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Urgencias atadas a la resurreción de pulsos del Riachuelo
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A mi Querido Padre


En primer lugar, abran lugar, aún sin laboratorio apropiado, a consideraciones de termodinámica para el estudio de la deriva litoral y las salidas tributarias estuariales con apropiada documentación satelital que estimule estas comprensiones.

De aquí salgan fortalecidas las diferencias entre las voces río, ría y estuario.

La voz “río”, acerca en las griegas reo, reos, fluir, flujos (de aquí la voz “reología”), los correlatos más importantes que reconoce nuestra imaginación; a excepción de aquellos que fluyen como por milagro en las planicies extremas. Los ríos, salvo los deltarios (Caraguatá, Arias, etc), reconocen una sola dirección de flujos.

La voz “estuario” apunta a lo que se quema, a lo que se calienta, a lo que se prende fuego. Así lo señala la raíz indoeuropea: *aidh, quemar. Voces emparentadas a "estuario": estiaje: caudal mínimo de un río, estero o laguna; estuante: encendido, excesivamente caliente. De aquí también: estío y estero.

Hay ámbitos hidrogeomorfológicos que reconocen al igual que los estuarios, las energías presentes de los flujos en descenso de los tributarios en él, y los reflujos mareales en sentido contrapuesto.

Pero a esos otros ámbitos, las relaciones de ancho y profundidad los descubren como “rías”.

Si bien a las “rías” también les cabe mirada a termodinámica, es en los estuarios donde resulta elemental la mirada mucho más sensible a termodinámica e hidrotermogeomorfología (de aquí los cordones litorales).

 

Es muy importante poner atención a los textos que siguen, ya reproducidos en boca 13.html , pues ponen a estas, nuestras conceptualizaciones, frente a ricos problemas metodológicos de los cuales sacamos conclusiones y provechos inesperados, nada comunes.

En el Balance y dinámica de nutrientes principales en el Río de la Plata interior  de Patricia Jaime y Angel Menéndez, investigadores del INA , se lee:

“La ecuación de balance de masa” que asiste el modelo WASP5 para las sustancias disueltas en un cuerpo de agua considerando toda la materia entrante y saliente a través de cargas directas o distribuidas, los transportes advectivos y difusivos y las transformaciones físicas, químicas y biológicas...

imaginando útil a ello, una descripción introductoria a la geometría de los segmentos de flujo, que deberá considerar en primer lugar sinceramientos básicos y suficientemente claros para ayudar a una legión de desorientados en todos los órdenes; desde académicos, hasta judiciales.

Por ello, cuando vemos se refieren a "dispersión debida al gradiente vertical", completamos que estos flujos responden a los movimientos ascendentes descendentes propios de los procesos naturales de convección interna;

y cuya permanente presencia en las franjas en donde hace acto de presencia la "deriva litoral", es en todos los estuarios, inocultable e invalorable para sostener memoria de salida a todos los tributarios en las márgenes estuariales.

Esa memoria convectiva natural interna, es también responsable de la hipersincronicidad con respecto a los reflujos mareales que cargan las derivas litorales estuariales.

Por ambos motivos: por ser madre de todas las salidas tributarias y asistente de hipersincronicidad mareal, no lograría ser ninguneada apuntándole la sóla misión de ser agente dispersor vertical. En cualquier estuario, y en el nuestro en particular, es mucho más que eso.

La convección natural externa, refiriendo del despegue del sistema positivo interior para acoplarse a los flujos en descenso tras dar un amplio giro en 180°, es aquella que los autores relacionan con el segmento de flujos que atiende la dispersión lateral, cuyo nombre cabe acreditar como "convección natural negativa exterior".

Ambos comportamientos son observables a simple vista en imágenes satelitales; y no tan simples de mensurar con nuestros pocos y pobres cerrentómetros.

De hecho, el INA nunca ha publicado, ni parece haber realizado estudios sobre la deriva litoral en nuestras riberas estuariales urbanas. Ni siquiera en el viejo abandonado corredor de flujos costaneros urbanos, cuyos flujos longitudinales son más simples de considerar.

Si no han hecho estudios de la deriva litoral, ni de su vecino corredor de flujos costaneros urbanos, cabe adelantar que están haciendo estudios en otro planeta; pues la miseria que nos preocupa está concentrada en áreas de la deriva litoral y en el bloqueo de salida de los tributarios que apuntamos: Riachuelo y Aliviador.

