments deposited at the continental border.

Better start to considere floodplains in terms of convective battery efficiency. Critical times should be that of LGM, mainly due to low battery efficiency of these floodplains to retain and transmit sun energy to waters with additional huge sedimentary charges

 

The Mississippi River System by James C. Knox

Es temprano y es tarde para hacer balances de los desastres operados por el hombre en la cuenca del Missisippi. La gloria de la hidraúlica norteamericana tiene aquí aún pendientes unos cuantos balances de fuego. Menos mal que cuenta en la salida con el auxilio de fuertes corredores externos.

Ese es precisamente nuestro principal problema. No hemos prospectivado en nada el devenir del área de 80 a 100 Km2 que media entre el Tigre, los embancamientos del Dock Sud, el Emilio Mitre y la ribera urbana, con enormes energías bloqueadas que pretenden ser en asfixias multiplicadas. El vuelco de barros dragados del Emilio Mitre, sumado a los 4.000.000 de m3 de efluentes diarios, más los del mantenimiento del puerto y sus canales de acceso, son la prueba del abandono de las más elementales consideraciones mínimas.

Los dos gráficos que siguen pertenecen al Cap VI de Kazuaki Hori and Yoshiki Haito

Todos estos trabajos exponen sobrada vocación atrapándonos en la belleza de los ríos. Y no obstante advertirlos a todos ellos en extremo ajenos a la primerísima energía que los mueve, merecen reconocimiento de Vida y tremendos esfuerzos por intentar alcanzar comprensión sin acceso a la más preciosa de las energías. Tremendo abismo pretender deducir gravitación donde no la hay. Que la mayor sorpresa les alcance algún día gratificación.

Gracias siempre adeudo a mi Querida Musa Alflora Montiel que a diario me despierta.

Francisco Javier de Amorrortu, 12/9/11

Aquarius

Tres semanas después de haber expresado convicción de que el Amazonas hacía un largo camino por el océano para dejar su carga sedimentaria en el mismo talud continental, recibo noticias del satélite Aquarius evaluando la carga de sal superficial de los océanos. No sólo confirma con creces esa propuesta, sino que muestra el abrupto cambio tras dejar su carga en el talud.

De todas maneras, estas lecturas son de los primeros 10 cm de la superficie y es bien probable que el corredor de flujos del Amazonas, si bien dulce y más liviano, viaje más profundo de lo imaginado en razón de la pesada carga sedimentaria que acarrea. Por ello, el nivel de salinidad en el corazón de ese corredor cabe imaginarlo sustancialmente más bajo. Una vez descargada en el talud su presencia disminuye en forma sustancial para dar lugar a mediciones de menores diferencias.

Disociaciones térmicas y de polaridad que se verifican merced a mayor resolución de imagen

Estas lecturas son las primeras realizadas por el satélite comenzando su tarea el 25 de Agosto y cerrando su entrega el 11 de Septiembre.

Muchas Gracias Querida Alflora por Tu Visión.

Francisco Javier de Amorrortu, 22 de septiembre del 2011