En adición de dificultades, este par de segmentos de flujo resultan en ambos casos, imposibles de ser incluídoss en los procesos de un laboratorio de mecánica de fluidos como el del INA en Ezeiza, porque estos flujos, respondiendo a comportamientos descriptos por la termodinámica, no están habilitados a su modelación en él.

Por ello, conforma un acto de elemental sinceridad apuntar estas limitaciones de nuestros técnicos para modelar con ellas. Sólo se han limitado a reconocer muy finalmente, que los coeficientes de participación en la ecuación de balance de masa dista de considerarlos con la importancia que ellos merecen.

Esta confesión, repito, es tardía, incompleta, veladora de muchos procesos y muy insuficiente para la honestidad con que deberíamos asistir a la causa del Riachuelo, de las riberas estuariales y del Aliviador del Reconquista.

Hasta que la palabra "termodinámica" no esté instalada en el centro de estos estudios, seguiremos actuando como las avestruces.

Todos los textos en bastardilla son de mi autoría. FJA

Sigue el Balance de nutrientes principales del río de la Plata interior, de los investigadores del INA Patricia Jaime y Angel Menéndez, Págs. 17 y 18:  

Fisher (1967b) observó que, en canales naturales y estuarios, el efecto del gradiente horizontal es dominante, a tal punto que en muchos casos la dispersión debida al gradiente vertical puede despreciarse.

Freno a este aserto de Fisher: ¡¿Cómo va este señor a despreciar el gradiente vertical, si es precisamente el que saca todos los tributarios estuariales del planeta por convección interna dentro de los cordones?! FJA

Más adelante siguen los mismos autores diciendo:

El uso de la ecuación (3.3.23) en estuarios puede ser cuestionable ya que ha sido verificada sólo para flujo estacionario con una relación ancho/profundidad máxima de 60; y en estuarios esta relación puede ser del orden de 600. Y en algunas áreas de nuestro estuario pueden incluso serlo de relación 1 en 3000. FJA

Siguen los mismos investigadores:

Sin embargo, a falta de otra información se la usa para estimar los efectos de la distribución transversal de velocidades en estuarios.

Se observa que el efecto de la marea reduce significativamente la intensidad de la dispersión por gradiente transversal de velocidades (el parámetro Tl’ toma valores muy inferiores a 0,1), por lo que resulta dominante la dispersión por el gradiente vertical de velocidades.

Menos mal que son sinceros. ¡Por fin vemos cómo dan vuelta la tortilla!

Ayudarían a despejar viejos fantasmas si nos explicaran por qué nunca aparece la famosa "ola oblicua" en sus modelaciones. Ola que fuera cimentadora por siglos de tantos dogmas en dinámica costera y en sedimentología. ¿Acaso tienen miedo de enfrentarse con el ejército de catecúmenos que siguen invocando a la "ola oblicua"?

A cambio, nos hablan de "dispersión vertical y transversal" que son procesos convectivos naturales, internos y externos, que así nos instalan en territorios de termodinámica.

En el balance de silencios y confesiones, vamos mejorando. Y es comprensible que no quieran referirse a las limitaciones que tiene su hermoso laboratorio de mecánica de fluidos. Pero no alcanzo a comprender cómo siguen ignorando el valor que alcanzan las imágenes satelitales para abrir miradas a estos procesos y a nuestras concretas espeluznantes urgencias.

¿Dónde están publicados esos archivos de imagen? Los míos están en la web y no me han costado un centavo; ni el capturarlas, ni el procesarlas, ni el editarlas y publicarlas. ¿Cuál es el problema de avanzar con imágenes, aunque no haya laboratorio para modelar? ¿Cuántas decisiones se toman a diario en todos los órdenes de la Vida, sin modelación matemática, pero abriendo los ojos?!

Si volvemos al principio veremos cómo, al descubrir dominante la dispersión por el gradiente vertical de velocidades, han concluído en todo lo contrario de lo que decía Fischer, cuyas opiniones, a lo mejor, han sido muy estimadas en el desarrollo del modelo wasp5.

Por eso vuelvo a insistir, ¿por qué no miran esa franja que llamo de "hidrotermias" en el rincón de San Isidro y que en lugar de tener 150 a 180 mts de ancho, tiene 4 Kms? (Tan a la deriva y tan excedida de peso no tiene sentido llamarla deriva litoral, pero sí comenzar a estudiarla, a comprenderla).

Convecciones internas montadas en la deriva litoral cuya hipersincronicidad mareal las lleva en dirección contraria al imaginario construído con mecánica de fluidos.

Allí, en ese sector sanisidrense van a encontrar todas las sorpresas que ningún modelador querría considerar, sin disposición a volverse loco.

No sólo entonces cabe mirar con mucha mayor atención a los procesos de convección interna de traslación vertical (ascendente-descendente), sino a las relaciones de ancho-profundidad, que por ello reconocen variaciones de comportamiento: que en un caso favorecen a las convecciones internas responsables de las traslaciones verticales y en otro, a las externas responsables de las transversales. Para acelerar la dispersión lateral necesitamos un estuario menos ancho y más profundo.

De estas diferencias que proponen los distintas relaciones de ancho-profundidad estuariales, proponemos sacar partido interveniendo en el sector encerrado por sedimentaciones y refulados paralelos al Emilio Mitre que ya han dejado prácticamente encerrado al sector entre San Isidro y más allá de Palermo.

Las prospectivas de avances deltarios naturales no nos dejan otra alternativa que mirar estas cuestiones con inevitable urgencia y aplicación; para al menos prolongar un par de siglos el encierro mediterráneo del setor Norte de la gran ciudad. Cruzarse de brazos no sirve de nada.

El tema es, que para semejantes intervenciones hay que tener dónde aplicar los refulados de las profundizaciones de cauces, con la mayor cercanía e inteligencia posibles.

Siendo entonces, repito, las riberas estuariales urbanas desde San Isidro hasta el Dock Sur las que piden a gritos mucho más finas consideraciones.

Comenzar a estructurar estas nuevas conceptualizaciones nos abrirá a extensos panoramas de atenciones que serán entonces prácticamente imposibles de olvidar.

Así por caso, las razones que impiden al Riachuelo fluir las 24 hs del día por el borde estuarial.

Las razones que lo cargan de precipitación sedimentaria en su interior. Ambos, temas que acabamos de tratar en las páginas inmediatas anteriores.


La necesidad de comenzar a recuperar de inmediato las mayores energías posibles para el antiguo corredor natural de flujos costaneros. Y para ello aplicar los 40 millones de dólares anuales que la Nación aporta al sostén del plan maestro provincial, proponiendo que unas cuantas dragas que hoy operan en el Salado inferior lo hagan en la costa urbana del gran Buenos Aires.

Estas obranzas aún tienen que entender el mensaje que les alcanzó el Prof. Dr. Gregori Koff respecto del desastre geológico generado por humanos en las salidas de las canalizaciones en la bahía de Sanborombón.

De no entender esas advertencias, todo el trabajo de las dragas será allí inútil.

Por otra parte, con las estimaciones sobre el ciclo de sequías que nos regala el INA, apuntan a sostenerse bastante más de una década. Las urgencias no están allí, sino aquí.

A recuperar con ellas la reorientación del San Antonio hacia el corredor de flujos costaneros con limpieza y decisión, tras haberle adosado el  Vinculación, que sólo en mínimo grado recorrerá su traza inmediata anterior.

La disminución de caudales de los tributarios por los años de sequía anunciados, se hará notar. Por ello, las energías de estos cuerpos de agua serán cada vez más preciadas.

Recuperar la draga de corte aplicada por estrategia de Hallcrow a los dragados en el Emilio Mitre, y perdida hace 6 años en un incendio en Centroamérica, es algo más que fundamental.

Evitar seguir volcando los dragados de la draga de arrastre en el Km 26 del canal de acceso.

Abocarse al estudio integral de las transformaciones sufridas a ambos lados del Emilio Mitre; y las ventajas e inconvenientes de seguir fortaleciendo los perfiles subfluviales casi aflorantes, refulados al Este y sedimentados al Oeste.

De advertir las ventajas de su fortalecimiento, plantear el inmediato fortalecimiento de los flujos del canal del Este y del Desaguadero para que alcancen sus  energías al corredor de flujos que barrerá las áreas que afloren al Oeste del Emilio Mitre.

La misma estrategia aplicar  a los flujos del canal de los Pozos del Barca Grande, para que asista como corredor de flujos costanero de las áreas aflorantes al Este del Emilio Mitre.

Aplicar los flujos de la boca falsa del Paraná de las Palmas para barrer el centro de las áreas nuevas a crear.

Aplicarse, tras los estudios de factibilidad, a gestionar la política de creación y desarrollo, en parte mancomunado entre ciudad y Provincia, de las aplicaciones de consolidación mixtas con refulados y rellenos de basura cuya estrategia distributiva habrá que considerar como una de las metas más delicadas;

a las que cabrá el máximo control de seguimiento, pues sus materias críticas deben concurrir desde el principio y por un tiempo muy prolongado al desarrollo y sostén de usos previamente estimados, con la mayor sinceridad en sus cuidados.

Paralelamente al estudio de este frente no deltario artificial comenzado a fundar hace más de 35 años, cabe hacer muchos mayores estudios en los avances del frente estuarial central, que tienen en los afloramientos y subafloramientos de Oyarvide y alrededores, proyecciones similares o tanto mayores que las artificiales junto al Emilo Mitre; y que distan de aparecer "longitudinales", o peninsulares como el cuasi gestado sobre el Emilio Mitre.

Entre estos estudios cabe poner mucha atención al tapón de flujos creado por el hundimiento de una embarcación a la salida del Paraná Miní y su posterior sedimentación bloqueando la salida y propiciando el fortalecimiento de la deriva litoral en un área, a ambos lados del canal de los Pozos del Barca Grande, con grandes transportes sedimentarios responsables de los desarrollos insulares, inusuales hace 40 años.

Es muy importante estudiar la estrategia de favorecer los desarrollos longitudinales del frente deltario que acompañen los grandes cursos de flujos centrales y costaneros urbanos.

De manera de alejar la sostenida inercia que por abandono de estudios delicados hoy nos acerca, sin alardes de imaginación, la estimación de una ciudad mediterránea con un hediondo charco de gestación centenaria en los aprox. 80 Kms  cuadrados que median entre el Emilio Mitre y las riberas urbanas, desde Palermo hasta San Isidro.

Por supuesto, las urgencias no terminan aquí. Pero por aquí siento que deberían empezar.

Para resolver, ya la novedad de la resurrección de los pulsos del Riachuelo, como las necesidades que un gran sector del Gran Buenos Aires y la ciudad de Buenos Aires tienen para encontrar un lugar más apropiado para depositar sus basuras lejos de las inmediatas riberas urbanas y en áreas con flujos muy fortalecidos; y a fortalecer aún más con estrategias cuasi naturales apropiadas.

Atrás de estos desarrollos estratégicos vienen enhebrados de inmediato: el traslado del Puerto turístico de Buenos Aires, (los puertos de cargas, sin discusión otra que la de oscuros y bien mezquinos intereses, ya tienen asegurado mucho mejor destino en el curso del Paraná de las Palmas y del Paraná Guazú),

el traslado del aeroparque metropolitano,

el traslado de los clubes náuticos,

la creación de una extensísima área balnearia de aguas limpias, (que dependerán en su limpieza de la eliminación de las múltiples bocas del emisario de hidrocarburos que viene de Campana desde hace más 40 años),

la multiplicación del transporte fluvial entre ambas riberas promoviendo la involuntaria dispersión lateral de tantos vertidos que son de nunca acabar,

la prohibición de construcciones en alturas superiores a los 6 metros sobre la cota de nivelación; y la determinación para recién después de los primeros 30 años que llevará la primera etapa de consolidación y comienzos de estabilización, de un factor de ocupación de suelo que no supere el 5% con  un FOT máximo del 7%, que impidan todo tipo de desarrollo ajeno a los espacios recreacionales;

y que así garanticen la máxima ventilación de la zona por muchos siglos;

vigilando siempre las alteraciones en las convecciones atmosféricas que puedan perjudicar las ventilaciones de la gran ciudad lindera.

El crecimiento posterior al 2070 no supere el 1% del FOS por década. Esta lentitud será suficiente para valorar los beneficios y perjuicios que nos esperan.

Así lograríamos abrir sueños al tricentenario.

Si las estrategias para fundar una casa consideran la obligación que su construcción aporte criterio para sostenerse en pie al menos 30 años;

y a la gestación de la mirada urbanística le cabe promover anticipos no menores a los 60 años;

y las prevenciones que evitan los asentamientos humanos en valles y planicies de inundación sostienen merced a criterios de hidrología urbana apoyo en lluvias de recurrencias de 100 a 500 años;

así estas miradas a creación de entornos extraurbanos a distancias nunca menores a los 7 y 10 kilómetros de las riberas urbanas que antiguas decisiones involuntariamente han hecho casi aflorar (ver creación de áreas nuevas y viejos anticipos de miradas ya expresadas); a nuestro imaginario le cabe descubrir aplicables a proyectos que regalen utilidad y alegría por muchos años.

Seguirán páginas que de inmediato extiendan pormenores de las etapas primarias de proyección y adelanten algo del sendero y utilidad de estos desarrollos.

Gracias te debo Querida Alflora por darme a soñar.

Francisco Javier de Amorrortu, 18/9/08